Mejorar la calidad arquitect¨®nica
La nueva Ley de Arquitectura deber¨ªa incorporar criterios de evaluaci¨®n social, urbana y ambiental de los proyectos
En este periodo de replanteamiento, cuando ha disminuido la obra p¨²blica, se tratar¨ªa, sobre todo, de recapitular, con el objetivo de mejorar la calidad de la arquitectura en Catalu?a. Para ello, m¨¢s que reconocer, premiar o promocionar la arquitectura catalana, tal como prev¨¦ el borrador de la nueva Ley de Arquitectura, que prepara el Departamento de Territorio y Sostenibilidad, la clave consistir¨ªa en incorporar aspectos cualitativos en los procedimientos contractuales, priorizando criterios de calidad, de innovaci¨®n, de inclusi¨®n y responsabilidad social, de creaci¨®n de ocupaci¨®n, de protecci¨®n del medio ambiente, tendencia hacia la sostenibilidad y cuidado por un entorno saludable. Y para ello es b¨¢sico repensar los procesos del antes y del despu¨¦s de cada obra, estrechamente relacionados.
Es decir, por una parte, se deber¨ªan elaborar unos criterios de valoraci¨®n, basados en el fomento de la calidad de vida, que se aplicasen para primar la obra p¨²blica, es decir, las infraestructuras, los edificios y espacios p¨²blicos y las viviendas. Hoy disponemos de informaciones y criterios de evaluaci¨®n sobre las caracter¨ªsticas y lo que consumen autom¨®viles y electrodom¨¦sticos; sin embargo, la arquitectura y la vivienda social adolecen de la falta de criterios hol¨ªsticos de valoraci¨®n que, adem¨¢s, ofrezcan la posibilidad de comparar obras dentro de unos baremos comunes. A¨²n hoy los usuarios desconocen las cualidades reales a valorar en una vivienda (la flexibilidad y calidad del espacio, el asoleamiento, la ventilaci¨®n, la salud, la relaci¨®n con el entorno) y se dejan llevar por caracter¨ªsticas superficiales de consumo. Disponiendo de unos criterios de evaluaci¨®n social, urbana y medioambiental se conseguir¨ªa superar, de una vez por todas, que los nefastos mecanismos de decisi¨®n para la adjudicaci¨®n de la obra p¨²blica sean los presupuestos m¨¢s bajos o las influencias m¨¢s altas; y que en la obra privada lo sea el negocio y la pura especulaci¨®n.
Disponer de unos criterios de evaluaci¨®n y comparaci¨®n, y desarrollar una cultura de la posocupaci¨®n, va a permitir poner el acento en la aplicabilidad
Por otra parte, se debe implementar una cultura que ponga ¨¦nfasis en los usos, en el impacto urbano, social y ambiental de cada obra, en la posocupaci¨®n, en los significados que se generan y en la relaci¨®n con el contexto. Hemos de fomentar, en definitiva, una cultura de la auto-evaluaci¨®n, que sepa aprender de la experiencia, de los aciertos y los errores, de los cambios y mejoras introducidos por los usuarios en los lugares para vivir, trabajar, aprender o relacionarse, de las opiniones de las personas, para ir revisando y nutriendo, precisamente, estos criterios de valoraci¨®n y promoci¨®n de la calidad.
Disponer de unos criterios de evaluaci¨®n y comparaci¨®n, y desarrollar una cultura de la posocupaci¨®n, va a permitir poner el acento en la aplicabilidad. No solo se mejorar¨ªa la calidad sino que se romper¨ªan barreras, recuperando la relaci¨®n entre los criterios reguladores de la Administraci¨®n y los criterios t¨¦cnicos de los profesionales que proyectan, y restableciendo los canales de comunicaci¨®n y expresi¨®n de los valores y de las experiencias de los usuarios. Definir e integrar los procedimientos estrat¨¦gicos para incorporar estas valoraciones comporta, necesariamente, incluir mecanismos de participaci¨®n ciudadana.
Si, como se anuncia, la Generalitat de Catalu?a va a proceder a la tan complicada y pol¨¦mica venta a sus inquilinos de parte de las viviendas sociales existentes, argumentando que es para tener recursos para generar vivienda nueva, a¨²n ser¨¢ m¨¢s imprescindible disponer de estos criterios de valoraci¨®n social de la calidad urbana y medioambiental, implementando los estudios posocupacionales para que esta nueva etapa se caracterice por sus cualidades y por la superaci¨®n de los errores.
Ser¨ªa imperdonable que estas nuevas viviendas no fueran mod¨¦licas por sus caracter¨ªsticas y arrastrasen inercias e insuficiencias del pasado. Y en estos criterios deber¨ªan tener relevancia los mecanismos que favorezcan la adaptabilidad inclusiva; que potencien el envejecimiento activo de la poblaci¨®n; que consigan la desjerarquizaci¨®n de los espacios desde una perspectiva de igualdad de g¨¦nero; y que, desde una visi¨®n multidisciplinar, favorezcan la sostenibilidad social, teniendo en cuenta las relaciones con el contexto y potenciando las interrelaciones sociales.
Estos criterios de evaluaci¨®n podr¨ªan convertirse en un referente que nuestra cultura urbana aporte a la comunidad internacional: son necesarios para nosotros y pueden ser ¨²tiles para asesorar a otros pa¨ªses. M¨¢s que seguir creciendo, lo que necesitamos y lo que podr¨ªamos aportar con la reelaboraci¨®n cr¨ªtica de nuestra experiencia de estas d¨¦cadas de urbanismo democr¨¢tico son referentes y criterios, sellos de calidad y elementos de autoexigencia. Es decir, podr¨ªamos conseguir un territorio catal¨¢n m¨¢s reequilibrado y sostenible, y, a la vez, podr¨ªamos potenciar una cultura arquitect¨®nica y urbana capaz de exportar criterios y pensamientos aplicables.
Josep Maria Montaner es arquitecto y catedr¨¢tico de la ETSAB-UPC.
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