La Georgia que conmovi¨® a Garc¨ªa Rodero

Comenz¨® recorri¨¦ndose Espa?a en coche para fotografiar las fiestas y costumbres m¨¢s olvidadas del pa¨ªs. Trabaj¨® por libre y de manera autodidacta cuando era una discreta profesora de la facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, y se dedic¨® en cuerpo y alma a un tipo de fotograf¨ªa despreciada que no daba dinero. Siempre a contracorriente, su curiosidad y su pasi¨®n la llevaron por todo el mundo para narrar el sufrimiento, la alegr¨ªa y la nostalgia del ser humano, la dimensi¨®n espiritual y la carnal en sus expresiones m¨¢s desgarradas. Y ese trabajo constante la llev¨® a ser la primera fot¨®grafa espa?ola que ingres¨® en la prestigiosa agencia Magnum.

Esta es la etiqueta que siempre va pareja a la simple menci¨®n del nombre de Cristina Garc¨ªa Rodero (Puertollano, 1949). Tambi¨¦n es Premio Nacional de Fotograf¨ªa de 1996 y acad¨¦mica de Bellas Artes desde febrero de 2013. Pero m¨¢s all¨¢ de cualquier t¨ªtulo, Garc¨ªa Rodero es una forma inconfundible de mirar, es la m¨¢xima expresi¨®n de la intimidad que pueden llegar a compartir un fot¨®grafo y la persona a la que inmortaliza con su c¨¢mara. Belleza y crudeza, espiritualidad y realidad en iguales dosis.

Desde el pasado 6 de noviembre, la galer¨ªa Juana de Aizpuru de Madrid acoge una nueva exposici¨®n de la artista castellanomanchega. Georgia, 1995-2013 es una colecci¨®n de 21 im¨¢genes tomadas en las visitas realizadas por la artista en un periodo de 18 a?os, la ¨²ltima hace solo dos meses. En estos viajes, que comenzaron con una mera colaboraci¨®n para una ONG, Garc¨ªa Rodero captur¨® momentos de la vida de personajes an¨®nimos con la intenci¨®n de mostrar la realidad de un pa¨ªs que la toc¨® por dentro. ¡°Me conmovi¨®, me recordaba Espa?a¡±, asegura. ¡°Ellos son meridionales, son gente del sur, con calor. Les gusta la comida, el vino, la danza¡­ y estaban en una situaci¨®n terrible¡±, recuerda.

En 1995, la artista visitaba un pa¨ªs que atravesaba una situaci¨®n dif¨ªcil tras la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y con una guerra civil muy reciente. ¡°Cuando llegamos, todo eran refugiados. Los pobres tuvieron que salir con lo puesto por las monta?as¡±, recuerda. Garc¨ªa Rodero ten¨ªa un coche, un traductor y libertad total para fotografiar lo que quisiera, y lo que vio la llev¨® a tomar la decisi¨®n de volver. En 2008 hizo su incursi¨®n m¨¢s dura, justo cuando estall¨® la guerra con Osetia y Abjasia. ¡°Me dije: a este pa¨ªs tienes que volver, pero salen cosas y lo vas dejando, y no pude regresar entonces, y solo tres d¨ªas¡±, explica. ¡°Yo estaba de vacaciones en Grecia cuando comenz¨® la guerra y entr¨¦ con un visado de turista, me col¨¦ en la guerra¡±, explica con esa humildad que tantos elogios le dedican quienes la conocen.

De esta etapa, Garc¨ªa Rodero captur¨® im¨¢genes que han dado la vuelta al mundo, como la estremecedora 18 meses de vida, donde capta la desencajada mirada a c¨¢mara de una madre que est¨¢ despidi¨¦ndose del cad¨¢ver de su hijo, pulcramente vestido con un trajecito de chaqueta. Recogi¨® tambi¨¦n la sordidez de un hospital psiqui¨¢trico y la soledad de los enfermos que lo habitaban, como en las tomas Aislado o Habla conmigo. Tambi¨¦n por entonces retrat¨® escenas cotidianas f¨¢cilmente confundibles con aquellas de la Espa?a oculta que tom¨® durante sus primeros a?os como fot¨®grafa. Muestra de ello son la ni?a que posa con su mu?eca en Bajo la lluvia, las Lecciones de danza en un colegio o el preocupado gesto de una mujer que abraza protectoramente a su hija en La ni?a enferma. Todas ellas est¨¢n en la galer¨ªa madrile?a hasta el 13 de diciembre.

En su ¨²ltima visita, la de este 2013, Garc¨ªa Rodero se encontr¨® un pa¨ªs totalmente cambiado, hasta el punto que de este ¨²ltimo viaje solo ha querido mostrar dos im¨¢genes en la exposici¨®n. ¡°Es un pa¨ªs tur¨ªstico que intenta ser moderno, ya no tienen la personalidad de antes¡±, comenta. ¡°En 18 a?os ha dado un cambio tremendo; es un pa¨ªs gozoso pero, por fortuna, no el que me conmovi¨®¡±.

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