Legalistas de pacotilla
El PP quiso convertir a las v¨ªctimas del terrorismo en un poder f¨¢ctico y ahora es prisionero de su propia t¨¢ctica
Desde finales del verano de 2012 no ha habido d¨ªa sin que un poderoso complejo pol¨ªtico, medi¨¢tico e intelectual con epicentro en Madrid rechazara y descalificase la demanda de una consulta de autodeterminaci¨®n en Catalu?a con el argumento supremo de que tal consulta romper¨ªa la legalidad, vulnerar¨ªa la Constituci¨®n; y ¡ªsi me disculpan el latinajo¡ª extra Constitutionem nulla salus. Cuando algunas voces jur¨ªdicas (el profesor Francisco Rubio Llorente; el fiscal superior de Catalu?a, Mart¨ªn Rodr¨ªguez Sol...) han admitido la legitimidad democr¨¢tica de un refer¨¦ndum si la mayor¨ªa lo reclama, y apuntado v¨ªas legales para hacerlo posible, esas opiniones fueron desde?adas y, en el caso del fiscal, le valieron la destituci¨®n. Todav¨ªa la pasada semana, el canciller espa?ol Garc¨ªa-Margallo quiso zanjar la cuesti¨®n con una frase enf¨¢tica: ¡°Salvo en la jungla, la democracia se ejerce en el Estado de derecho¡±.
Bien, pues de repente una gran parte de aquel complejo de siglas, cabeceras y firmas presuntamente tan devotas de la legalidad, se ha mudado a la jungla. Ha bastado la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) anulando la aplicaci¨®n retroactiva de la doctrina Parot para que no solo las asociaciones de v¨ªctimas del terrorismo, sino tambi¨¦n importantes sectores del Partido Popular y, con especial ¨ªmpetu, esos columnistas que arremeten a diario contra el soberanismo catal¨¢n desde los parapetos de la ley y la Constituci¨®n, hayan pasado a reclamar el desacato a Estrasburgo y, por ende, la insumisi¨®n al Estado de derecho.
?Qu¨¦ les importa que, seg¨²n la Constituci¨®n (art¨ªculo 25.2), las penas de prisi¨®n deban estar ¡°orientadas hacia la reeducaci¨®n y reinserci¨®n social¡±? ?Qu¨¦ m¨¢s les da que el C¨®digo Penal no contemple la cadena perpetua, o que la irretroactividad de las leyes sea un principio jur¨ªdico elemental en democracia? Para esa escuela de pensamiento ¡ªpor llamarla de alguna manera¡ª, el legalismo es de quita y pon, y las sentencias solo deben cumplirse si coinciden con las propias fobias ideol¨®gicas: la del Constitucional contra el Estatuto, una maravilla; la del TEDH contra la doctrina Parot, una cat¨¢strofe, un disparate y encima una ingerencia extranjera.
El PP, que contra Rodr¨ªguez Zapatero quiso erigir a las v¨ªctimas del terrorismo en un poder f¨¢ctico, es ahora prisionero de su propia t¨¢ctica
La reacci¨®n de las asociaciones de v¨ªctimas es humanamente comprensible y respetable. Tambi¨¦n para unos padres cuyo hijo ha muerto en la carretera, arrollado por un conductor borracho o drogado, el culpable deber¨ªa pudrirse en la c¨¢rcel; pero a nadie se le ocurre atribuir a las v¨ªctimas de accidentes de tr¨¢fico un derecho de veto sobre la Ley de Seguridad Vial o sobre el cumplimiento de las penas por conducci¨®n temeraria. El PP, que contra Rodr¨ªguez Zapatero quiso erigir a las v¨ªctimas del terrorismo en un poder f¨¢ctico, es ahora prisionero de su propia t¨¢ctica, y tendr¨¢ que capear la indignaci¨®n de una serie de asociaciones, fundaciones y plataformas que, en buena parte, son sus criaturas.
El Gobierno de Rajoy tambi¨¦n sufre el fuego amigo de los guardianes de las esencias derechistas. El martes, Javier Zarzalejos (secretario general de la FAES) calificaba la sentencia del TEDH de ¡°fracaso c¨ªvico y democr¨¢tico¡±, advert¨ªa del peligro de indefensi¨®n del Estado frente a ETA, arremet¨ªa contra el PSOE en clave conspiracionista y, sobre todo, culpaba de la decisi¨®n de Estrasburgo al ¨²nico magistrado espa?ol de aquel tribunal, Luis L¨®pez Guerra. El mismo d¨ªa, La Raz¨®n titulaba que ¡°L¨®pez Guerra consuma su traici¨®n¡±, mientras Libertad Digital dec¨ªa, lac¨®nicamente, que ¡°ha votado a favor de la condena a Espa?a¡±.
Se entiende que a estos ambientes, habituados a jueces de fidelidad canina, felices de haber colocado al frente del Tribunal Constitucional a un doble militante ¡ªdel PP y del anticatalanismo¡ª, les cueste comprender qu¨¦ es la independencia de un criterio jur¨ªdico. Pero resulta conmovedor ver a los que denuncian el unanimismo, la supuesta falta de pluralidad en Catalu?a, verlos reaccionar cuando un espa?ol de Le¨®n, ex alto cargo de la Administraci¨®n del Estado y hoy magistrado del TEDH a propuesta de Madrid, vota en contra de lo que aquellos celadores del patriotismo consideran el dogma: se trata de un traidor.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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