El p¨ªxel nost¨¢lgico

Uno ingresa aqu¨ª en una especie de batidora espacio temporal donde se solapan los destellos de luz, las explosiones, la m¨²sica machacona y los frenazos. Se topa con los zombis que se han escapado del videojuego Dead Rising 3 o con un grupo de temibles soldados romanos sacados del Rise: Son of Rome. Unos militares invitan a subir a la cabina del enorme caza que representa en esta feria al Battlefield 4. Vemos, en las m¨²ltiples pantallas que nos asaltan por doquier, gr¨¢ficos tan realistas que podr¨ªan ser la carne que esa se?orita extremadamente ligera de ropa muestra al lado de un coche de f¨®rmula 1 y con la que los jugones no paran de hacerse fotos.

Dentro del b¨®lido se puede jugar al F¨®rmula 1 2013. Pero resulta que, en una esquina, entre toda la vanguardia de la industria del videojuego reunida en Ifema en la primera edici¨®n de la Madrid Games Week, nos encontramos, cual aldea de Asterix, cual resistencia numantina, la peque?a feria RetroMadrid, dedicada a la tecnolog¨ªa retro y a la lucha contra la obsolescencia de estos videojuegos y cachivaches a?ejos.

Aqu¨ª se ven maquinas recreativas de las que poblaban los bares y salas recreativas no hace tanto, viejos ordenadores, juegos sencillos y pixelados, los legendarios Pac Man, Space Invaders, Pang¡­ ¡°No es que haya una moda por lo retro. A nosotros siempre nos ha gustado¡±, explica Juan Carlos Caballero, director de RetroMadrid y periodista especializado en videojuegos. ¡°Estamos aqu¨ª como alternativa al resto, para mostrar que estas m¨¢quinas, estas consolas, estos juegos siguen vigentes y funcionando¡±. Cuenta que muchos son de la opini¨®n de que el videojuego actual est¨¢ tomando unos derroteros que no les interesan demasiado: ¡°Se apuesta, por ejemplo, por una narraci¨®n no interactiva, con muchos fragmentos de v¨ªdeos, como si en vez de un juego fuera una pel¨ªcula interactiva¡±. Los fans de lo retro prefieren mec¨¢nicas sencillas, pero profundamente ¡°Nos gustan los retos, batir nuestras puntuaciones, no que nos lo den todo hecho¡±, dice.

Seg¨²n la ley de Moore, aventurada por Gordon Moore, uno de los fundadores de Intel, el n¨²mero de transistores por pulgada de circuito integrado se duplica cada a?o y medio. Es decir, hoy d¨ªa hay tantos transistores en el mundo que cada hormiga existente tendr¨ªa que cargar 100 para transportarlos todos. En RetroMadrid podemos ver la prehistoria de este sector, que tuvo lugar hace solo tres d¨¦cadas. En uno de los stands se muestran antiguos ordenadores Commodore Amiga, que trae la empresa Amicon, dedicada a vender ordenadores y software cl¨¢sico. Trabajan con Amstrad, Commodore, consolas Sega Master System o MegaDrive¡­ ¡°Los Amiga que tenemos expuestos fueron los primeros ordenadores multimedia real y con un sistema operativo multitarea. En su ¨¦poca supusieron una revoluci¨®n. Con ellos los m¨²sicos pod¨ªan producir m¨²sica de forma profesional y tambi¨¦n se pod¨ªa editar v¨ªdeo¡±, explica Francisco P¨¦rez, de Amicon. El m¨¢s raro tal vez sea el Commodore Amiga CDTV, que tiene m¨¢s bien el aspecto de ser un v¨ªdeo y que fue el primero de estos ingenios en incluir un CD-ROM. Solo ten¨ªa un mega de memoria RAM. Algunos de los juegos m¨¢s c¨¦lebres para estos aparatos fueron el Turrican, Xenon 2 Megablast, Agony o Lotus Challenge. ¡°Nuestros clientes son coleccionistas mayormente y los precios, debido a la escasez, son altos¡±, explica P¨¦rez, ¡°un Amiga 4000, por ejemplo, puede costar 3.500 euros¡±.

En unas hermosas m¨¢quinas recreativas que parecen haber llegado por el t¨²nel del tiempo podemos jugar a la flor y nata del juego cl¨¢sico. Las fabrica la empresa Bricoarcade al gusto del consumidor. Si uno es muy sibarita puede llegar a costar 2.000 euros, pero una normal ronda los 1.000. ¡°Como me gast¨¦ de ni?o tantas monedas de 25 pesetas en estas m¨¢quinas ahora quer¨ªa recuperarlo¡±, bromea Fernando Rodr¨ªguez.

¡°Pues yo no soy un jugador nost¨¢lgico¡±, repone Caballero, ¡°si sigo jugando a algo es porque me gusta el juego, no porque me parezca muy evocador jugar a lo que jugaba de peque?o con el bollycao¡±.