Va de visionarios
Evgeny Kissin ofrece un recital antol¨®gico en el Auditorio Nacional con obras de Schubert y Scriabin
El pianista ruso Evgeni Kissin comenz¨® a tocar de o¨ªdo a los dos a?os, ingres¨® en una escuela de ni?os prodigio a los seis, a los 11 ofreci¨® su primer recital en Mosc¨² y a los 16 actu¨® con Karajan y la Filarm¨®nica de Berl¨ªn en un Concierto de A?o Nuevo. Dos meses despu¨¦s el visionario Alfonso Aij¨®n lo presentaba en Madrid. Desde entonces ha sido, de alguna manera, el pianista de Iberm¨²sica. En la temporada pasada fue el suyo uno de los dos conciertos que puso de inmediato el cartel de ¡°no hay localidades¡± al lado de uno de los de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn con Rattle. Para la pr¨®xima temporada, tranquil¨ªcense, ya est¨¢ contratado. El concierto de ayer concentr¨® a sus incondicionales y a los que siempre intuyen los acontecimientos. Se presentaba adem¨¢s con un programa en el que toda la segunda parte estaba dedicada al visionario Scriabin. Se mascaba en el ambiente la expectaci¨®n.
Kissin tiene ya 42 a?os y posee una t¨¦cnica excepcional. No ha perdido, con el paso del tiempo, ni una miajita de sus fabulosas facultades. Al contrario. Asombra de ¨¦l su concentraci¨®n, sus desarrollos sin la m¨¢s m¨ªnima ca¨ªda de tensi¨®n. La sonata num. 17 de Schubert es, en su planteamiento, totalmente diferente a lo que se suele escuchar. Destacan su vitalidad, su energ¨ªa, su interiorizaci¨®n. Su sonido posee una acusada modernidad. Es hasta cierto punto un Schubert transgresor. Se podr¨ªa decir que es visionaria.
Ekvgeny Kissin
Obras de Schubert: Sonata D 850, y Scriabin: Sonata op19 y Estudios para piano, op. 8. Ibermusica. Auditorio Nacional, 4 de noviembre.
El mayor asombro vino, no obstante, con la sonata y los estudios de Scriabin. No se puede tocar mejor el piano. Tal vez por ello las obras juveniles para piano del compositor del Poema del ¨¦xtasis sonaron como una revelaci¨®n. Les contar¨¦ una an¨¦cdota. El pasado verano conoc¨ª a un cocinero visionario, Stefan Wiesner, cuyo restaurante en la peque?a aldea de Escholzmatt, en pleno territorio clasificado como reserva natural de la UNESCO, entre Lucerna y Berna, ha sido distinguido con una estrella michel¨ªn. Wiesner, que sorprendi¨® en la ¨²ltima edici¨®n de Madrid Fusi¨®n, hace una cocina basada en la naturaleza. Al enterarse de que yo me dedicaba a la m¨²sica me revel¨® su gran secreto. ?Saben en qui¨¦n se apoya para la elaboraci¨®n de muchas de sus creaciones? Pues nada menos que en Scriabin. El acorde m¨ªstico del compositor es una de sus fuentes de inspiraci¨®n, y as¨ª me fue mostrando diferentes dibujos en que se superpon¨ªan la composici¨®n de sus platos con las particularidades de las notas musicales. Asombroso. Les aseguro que no se me hab¨ªa subido el vino a la cabeza. Espero que Kissin, que inaugura el 16 de noviembre el pr¨®ximo Festival de piano de Lucerna, tenga la oportunidad de conocer a un cocinero al que le une la pasi¨®n por Scriabin.
En las propinas madrile?as Kissin se enfrent¨® con una maestr¨ªa seductora al Siciliano de una sonata para flauta de Bach, arreglada por Wilhelm Kempff, sigui¨® cautivando con un estudio m¨¢s de Scriabin y alcanz¨® la apoteosis con un Chopin de los que cortan la respiraci¨®n. El p¨²blico reaccion¨® con un entusiasmo que solamente dedica en contadas ocasiones a las grandes orquestas. No era menos. El recital de Kissin fue sencillamente antol¨®gico. Propio de un visionario de la interpretaci¨®n musical.
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