La justicia de Juan Palomo
El Poder Judicial no puede someterse a las cuotas de partido
Por si el esc¨¢ndalo que supone colocar de presidente del Tribunal Constitucional a un disciplinado militante del Partido Popular fuese poco, ahora vuelven a repartirse los sillones del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por cuotas de partido.
Y as¨ª, lo mismo que ya sabemos de antemano que no habr¨¢ una mayor¨ªa de magistrados en el Constitucional que en alg¨²n momento vote en contra de lo que interese al Gobierno de Rajoy, como antes a los del PSOE, ahora tenemos la seguridad de que el CGPJ respetar¨¢ los mismos mandatos y que el PP podr¨¢ resolver c¨®modamente lo que le convenga en la Administraci¨®n de Justicia.
La cuesti¨®n no es balad¨ª. El consejo nombra al presidente del Tribunal Supremo, a sus magistrados, a los presidentes de los tribunales superiores de justicia y a los de lo Contencioso-Administrativo y lo Social de los tribunales superiores de justicia y de las Audiencias Provinciales as¨ª como a los jueces y magistrados. Es el gestor de la Administraci¨®n de Justicia, la inspecciona, establece sanciones, se encarga de la formaci¨®n del diferente personal a su servicio y es el responsable de su calidad, entre otras funciones.
El Consejo es, como su propio nombre indica, la m¨¢xima expresi¨®n del Poder Judicial, que se supone que debe ser independiente precisamente para poder cumplir la funci¨®n b¨¢sica que se le encomienda, garantizar la independencia de los jueces y tribunales respecto al resto de poderes del Estado.
Por eso es un sarcasmo que los miembros de ese Consejo se elijan con total opacidad y sin m¨¢s criterio que su correspondencia con los intereses de los diferentes partidos. ?C¨®mo creer que pueden garantizar la independencia de otros quienes no son independientes, pues dependen de la voluntad de quien les nombra? El testimonio de personas que han formado parte de esos Consejos o el an¨¢lisis de sus decisiones demuestra claramente que as¨ª es como all¨ª dentro se funciona, con estricta disciplina de partido.
Me parece obvio que cualquier poder es m¨¢s eficaz y democr¨¢tico cuando tiene contrapesos y por eso creo que es bueno que este tipo de ¨®rganos de control o gesti¨®n no est¨¦n compuestos solo por los propios componentes de la Administraci¨®n de Justicia, pero la alternativa al puro corporativismo no puede ser el sometimiento del Poder Judicial a las cuotas de partido.
Si la vida pol¨ªtica se degrada por d¨ªas y la poblaci¨®n siente cada vez m¨¢s rechazo por los partidos pol¨ªticos no es solamente porque se han multiplicado los casos en que estos o sus dirigentes se corrompen, muchas veces sin ning¨²n tipo de disimulo. Tan lamentable desafecci¨®n se da, sobre todo, porque la gente comprueba que ese tipo de conductas suele recibir un tratamiento privilegiado por parte de muchos jueces y fiscales, algo que solo es posible porque son precisamente los propios partidos quienes deciden qui¨¦nes van a juzgar sus tropel¨ªas. Por eso no es ninguna casualidad que se llegue a este tipo de componendas y prorrateos justo cuando la corrupci¨®n alcanza niveles estratosf¨¦ricos y cuando los partidos que han pactado la composici¨®n de este nuevo Consejo, alguno de sus dirigentes, o la familia real a quien igualmente tratan siempre de proteger, han estado o est¨¢n incursos en casos de corrupci¨®n que pueden hacerles pasar por los juzgados antes o despu¨¦s.
Y para ponerse a buen recaudo no les ha importado contradecirse y hacer ahora lo contrario de lo que nos dijeron que har¨ªan. El PP incumple otra promesa electoral, pues se comprometi¨® a cambiar el sistema de elecci¨®n; el PSOE pacta ahora amistosamente con el PP despu¨¦s de haber recurrido hace unos d¨ªas su reforma calific¨¢ndola como ¡°golpe mortal a la independencia del Poder Judicial y una ocupaci¨®n pol¨ªtica del mismo, con ruptura de todos los consensos y de las reglas del juego¡±. E Izquierda Unida entra a media tarde en el juego despu¨¦s de decir por la ma?ana que el pacto era ¡°una verg¨¹enza¡± y que no aceptar¨ªa ¡°cambalaches¡±. Les da igual: ellos se lo guisan y ellos mismos se lo comen.
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