Miquel Barcel¨® Perell¨®, cronista de la destrucci¨®n de la Espa?a isl¨¢mica
Fallece el historiador mallorqu¨ªn, que fue tambi¨¦n narrador, traductor y poeta
El c¨¢ncer que le acechaba, pertinaz, desde 1970 derrot¨® ayer, finalmente, a quien se llam¨® un ¡°historiador de exterminios¡±, Miquel Barcel¨® Perell¨® (Felanitx, 1939). Era catedr¨¢tico retirado de Historia Medieval de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona (UAB) y escritor. Estaba especializado en Al Andalus y en concreto en la destrucci¨®n de la llamada Espa?a musulmana.
Al tema dedic¨® media vida y decenas de trabajos, entre ellos Arqueolog¨ªa medieval en las afueras del medievalismo, El sol que sali¨® por Occidente o Musulmans i Catalunya. Cre¨® una escuela de investigadores y proyect¨® una nueva mirada sobre la sociedad andalus¨ª, su organizaci¨®n y posterior extermino, tras las conquistas cristianas. Rastre¨® los sistemas hidr¨¢ulicos desde el Yemen original hasta Medina Azahara, y en las Baleares, valle a valle.
Miquel Barcel¨® falleci¨® en Portocolom, en Felanitx, en la isla de Mallorca, donde se hab¨ªa retirado, solitario, a su casa ante el mar, con la intenci¨®n confesa de ver pasar las nubes, leer y escribir. Ha muerto en una ma?ana de viento y fr¨ªo invernal. De ese ¡°mal malo¡±, como dicen en su pueblo, que escor¨® su voz y su carrera de profesor de la Universidad de Nueva York, en 1970. En los ¨²ltimos a?os, seriamente enfermo, inerme, enfrentado a secuelas dolorosas del c¨¢ncer de garganta, public¨® dos libros de narraciones breves en catal¨¢n: el celebrado El Terme de Manacor y Trenc d¡¯alba. Compil¨® en El pa¨ªs llamado deseo una d¨¦cada de art¨ªculos en EL PA?S. Acab¨® una novela sobre la imposici¨®n de la dictadura. Toda su escritura fue muy austera y conceptual. Articul¨® un sistema narrativo incandescente, extra?o en la literatura en catal¨¢n, con ecos de oralidad y de cl¨¢sicos antiguos. Tambi¨¦n tradujo a su apreciado Joseph Conrad.
Amigo de Jaime Gil de Biedma (era su ¡°sobrino Miguel¡±), de Carlos Barral y de Juan Mars¨¦; alumno de Jos¨¦ Manuel Blecua y de Mart¨ª de Riquer, Miquel Barcel¨® fue un poeta fugaz en castellano y catal¨¢n y maestro de los que le siguieron y de aquellos que pretendieron ignorarle. En la Universidad de Baleares (UIB) le vetaron, en dos ¨¦pocas y con un ¡°peque?o aquelarre¡± ¡ªlo calific¨® ¨¦l¡ª del Departamento de Historia.
Singular intelectual y polemista, hace cuatro d¨¦cadas hizo estallar en Mallorca el debate sobre lo que ocurri¨® en 1229 con la conquista del rey Jaume I.
El ¨²ltimo trabajo que dirigi¨® fue la investigaci¨®n de lo que calific¨® ¡°la excavaci¨®n de un episodio escrito¡±, el del hallazgo de los restos de los ¨²ltimos musulmanes fugitivos del conquistador del siglo XIII, que se llevaron las llaves de su casas. La cueva refugio intacta con todo su contenido se localiz¨® junto al estudio de Art¨¤ de su compadre y paisano el otro Miquel Barcel¨®, el pintor. Los restos constataron una p¨¢gina del Llibre dels fets del rey Jaume, que el estudioso consideraba el primer libro de memorias de Europa.
El historiador emplaz¨® al pintor a ilustrar un trabajo sobre la colonizaci¨®n de Am¨¦rica que titul¨® Materia de destrucci¨®, sobre el relato de Bartolom¨¦ de las Casas. La obra naci¨® en fasc¨ªculos en revistas, dispersa, con el t¨ªtulo Loquella barbarica.
Barcel¨® escribi¨® un muy personal retrato del pintor en su pueblo, Felanitx, texto que sirvi¨® para la exposici¨®n de cer¨¢mica del artista en el Palacio de los Papas en Avi?¨®n. El investigador aport¨® otra narraci¨®n Mort de Poble para un proyecto que el artista gest¨® con un viejo amigo, el editor Xavier Folch. Tiene t¨ªtulo, M.B., y trata del poeta Miquel Bau?¨¤, del pintor Miquel Barcel¨® y del historiador Miquel Barcel¨®. Ayer el artista lament¨® la extinci¨®n del estudioso.
Recluido en la dedicaci¨®n a revisar sus trabajos, a leer dos diarios, a seguir al Bar?a y atender a pocas visitas, Miquel Barcel¨® anticip¨® meses atr¨¢s su adi¨®s. Envi¨® por e-mail la grabaci¨®n de una canci¨®n popular turca Bir demet yasemin (Un ramo de jazmines), cantada por John Berberian, a quien escuch¨® en Nueva York en 1969. Y al que reencontr¨®, anciano, en un ¡°lac¨®nico lamento mortuorio, fant¨¢stico¡±. Esa fue la banda sonora de su adi¨®s. La misma canci¨®n que regal¨® el investigador a su amiga Maria del Mar Bonet con quien prepar¨® su versi¨®n de la obra del mallorqu¨ªn-musulmanizado Anselm Turmeda Cobles per a la divisi¨® del Regne de Mallorca.
Miquel Barcel¨® rog¨® que en su obituario se dejaran de lado leyendas y an¨¦cdotas. Se cas¨® con la investigadora Reis Fontanals, con quien tuvo dos hijas, y m¨¢s tarde con la profesora Helena Kirchner, madre de una ni?a de 15 a?os. El lunes recibir¨¢ una despedida civil en su pueblo, su mundo de voces, pausas, relatos y silencios, Felanitx. Miraba, vigilante, el mar desierto, como las casas, menos la suya. A veces contaba que una pintora dibujaba en el litoral y ¨¦l la observaba tras el cristal y el tiempo ¡°en una ecuaci¨®n de espejos¡±.
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