La eurozona, con la ¨®ptica de Tarantino

La crisis del euro y de la deuda soberana de los pa¨ªses perif¨¦ricos, contada usando Reservoir Dogs como falsilla. En Eurozone, Ch¨¦vere, combativa compa?¨ªa compostelana que celebra sus bodas de plata, equipara el atraco a mano armada perpetrado por un grupo de gangsters en la pel¨ªcula de Quentin Tarantino con el inflamiento inducido de los precios de los inmuebles, la concesi¨®n masiva de cr¨¦ditos por encima del valor de liquidaci¨®n de tales activos y la conversi¨®n en deuda p¨²blica de buena parte de la inmensa deuda contra¨ªda por bancos, empresas y particulares.

Eurozone arranca con la proyecci¨®n de la primera secuencia de Reservoir Dogs, cuyos protagonistas, en el doblaje que hacen en vivo los ocho actores de Ch¨¦vere, toman los nombres de cinco pa¨ªses de la uni¨®n monetaria, m¨¢s los del Reino Unido, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, y prosigue en torno a las monumentales escaleras mec¨¢nicas de un aeropuerto sin aviones o de una ciudad de las artes sin artistas, a donde llegan Francia y Espa?a (desangrada tras el asalto especulativo y la deflagraci¨®n de la burbuja), fieles trasuntos de los se?ores Blanco y Naranja de la pel¨ªcula.

Los int¨¦rpretes entran y salen de sus personajes a placer, y saltan cada dos por tres del aqu¨ª y ahora a una situaci¨®n dram¨¢tica cuya pertinencia y detalles discuten entre ellos cual si la funci¨®n fuera un ensayo abierto al p¨²blico, al que se dirigen como aquellos payasos que, seg¨²n el joven Brecht, deber¨ªan de irrumpir en el teatro durante las transiciones de las funciones serias, para comentarlas jocosamente con el respetable. A los chicos de Ch¨¦vere ya se les ve¨ªa a gusto trabajando sin cuarta pared en sus ¨®peras de bolsillo de los a?os noventa, pero est¨¢n a¨²n m¨¢s a sus anchas despu¨¦s de haber celebrado decenas y decenas de funciones del cabar¨¦ mutante Ultranoite en su antigua sala Nasa, de Santiago de Compostela, y en el Auditorio Municipal de Teo (La Coru?a), donde son compa?¨ªa residente desde hace dos de temporadas.

El espect¨¢culo es divertido, incisivo, descarado, incorrecto pol¨ªticamente y oportuno, muy oportuno: adem¨¢s de desde las tribunas pol¨ªticoecon¨®micas acostumbradas y los laboratorios de ideas (think tanks), las causas de la crisis y la manera en que se gestiona e instrumenta deben releerse desde una perspectiva social y art¨ªstica, y desde montajes que, como este, proporcionan oxigenaci¨®n en la sangre y desahogo colectivo al poner en solfa con cierto rigor a los gestores de todo esto y a sus beneficiarios. El acabado formal de Eurozone est¨¢ en l¨ªnea con el de las buenas puestas en escena alemanas de cabar¨¦ pol¨ªtico, pero su final, con esa polifon¨ªa de repeticiones prolongada, podr¨ªa cerrarse m¨¢s eficazmente.