Incineradora y democracia
Desde luego, tengo claro cu¨¢l es mi posici¨®n al respecto de dos cuestiones que son distintas y deben diferenciarse a pesar de estar ¨ªntimamente ligadas. Me refiero a la incineradora de Zubieta y al modelo de recogida de residuos. No voy a hacer una defensa t¨¦cnica de una u otra postura porque para ello hay personas mucho m¨¢s preparadas que son capaces de explicar cifras, vol¨²menes y fracciones con mucha m¨¢s autoridad, por lo que se refiere a la incineradora.
Tampoco voy a defender aqu¨ª un modelo de recogida de residuos, no voy a sostener si el reciclar es un derecho o un deber y, por tanto, si la recogida selectiva debe ser o no obligatoria y, necesariamente en este ¨²ltimo caso, comprobable. Insisto, no voy a defender un modelo u otro al margen de consideraciones t¨¦cnicas, porque esta disputa ha servido para ser trasladada a la disputa partidista, que no pol¨ªtica, que es un espacio, adem¨¢s del m¨¢s importante como es el ¨¢mbito social.
?A qui¨¦n hay que responsabilizar de los ocho millones de indemnizaci¨®n?¡±
Esta consideraci¨®n hace que no sea esta la tribuna apropiada, hacerlo incurrir¨ªa casi en la deslealtad. S¨ª que sirven estas cuestiones, la incineradora de Zubieta en particular, como pretexto para analizar cuestiones de m¨¢s base pol¨ªtica y ciudadana. Quiero hacer referencia al propio concepto de democracia o dicho de otra manera, del car¨¢cter democr¨¢tico.
Insisto en que tengo mi postura tomada con relaci¨®n a este asunto pero esto no me impide, o por lo menos no deber¨ªa impedirme considerar que la postura contraria pueda ser defendible y que unos no quieren envenenar con humos t¨®xicos a la ciudadan¨ªa, ni los otros son unos hippies que carecen de sentido com¨²n necesario para gestionar los residuos de Gipuzkoa.
Era propio de tiempos franquistas aquellas reflexiones que ven¨ªan a sostener ¡°o nosotros o el caos¡±. Hoy en d¨ªa cuestiones como estas que adem¨¢s de por su trascendencia sanitaria, medioambiental o incluso econ¨®mica son verdadera base de una nueva cultura social que debe soportar un nuevo modelo, deben debatirse a trav¨¦s de la participaci¨®n ciudadana en foros pr¨®ximos y de democracia directa.
No procede por tanto la demonizaci¨®n de la postura adversaria y mucho menos su ridiculizaci¨®n, sino, antes bien, un debate sereno e informado. Al hilo de este mismo razonamiento, voy a traer a colaci¨®n otra cuesti¨®n que tambi¨¦n est¨¢ relacionada con la cultura democr¨¢tica. Las adjudicaciones de las obras destinadas a la incineradora de Zubieta se firmaron una vez trascurridas las elecciones forales de mayo de 2011 y estando el gobierno foral en funciones.
Se firmaron tras haber perdido las elecciones frente a un partido, mejor dicho, una coalici¨®n de partidos, que en el frontispicio de su programa electoral llevaba el ¡°no¡± a la incineradora.
No cabe demonizar la postura adversaria y menos ridiculizarla"
No parece que un gobierno en funciones realice un acto de disposici¨®n por importe de m¨¢s de 270 millones de euros cuando ¨²nicamente debe limitarse, aqu¨ª y en todas partes, a meros actos de administraci¨®n, incluso m¨¢s a¨²n, de mero tr¨¢mite.
?A qui¨¦n hay que responsabilizar de la indemnizaci¨®n de ocho millones que debe satisfacer el Gobierno foral guipuzcoano como consecuencia de la resoluci¨®n de los contratos? ?Al gobierno que ha cumplido su programa sin ampararse en la herencia para justificar incumplimientos o a aquel que se excedi¨® de sus funciones? S¨®lo desde este punto de vista quer¨ªa referirme a la incineradora, no he querido entrar a analizar vertederos, quintos contenedores, sistemas PaP ni otras consideraciones tambi¨¦n pol¨ªticas, s¨®lo quer¨ªa reflexionar sobre las dos cuestiones.
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