Po¨¦tica iguana

Paul Berrondo, actor habitual de los montajes de Carol L¨®pez y rostro popular de la serie de sobremesa de TV-3, se ha estrenado en la escritura y la direcci¨®n esc¨¦nicas con una propuesta inspirada en La noche de la iguana de Tennessee Williams, o que al menos tiene un pie bien anclado en ella. Del ¨²ltimo ¨¦xito del dramaturgo sure?o, y que re¨²ne en un hotel de la costa mexicana de los a?os 40 a su ardiente propietaria (Ava Gardner en el cine), a un exreverendo alcoholizado y adicto tambi¨¦n a las jovencitas (Richard Burton), a una pintora et¨¦rea y atemporal (Deborah Kerr) y a su nonagenario padre, entre otros, Berrondo se queda s¨®lo con la relaci¨®n entre Shannon, el reverendo, y Hannah, la pintora, y la traslada a la actualidad para trazar un paralelismo con la pareja protagonista del montaje.

Maria y Borja son actores y se conocen en un casting de precisamente La noche de la iguana. Su relaci¨®n avanza a medida que escenifican los di¨¢logos entre Shannon y Hannah en un espect¨¢culo por el cual ella acaba ganando un premio, que es como empieza Nedant cap a la mar de la Xina, y como empiezan tambi¨¦n los problemas entre ambos. Y es que la pieza de Williams, aunque esencial en la construcci¨®n de Nedant¡­ para revestirla de cierto empaque, no es lo que la define. Tiene tanto que ver con ella como el precio del arroz en China, parafraseando a Shannon, de ah¨ª quiz¨¢s el t¨ªtulo. En realidad es la historia de una pareja joven que vive del teatro en las circunstancias actuales de crisis y desprecio por la cultura. Todo es muy de aqu¨ª y ahora. El v¨ªnculo entre Maria y Borja resulta de lo m¨¢s cre¨ªble y su evoluci¨®n est¨¢ muy lograda; en un instante pasan de compartir escenas de lo m¨¢s tiernas a la distancia m¨¢s absoluta para reproducir el modelo de sus personajes de ficci¨®n.

La puesta en escena aprovecha la mejor disposici¨®n del peque?o Almer¨ªa: espacio esc¨¦nico central y tan cercano al espectador que casi resulta impropio. El suelo de arena y el t¨ªtulo del montaje remiten a una tabla de salvaci¨®n tan lejana y po¨¦tica como improbable. Junto a los estupendos protagonistas, Maria Ribera y Borja Espinosa, est¨¢ tambi¨¦n Jordi Busquets, que se pasea con su guitarra el¨¦ctrica y sus versiones a medio gas de temas musicales, facilitando as¨ª los cambios de escena. Un montaje peque?o, aparentemente sencillo, y efectivamente honesto.