Polinizaci¨®n Erasmus
La evidencia emp¨ªrica muestra que el programa procura m¨²ltiples beneficios
Por una de esas casualidades que nos depara la lectura en los medios digitales, he encontrado al mismo tiempo la noticia de la aplicaci¨®n del bistur¨ª Wert a las becas Erasmus y la de los efectos de los pesticidas sist¨¦micos sobre las colonias de abejas. Al parecer estos pesticidas pueden manifestarse de manera subletal, en el sentido de que pueden debilitar gravemente las colonias sin tener un efecto mortal sobre los insectos del grupo. La investigaci¨®n ha detectado que en dichas colonias se est¨¢n produciendo, entre otros, d¨¦ficits reproductivos, cognitivos y de inmunidad. Los pesticidas pueden sortear los controles porque no matan a los individuos, pero generan un estr¨¦s al tiempo sutil y cr¨®nico sobre la colonia.
Los labradores que utilizan estos pesticidas pueden tener sus conciencias tranquilas (no matan a nadie), pero no se han percatado de que est¨¢n liquidando el principal beneficio que producen estos insectos para sus huertos de manzanos, almendros, melocotoneros y para el ecosistema en general. Se ha visto hasta ahora a las abejas como productoras de miel o de cera ¡ªy lo son¡ª, pero tambi¨¦n son los agentes m¨¢s importantes del proceso de polinizaci¨®n.
?Qu¨¦ tienen que ver las Apis Mellifera con el programa Erasmus? La analog¨ªa es impresionante. Este programa de la Uni¨®n Europea acaba de cumplir su 25 aniversario. Durante este tiempo se han beneficiado del mismo unos tres millones de estudiantes universitarios de Europa, siendo Espa?a el pa¨ªs que m¨¢s estudiantes recibe y que tambi¨¦n m¨¢s env¨ªa a las dem¨¢s universidades. Tres millones es una cifra importante, pero modesta (como mucho un 1,5%) si se la compara con el n¨²mero total de estudiantes universitarios europeos. Por ello mismo, la nueva estrategia europea (Erasmus +) se ha propuesto conseguir un 20% de beneficiarios del programa para 2020.
?Por qu¨¦ marcarse una meta tan ambiciosa? Porque como dijo Umberto Eco, Erasmus ha creado la primera generaci¨®n de j¨®venes europeos, con conciencia de pertenencia a una comunidad real, no quim¨¦rica. Un porcentaje mayor de Erasmus, diversificado, es el mejor camino para crear Europa. En este contexto pol¨ªtico, la tentativa wertiana de reducci¨®n a su m¨ªnima expresi¨®n de la participaci¨®n espa?ola en el programa resulta ins¨®lita, por antieuropea; equivocada, por recortar una vez m¨¢s en aquellos servicios que son m¨¢s necesarios para el futuro; falaz, por apoyarse en argumentos y t¨®picos mezquinos; torpe, por acabar con el principal beneficio que procura un programa de estas caracter¨ªsticas.
Seg¨²n algunas leyendas urbanas, los estudiantes que participan en el programa no son m¨¢s que jaraneros y z¨¢nganos que viven a costa de la colmena; par¨¢sitos que se toman un a?o para hacer turismo acad¨¦mico, lo que afecta a la solidez de su formaci¨®n. Tal vez pens¨® el ministro que sobre este prejuicio, sus medidas encontrar¨ªan un eco favorable.
La evidencia emp¨ªrica muestra que el programa Erasmus procura m¨²ltiples beneficios, que son para la sociedad y econom¨ªa europeas tan valiosas y necesarias como la miel y la cera, pero a¨²n m¨¢s como la polinizaci¨®n: hablamos de estudiantes que tienen la oportunidad de ampliar su comprensi¨®n del mundo y de aprender a sentirse miembros de una comunidad m¨¢s amplia y abierta; que aprender¨¢n a la fuerza a arriesgar, a trabajar y asumir su compromiso c¨ªvico en espacios y entornos multiculturales, en los que la tolerancia y la capacidad de trabajar en grupo ser¨¢n imprescindibles; que al mezclarse y convivir, crear amistades y familias, llevar¨¢n pegado a su cuerpo, convertido en su forma de vida, el polen de la movilidad, de la europeidad, de una sociedad democr¨¢tica. Nada de ello, ser¨¢ un ¨®bice, sino todo lo contrario, para que tambi¨¦n sean brillantes en sus estudios y buenos profesionales en su trabajo. Tal vez ellos puedan romper estos perversos estereotipos del norte y del sur, del este y del oeste. Larga vida al programa Erasmus.
Antonio Ari?o es catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universitat de Val¨¨ncia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.