El artista que el pudor abort¨®

Conoc¨ª a Miquel T¨¤pies en 1966 cuando visit¨¦ su padre por primera vez. Si mal no recuerdo era un ni?o de unos cinco a?os y acababa de ser protagonista de un cuento ilustrado con fotograf¨ªas de su persona que su padre me mostr¨® satisfecho. Era muy t¨ªmido y me impresion¨® mucho su mirada. No volv¨ª a encontrarle hasta que el proyecto de la Fundaci¨®n T¨¤pies no estuvo en marcha y entonces lo frecuent¨¦ asiduamente y entablamos una amistad pr¨®xima y especial.

Miquel sent¨ªa reverencia por la persona de su padre y un amor sin l¨ªmite por su obra. Durante largos a?os estuvo al frente de la fundaci¨®n y s¨®lo se desvincul¨® del cargo para reflexionar y tomar distancia despu¨¦s de la muerte de su progenitor. Recuerdo su entusiasmo y su generosidad por las grandes exposiciones del pintor que hizo la instituci¨®n en las que no escatim¨® esfuerzos. Tambi¨¦n ten¨ªa una gran sensibilidad musical y una profunda capacidad creativa que por pudor no llego a ejercer. Fue una l¨¢stima, pues estaba dotado para el arte.

Dirigi¨® con rigor cient¨ªfico la catalogaci¨®n completa de la obra de su padre. ?ltimamente se dedicaba a ordenar la extensa documentaci¨®n que T¨¤pies hab¨ªa dejado, un trabajo que le produc¨ªa una gran impresi¨®n. Su muerte deja una herida profunda en el alma de todos los que le quer¨ªamos.

Antoni Llena es escultor.