Catalu?a y el PSC

Una amplia mayor¨ªa de las fuerzas pol¨ªticas catalanas lleg¨® a la conclusi¨®n de que el desbloqueo de las relaciones Catalu?a-Espa?a pasaba por consultar a la ciudadan¨ªa sobre qu¨¦ modelo era el conveniente para el futuro. Esta aspiraci¨®n, asumida en sus programas electorales y respaldada en varias resoluciones parlamentarias, reun¨ªa en torno al concepto derecho a decidir a independentistas, nacionalistas, confederalistas y federalistas. Es obvio que cada fuerza pol¨ªtica ve¨ªa en la consulta opciones muy diferentes: desde la ruptura del statu quo por agotado e irreformable, a la oportunidad de cambiarlo profundamente.

Con los meses la posibilidad de consultar a los catalanes parece que se aleja, aunque un calendario predeterminado hiciera creer lo contrario. Los intereses partidarios y las limitaciones de las fuerzas pol¨ªticas est¨¢n haciendo muy dif¨ªcil este proceso. La impaciencia de ERC y su imprudencia, la incapacidad del presidente Mas para hacer m¨¢s fuerte y s¨®lida la mayor¨ªa en torno al derecho a decidir, la inmovilidad del PP y las dudas del PSC para estar a favor de la consulta desde una posici¨®n propositiva y activa est¨¢n lastrando esta posibilidad.

El impulso de una tercera v¨ªa mediante una reforma constitucional federal, que tenga elementos claros de bilateralidad, debe ser compatible con la realizaci¨®n de una consulta que reconozca a Catalu?a como sujeto pol¨ªtico. La consulta era ¡ªy es¡ª una gran oportunidad por su potencial democr¨¢tico y por su din¨¢mica transformadora. Lamentablemente los errores y el patrimonialismo de Mas y Junqueras en este proceso han servido, parece, de coartada perfecta para que el PSC recule y abandone el espacio central y quedar alineados con los que, tras las razones de legalidad ¡ªque comparto¡ª, creen que la mejor consulta es la que no se haga. Gran error.

Nuestros militantes y simpatizantes est¨¢n agotados y nuestros votantes exhaustos. Se alejan votaci¨®n a votaci¨®n, encuesta a encuesta

El PSC parece, tambi¨¦n, que quiere aprovechar esta nueva definici¨®n y posici¨®n para reforzar la unidad interna y la disciplina jer¨¢rquica. Y hacerlo con solemnidad a trav¨¦s de una votaci¨®n inequ¨ªvoca el pr¨®ximo domingo que puede tener el efecto contrario de lo que persigue. Es decir, que podemos salir m¨¢s divididos que unidos. La argumentaci¨®n de que nos hace falta claridad y que no debemos acompa?ar a CiU en su suicidio pol¨ªtico, con sus consecuencias para el pa¨ªs, es en parte una excusa perfecta para imponer un estilo y un liderazgo pol¨ªtico que confunde democracia con unanimidad. ¡°Si en una reuni¨®n est¨¢is los diez de acuerdo en todo, probablemente sobran nueve¡±, dec¨ªa James Hunter.

La pluralidad lleva a la diversidad, no a la unanimidad. Buscar la unanimidad como instrumento de poder pol¨ªtico interno es renunciar a ofrecer una representaci¨®n pol¨ªtica integradora, plural y m¨²ltiple. Dec¨ªamos que ¨¦ramos el partido que m¨¢s se parec¨ªa a la sociedad catalana. Ya no. Somos el partido que m¨¢s se parece a s¨ª mismo, y a la interpretaci¨®n actual de sus principales protagonistas, que no es igual. Este domingo podemos certificar varias cosas. Una de ellas es que nuestra apuesta por el derecho a decidir que llev¨¢bamos en nuestro programa era una pose y una urgencia t¨¢ctica. O nos equivocamos entonces o nos equivocamos ahora.

Nuestros militantes y simpatizantes est¨¢n agotados y nuestros votantes exhaustos. Se alejan votaci¨®n a votaci¨®n, encuesta a encuesta. Y seguimos empe?ados en que la raz¨®n es porque no ofrecemos una imagen n¨ªtida. Confundimos claridad con simplicidad. Pensar que obtendremos beneficios pol¨ªticos y electorales si salimos del campo pol¨ªtico central y que nos ir¨¢ mejor si esperamos a ver como se estrella Mas y sus aliados, es renunciar a liderar Catalu?a. Nadie reconocer¨¢ m¨¦rito alguno a quien, por cobard¨ªa, c¨¢lculo o inter¨¦s partidario interno, espera tranquilamente. Sino a quien arriesga, propone y ofrece soluciones.

La pol¨ªtica catalana est¨¢ en un l¨ªo, y no podemos quedarnos de brazos cruzados o parecer que, en esta cuesti¨®n, entre lo que representa Susana D¨ªaz o Artur Mas, comprendemos m¨¢s y mejor a la primera que al segundo, aunque este, por otra parte, haya demostrado una incapacidad pol¨ªtica digna de estudio. Mas hace peque?o todo lo que toca: su coalici¨®n electoral y la mayor¨ªa que ten¨ªamos por el derecho a decidir. Y si sigue as¨ª, har¨¢ m¨¢s peque?a a Catalu?a. Pero eso, sus errores y sus limitaciones, no pueden ser la coartada para los nuestros.

El actual n¨²cleo directivo socialista se ha empe?ado en tener un banquillo pol¨ªtico m¨¢s compacto, con la ingenua idea de que en la pol¨ªtica, como pasa con algunas t¨¢cticas en el f¨²tbol, se gana solo con defensas. Es mi equipo y sufro al ver c¨®mo retrocede. Pero no por no estar convocada o no figurar en la alineaci¨®n. Sino porque, con el juego que se prev¨¦, vamos a ser incapaces de ganar el encuentro. Si nuestra ¨²nica oferta es esperar el fracaso de los dem¨¢s, renunciaremos a la pol¨ªtica.

Todos hemos cometido errores, seguramente. Pero entre los que no perdonan o no les importa que se vayan los inc¨®modos cr¨ªticos, yo apuesto ¡ªjunto con muchas m¨¢s personas¡ª por trabajar para que en este partido no se vaya nadie, y que redoblemos los esfuerzos para que los que se fueron puedan volver; los que dudan, tengan esperanza y los que se quedan, ilusi¨®n.

Laia Bonet, miembro de la Comisi¨®n Ejecutiva Nacional del PSC.