Un loco en el trono de Espa?a
El actor Jos¨¦ Luis Garc¨ªa P¨¦rez encarna en las Naves del Espa?ol al funcionario demente que retrat¨® Nikol¨¢i G¨®gol
Las cosas se empiezan a torcer cuando uno cree o¨ªr hablar a los perros como si fueran seres humanos. O a los peces, que salieron un d¨ªa del agua en Inglaterra y hablaron en un idioma tan raro que ning¨²n cient¨ªfico ha podido identificar. O a aquellas dos vacas que entraron en una tienda a pedir media libra de t¨¦. Con estas enso?aciones comienza el viaje hacia los laberintos de la locura de Aksenti Ivanovich, un funcionario de baja estofa, encargado de afilar las plumas de su director, pero con una visi¨®n tan distorsionada de s¨ª mismo que le hace creer que puede optar al amor de la hija de ¨¦ste. La bofetada del desamor es la que le hace perderse definitivamente en sus crecientes delirios hasta creer ser¡ el Rey de Espa?a.
Solo ante el peligro, el actor Jos¨¦ Luis Garc¨ªa P¨¦rez pone carne y hueso (y su muy caracter¨ªstica voz, potente a la par que aguardentosa) a este pobre diablo que pierde el juicio y que nos lo cuenta poco a poco, a modo de diario. Diario de un Loco, que se puede ver hasta el 17 de noviembre en las Naves del Espa?ol de Matadero, es una adaptaci¨®n del relato hom¨®nimo de Nikol¨¢i G¨®gol incluido en sus Historias de San Petersburgo. Un texto que trata del amor, la locura, la frustraci¨®n y las crisis de identidad (y los animales que hablan) y que, como bien dicen los art¨ªfices de la funci¨®n, a pesar de haber sido escrito en la primera mitad del XIX, bien podr¨ªa haber sido escrito hoy.
¡°Utilizamos el texto casi tal cual, cambiando solo algunas palabras y tambi¨¦n eliminando mucho de la s¨¢tira y la cr¨ªtica hacia la burocracia y el funcionariado que en cuento original abunda, porque no nos parec¨ªa l¨ªcito hacerlo en este momento¡±, explica el director Luis Luque. ¡°El montaje esc¨¦nico que hemos hecho¡±, contin¨²a, ¡°tiene que ver mucho con los monstruos de feria, la mujer barbuda, el hombre sin piernas. Pero en este caso es un hombre que ha perdido la raz¨®n, rodeado por todos los flancos por p¨²blico que le observa¡±.
Apunta Garc¨ªa P¨¦rez que hay un elemento pol¨ªtico que no es que sea contempor¨¢neo, es que los seres humanos siempre hemos sido as¨ª, algo torpes: ¡°En el siglo XIX ten¨ªamos en gran parte los mismos problemas que tenemos hoy en d¨ªa¡±, cuenta el actor, ¡°la imposibilidad de realizarte, el desamor (que ocurre en cualquier ¨¦poca), y luego, adem¨¢s, al personaje se le mete en la cabecita que es el Rey de Espa?a, que define como un pa¨ªs muy extra?o donde ocurren cosas que ¨¦l no entiende¡±.
Lo que ocurre en Espa?a es que hay vac¨ªo de poder y se plantea la posibilidad de poner a una mujer en el trono, cosa inconcebible para el funcionario ruso. Hasta que un d¨ªa, le es revelado qu¨¦ ¨¦l mismo es ese Rey: Fernando VIII (aqu¨ª solo hemos tenido siete Fernandos, por el momento). En su delirio confundir¨¢ su ingreso en el frenop¨¢tico con su llegada al pa¨ªs en el que reina. ¡°Hasta ahora no logro comprender a este pa¨ªs que se llama Espa?a. No lo comprendo, no lo comprendo, sencillamente no comprendo nada¡±, reza el texto, en otra muestra de perpleja contemporaneidad.
Diario de un Loco surgi¨® cuando, despu¨¦s de coincidir en El Gran Teatro del Mundo de Carlos Saura, que se represent¨® en el teatro Espa?ol en primavera, actor y director decidieron presentar algo para la ¨²ltima edici¨®n del festival Fringe de artes esc¨¦nicas que tuvo lugar en julio en las Naves del Espa?ol de Matadero. ¡°Vamos a hacer una cosita para el Fringe¡±, se dijeron.
Finalmente, la obra fue seleccionada y se represent¨® cinco veces en un escenario de excepci¨®n: el tejado de la Nave 2, al anochecer, y coincidiendo con la luna llena. Cosech¨® un rotundo ¨¦xito. ¡°Fue una experiencia fue maravillosa, un gran acierto¡±, dice Garc¨ªa P¨¦rez, ¡°el Matadero, donde, por cierto, no paran de nacer cosas, es un espacio lleno energ¨ªas creativas, quiz¨¢s haya algo tel¨²rico. Y quiz¨¢s ah¨ª arriba muchas de esas diagonales tel¨²ricas se encuentren. Es un lugar m¨¢gico que hizo que la poes¨ªa brotase¡±. Por cierto: el d¨ªa del estreno, tambi¨¦n fue luna llena. Una noche para lun¨¢ticos.
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