Trincheras en Quijorna
La venta de s¨ªmbolos fascistas y el homenaje de la alcaldesa a los ca¨ªdos del bando franquista ha reavivado la dolorosa historia de la localidad
Quijorna es un pueblo peque?o, tranquilo y normal, rodeado de tierras de labor. En fiestas, sus habitantes beben copas en una carpa y en los puestos se venden pulseras y camisetas de los Ramones. Hay ni?os corriendo por las calles, otro n¨²mero similar de ancianos caminando muy despacio y una ecoescuela con paneles solares donde los lunes, cuando los padres recogen a sus hijos al terminar las clases, suena la m¨²sica de Bach; los martes, Haydn; los mi¨¦rcoles, Bethoven; los jueves, Satie y los viernes, Charlie Parker.
Los recientes acontecimientos de las ¨²ltimos dos semanas han sacado a relucir otras singularidades del pueblo. El pasado 28 de septiembre la ecoescuela sirvi¨® para acoger un mercadillo militar autorizado por el Ayuntamiento -lo subvencion¨® con 700 euros, seg¨²n fuentes de la Comunidad de Madrid- en el que se vend¨ªan banderas preconstitucionales, p¨®steres del dictador Francisco Franco, calendarios de Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera, fundados de Falange, tejidos y llaveros con esv¨¢sticas nazis... La alcaldesa, Mercedes Garc¨ªa (PP), visit¨® la feria y no le dio trascendencia al colmado de merchandising franquista y fascista ¡ªtambi¨¦n hab¨ªa banderas del sol naciente, en representaci¨®n de Jap¨®n, uno de los pa¨ªses que integraron el Eje junto a la Alemania de Adolf Hitler y la Italia de Benito Mussolini en la Segunda Guerra Mundial¡ª que se vend¨ªa en paralelo a objetos militares de ¨¦poca.
Lejos de darle importancia a la presencia de stands con parafernalia ultraderechista a la venta sin nada que ver con la historia militar, con bufandas de ultras de clubes f¨²tbol con un ¨¢guila imperial como ense?a no escogida aparentemente al azar, o parches con la calavera insignia de las SS Totenkop, la regidora coloc¨® al d¨ªa siguiente en un monolito situado en la parte trasera de la iglesia de Quijorna una placa a ¡°los ca¨ªdos por Dios y por Espa?a del 6 al 8 de julio de 1937¡± en la Guerra Civil. Es decir, a los soldados del bando sublevado que murieron ante el Ej¨¦rcito Republicano dentro de lo que se conoci¨® como la batalla de Brunete. Los historiadores no se ponen de acuerdo en la cifra de v¨ªctimas en la que result¨® ser uno de los principales episodios del conflicto, con entre 20.000 y 50.000 muertos en la zona.
El revuelo por el mercadillo fascista y el homenaje de la alcaldesa a las v¨ªctimas de una sola parte prendi¨® los d¨ªas siguientes, en los que se buzone¨® por todo el pueblo un escrito, con el logotipo del Ayuntamiento, en el que Garc¨ªa defend¨ªa su gesti¨®n. Garc¨ªa dio el paso animada por la falta de sanci¨®n del PP de Madrid, que tan solo la oblig¨® a pedir disculpas ¡ªpese a que muchos responsables ped¨ªan ¡°contundencia¡±¡ª por si hab¨ªa herido alguna sensibilidad ¡°sin ninguna intenci¨®n¡±. Resulta que s¨ª que lo hizo.
La escalada de tensi¨®n que se masca en Quijorna pareci¨® alcanzar su c¨¦nit la noche del mi¨¦rcoles al jueves de esta semana, cuando un grupo de miembros de Yesca antifascista arranc¨® la placa dorada del monolito con un destornillador y ech¨® pintura roja sobre la piedra. ¡°No merecen monumento ni homenaje alguno, sino nuestro m¨¢s profundo desprecio¡±, dijeron en un comunicado en el que homenajeaban a Oliver Law, el primer brigadista negro que lider¨® un escuadr¨®n en la Guerra Civil, y que muri¨® el 9 de julio de 1937 muy cerca de Quijorna, en el Cerro del Mosquito de Villaviciosa de Od¨®n.
Ya en la tarde del jueves, seguidores entrados en edad del partido de ultraderecha Alternativa Espa?ola se dedicaron a repartir folletos por la localidad. El viernes por la tarde, la Guardia Civil reforz¨® el primer d¨ªa de las fiestas locales con un dispositivo especial, reforzado con integrantes de otros municipios. Este s¨¢bado, una falsa amenaza de bomba oblig¨® a desalojar la iglesia y a cancelar la misa matutina en homenaje a la patrona del municipio, la Virgen del Pilar.
En fin, que en Quijorna, est¨¢n resurgiendo algunos viejos temores y s¨ªmbolos de otras ¨¦pocas. En el pueblo, donde se refieren a la alcaldesa como La Civilona (es hija de un guardia civil), sostienen que Garc¨ªa, sostenida por Esperanza Aguirre, ¡°se ha quitado la careta en el ¨²ltimo a?o¡±. ¡°Se ha acompa?ado adem¨¢s de un grupo de personas muy conservadoras y con afici¨®n a la cultura militar¡±, dice un vecino que no quiere dar su nombre por temor a represalias.
Uno de los hombres de confianza de Garc¨ªa es Jos¨¦ Luis P¨¦rez Maroto, el primer teniente de alcalde. Cuando se le pregunt¨® por la venta de imaginer¨ªa franquista, P¨¦rez Maroto replic¨® que no pod¨ªa decir de Franco ¡°si era bueno o malo¡±. ¡°No puedo opinar de algo que no he vivido", dijo. Ayer, P¨¦rez Maroto no quiso explicar por qu¨¦ ha cambiado la bandera espa?ola preconstitucional que ten¨ªa como imagen personal de WhatsApp por una del cavallino rampante de la escuder¨ªa Ferrari.
¡°En este pueblo siempre hay que empezar de cero¡±, resume una vecina en la plaza del pueblo. La torre de la iglesia es lo ¨²nico que qued¨® en pie en el municipio tras la batalla de Brunete. Hubo que reconstruir todo el pueblo, a lo que contribuy¨® Franco apadrin¨¢ndolo ¡ªde vez en cuando se acercaba a cazar por los alrededores¡ª y destinando ayudas a trav¨¦s de la Direcci¨®n General de Regiones Devastadas para erigir por ejemplo la calle principal de la poblaci¨®n. En sus casas bajas viven unos 3.000 habitantes, muchos de los cuales trabajan en Madrid, a 40 kil¨®metros. Algunos aut¨®ctonos hablan de c¨®mo el silencio se impone en los asuntos que tienen que ver con aquellos a?os de guerra. ¡°Mucha gente que huy¨® tuvo que regresar al pueblo y hacerse franquista para sobrevivir. Hubo quien prefiri¨® olvidar. Todav¨ªa sigue habiendo temor a hablar¡±, relata una de las vecinas bajo la condici¨®n de anonimato. Otra muestra su enfado por la pegatina con una cruz gamada con la que su hijo peque?o apareci¨® por casa el d¨ªa del mercadillo con iconograf¨ªa ultraderechista: ¡°El tipo que se la dio le dijo ¡®Gu¨¢rdatela, no se la ense?es a tus padres, ?eh?¡±.
Enfundada en una camiseta verde en la que defiende la educaci¨®n p¨²blica, Azucena Concejo, la ¨²nica concejal socialista (hay seis del PP y cuatro del Grupo Independiente), s¨ª que habla. Con nombre y apellidos. ¡°No se pueden consentir semejantes homenajes y actos fascistas. Deber¨ªan estar condenador, como en otras partes de la Uni¨®n Europea. Debemos tener una legislaci¨®n com¨²n que impida situaciones tan lamentables¡±, expone. Florentino Serrano, exalcalde y portavoz del Grupo Independiente, ha pedido a Aguirre, en un escrito que present¨® en la sede del PP en G¨¦nova, que deje de respaldar a Garc¨ªa. Tambi¨¦n ha interpuesto una denuncia ante la Fiscal¨ªa General del Estado, que se ha pronunciado e investigar¨¢ qu¨¦ se vend¨ªa en lo que en teor¨ªa era una feria de coleccionismo militar.
V¨ªctor de Miguel Rufes, de Orders & Medals, vend¨ªa medallas y condecoraciones de la II Guerra Mundial militares y se queja ¡°del da?o¡± de algunos vendedores con los que coincidi¨® en Quijorna. ¡°Lo que vend¨ªan estaba totalmente fuera de lugar en una feria dedicada al coleccionismo militar¡±, sentencia, preocupado por la imagen que se transmite del sector. El Pabell¨®n de Convenciones de la Casa de Campo tiene previsto acoger del 30 octubre al 1 de noviembre la XLII Bolsa No Solo Militaria, dedicada a los objetos militares de ¨¦poca.
Mientras, los vecinos y pol¨ªticos de la oposici¨®n lamentan que el pueblo haya pasado a ser conocido por la feria militar del colegio p¨²blico Pr¨ªncipes de Asturias. Antonio Jim¨¦nez, de la Fundaci¨®n Don Rodrigo, que aport¨® a la muestra unos veh¨ªculos militares de ¨¦poca, asegura que el ¨²nico inter¨¦s de todos los participantes era cultural e hist¨®rico. ¡°El asunto se ha sacado de contexto¡±, dice por tel¨¦fono. ¡°No veo nada malo en vender esos s¨ªmbolos si no hay intenci¨®n de usarlos pol¨ªticamente. Es una cuesti¨®n hist¨®rica¡±, argumenta. Cuando se le recuerdan los lazos de Alonso Ruiz de Castro, presidente de la Fundaci¨®n Don Rodrigo con el partido nacionalsocialista Bases Aut¨®nomas, Jim¨¦nez dice que es un asunto del pasado. ¡°Estamos hablando de una cosa que ocurri¨® hace 30 a?os y la fund¨® su hermano [Carlos Ruiz de Castro]. El rey jur¨® los principios del movimiento y no lo vamos a llamar fascista ?no? La gente puede cambiar¡±, concluye.
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