La batalla del PSC por Barcelona
Los socialistas conciben la recuperaci¨®n de la alcald¨ªa de Barcelona como el primer paso para rehacerse
Con el escenario pol¨ªtico ocupado casi totalmente por el absorbente debate nacionalista, parece como si no hubiera otros asuntos de inter¨¦s. Pero est¨¢ claro que no es as¨ª. Incluso la televisi¨®n de la Generalitat lo plantea en t¨¦rminos m¨¢s que alarmantes: 270.000 empleos perdidos en cinco a?os en el sector industrial en Catalu?a. Al mismo tiempo, pasan como si nada, como si fuera lo m¨¢s normal, cosas tan lamentables como que un Gobierno se convierta en promotor de la ludopat¨ªa lanzando nuevas rifas y rebajando del 55% al 10% la fiscalidad de los casinos e impulsando la construcci¨®n de su particular Las Vegas junto a Port Aventura. ?Ser¨¢ as¨ª, la salida de la crisis econ¨®mica? ?Este es el futuro que le espera a la sociedad catalana bajo la gobernaci¨®n de CiU y ERC? ?Es este el modelo de moral econ¨®mica que se ofrece a la sociedad catalana, los casinos sustituyendo a las f¨¢bricas y las loter¨ªas a los impuestos?
Una de las circunstancias que han facilitado la preeminencia absoluta del debate nacionalista, aunque no la m¨¢s importante, ha sido el hecho de que el Gobierno de Artur Mas haya podido contar con el apoyo de la que, rangos institucionales aparte, hab¨ªa sido durante las ¨²ltimas d¨¦cadas la segunda figura pol¨ªtica de Catalu?a, el alcalde de Barcelona. Cuando, en 2011, la izquierda perdi¨® tambi¨¦n la mayor¨ªa en el Ayuntamiento de la capital catalana y Xavier Trias alcanz¨® la alcald¨ªa, desapareci¨® toda posibilidad de contrapeso alguno a lo que decidiera la coalici¨®n gubernamental de CiU y ERC. Cuesta poco imaginar que el panorama ser¨ªa muy otro si alguna figura con el peso pol¨ªtico del alcalde de Barcelona se hubiera resistido a seguir la hoja de ruta de Artur Mas y Oriol Junqueras.
Esta es, por lo menos, la convicci¨®n de una parte del socialismo catal¨¢n. La parte que, acostumbrada durante decenios a hacer pol¨ªtica desde potentes instituciones se encuentra ahora sin plataformas de poder a su alcance. La recuperaci¨®n de la alcald¨ªa de Barcelona ha pasado a ser para el PSC, m¨¢s que una leg¨ªtima ambici¨®n, una necesidad ineludible para conservar la categor¨ªa de alternativa al centroderecha dominante. Una condici¨®n para salir de la irrelevancia. Un primer paso imprescindible porque si el PSC no es capaz de ganar las elecciones municipales en la capital, ?c¨®mo puede pensar en ganar las del Parlament? ?C¨®mo remover el alica¨ªdo ¨¢nimo del electorado socialista barcelon¨¦s?
Para alcanzar este primordial objetivo, los socialistas han decidido recurrir al modelo de las elecciones primarias utilizado por sus correligionarios franceses cuando designaron a Fran?ois Hollande como su candidato a la presidencia de la Rep¨²blica. Es decir, unas primarias de verdad, con aspirantes en igualdad de condiciones, en las que puedan votar todos los ciudadanos que lo deseen, aunque no sean afiliados ni figuren en el censo de simpatizantes. Este es tambi¨¦n el modelo seguido por los socialistas italianos en Tur¨ªn y Roma, del que surgieron los que actualmente son los alcaldes de estas ciudades.
El reciente caso de la ya presidenta de la Junta de Andaluc¨ªa, Susana D¨ªaz, es un ejemplo bastante claro de elecciones primarias ful
El primer obst¨¢culo a superar es el escepticismo ante una iniciativa con escasos antecedentes. Salvo la notable excepci¨®n de las ganadas en 1998 por Josep Borrell para ser el candidato de los socialistas a la presidencia del Gobierno de Espa?a, en las que se impuso al que entonces era el secretario general del PSOE, Joaqu¨ªn Almunia, las elecciones primarias celebradas hasta ahora por los partidos en Espa?a han sido, sobre todo, procesos controlados por la direcci¨®n de las respectivas organizaciones para dar lustre a su candidato. El reciente caso de la ya presidenta de la Junta de Andaluc¨ªa, Susana D¨ªaz, es un ejemplo bastante claro de elecciones primarias ful, meramente publicitarias, en las que los aspirantes que se lanzan a competir con la designada por la direcci¨®n del partido saben de antemano que no podr¨¢n vencer al aparato.
Para organizar unas primarias realmente competitivas, a los aspirantes se les exigir¨¢ que cuenten con el aval firmado de mil ciudadanos, no afiliados al partido ni inscritos en el censo de simpatizantes. Es decir, que cuenten ya con una base social propia, un cr¨¦dito pol¨ªtico demostrable, una m¨ªnima capacidad de movilizaci¨®n de su entorno. Con este modelo anunci¨® ya la semana pasada que se presentar¨ªa Carmen de Andr¨¦s, concejal del Ayuntamiento de Barcelona. Tambi¨¦n ha dicho que concurrir¨¢ el actual jefe del grupo municipal del PSC, Jordi Mart¨ª. La previsi¨®n es que compitan tambi¨¦n figuras de la generaci¨®n intermedia del PSC, como las diputadas auton¨®micas Roc¨ªo Mart¨ªnez Sempere y Laia Bonet; Albert Soler, que fue secretario de Estado de Deportes en un Gobierno de Zapatero, y Jaume Collboni, el actual portavoz del partido.
El c¨¢lculo de los socialistas barceloneses es el siguiente: si seis o m¨¢s candidatos aportan 1.000 avales distintos cada uno, que luego les votan en las primarias, si tambi¨¦n acuden a votar los 3.000 afiliados y los otros tantos simpatizantes censados, las primarias pueden ser una movida que implique a unas 15.000 personas del entorno socialista. Lo m¨¢s probable es que ninguno de los aspirantes supere el 50%, por lo que deba haber una segunda votaci¨®n ya solo con los dos primeros. Es decir, entre una cosa y la otra, una campa?a de cuatro semanas, quiz¨¢ m¨¢s de un mes, para un proceso que se pondr¨¢ en marcha a principios de 2014. Un primer paso para salir del agujero, mover a los propios.
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