?Un Rajoy ¡®british¡¯?
?Es cre¨ªble que los Gobiernos de Rajoy y Cameron se coordinen, cuando sus estrategias en los procesos escoc¨¦s y catal¨¢n son opuestas?
La encuentro una de las noticias m¨¢s chocantes de los ¨²ltimos tiempos, y ello a pesar de que la ¨¦poca es fecunda en situaciones imprevistas o ins¨®litas. Me refiero a esa reuni¨®n que celebraron en Vilna, hace una semana, David Cameron y Mariano Rajoy para ¡ªcito de la informaci¨®n de EL PA?S¡ª "coordinar su respuesta a las apiraciones independentistas de Escocia y Catalu?a (y) explicar a los ciudadanos las consecuencias que tendr¨ªa una secesi¨®n".
No, mi asombro no deriva del giro copernicano que las relaciones diplom¨¢ticas entre Madrid y Londres acaban, al parecer, de describir. Durante el pasado verano y gran parte del oto?o, la cuesti¨®n de Gibraltar puso esas relaciones en tensi¨®n y -de creer a cierta prensa madrile?a- casi al borde de la crisis b¨¦lica: ya saben, los bloques submarinos de hormig¨®n, las escaramuzas entre patrulleras de la Guardia Civil y lanchas de la Real Polic¨ªa de Gibraltar, las acusaciones de contrabandistas, piratas y evasores contra los llanitos, los mortificantes controles fronterizos, las apelaciones de ambas partes a Bruselas...
Todav¨ªa hace un par de semanas hubo una supuesta violaci¨®n de la valija diplom¨¢tica de Su Graciosa Majestad por parte de la polic¨ªa espa?ola en La L¨ªnea, incidente que llev¨® al Foreign Office a llamar a cap¨ªtulo al embajador Trillo-Figueroa. Pues bien, todo ese mal rollo parece haberse evaporado al conjuro de la com¨²n amenaza secesionista. Tendr¨ªa gracia que la derecha espa?ola se reconciliase por fin con la p¨¦rfida Albi¨®n merced al monstruo bic¨¦falo formado por Alex Salmond y Artur Mas.
Pero, hablando en serio, ?es cre¨ªble que los Gobiernos de Cameron y Rajoy se coordinen, cuando sus estrategias frente a los procesos escoc¨¦s y catal¨¢n est¨¢n siendo diametralmente opuestas? El otro d¨ªa, en la capital lituana, ?ning¨²n Jorge Moragas le hizo notar a don Mariano que su colega brit¨¢nico ha autorizado y pactado con Edimburgo un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n a celebrar el pr¨®ximo septiembre? Es decir, que cuando el l¨ªder tory advierte a los escoceses sobre los costes y los males de la independencia (la p¨¦rdida de la libra, de la reina, de la UE, de la OTAN...), est¨¢ combatiendo una opci¨®n que reconoce como real y leg¨ªtima, y participando con toda naturalidad en una precampa?a democr¨¢tica que conducir¨¢ a las urnas dentro de nueve meses. En cambio, el Rajoy que trata de imitar ese discurso, pero a la vez se niega a contemplar una consulta y tacha la independencia catalana de quimera imposible, lo que est¨¢ haciendo es el rid¨ªculo. ?C¨®mo puede el presidente del Gobierno argumentar contra un imposible? ?C¨®mo puede hacer campa?a de cara a una votaci¨®n que no piensa permitir?
Por otra parte, las diferencias de actitud entre el inquilino de Downing Street y el de la Moncloa no son s¨®lo de talante personal, sino sobre todo de cultura jur¨ªdico-pol¨ªtica. Nada lo ilustra mejor que las maneras tan distintas en que Madrid y Londres gestionaron la liquidaci¨®n de sus respectivos imperios ultramarinos.
La Gran Breta?a conoci¨® la primera crisis colonial del mundo moderno con la rebeli¨®n de las Trece Colonias de Am¨¦rica del Norte, en el ¨²ltimo cuarto del siglo XVIII. Quiso retenerlas por las armas y las perdi¨®, pero aprendi¨® la lecci¨®n. En adelante, las grandes colonias de poblamiento europeo (Canad¨¢, Australia, Nueva Zelanda...) obtuvieron el autogobierno (el rango de Dominion) casi antes de haberlo reivindicado, con lo cual no se plantearon secesi¨®n alguna.
Desde luego, el Imperio Brit¨¢nico no fue una ONG, y cabe imputarle numerosos abusos y cr¨ªmenes. Pero Londres nunca crey¨® que los fusiles pudieran detener por mucho tiempo el curso de la historia y, llegado el caso, aplic¨® el pragmatismo y la negociaci¨®n a sus retiradas, ya fuese de Irlanda, de la India o de Ghana. Seguramente por eso la Commonwealth est¨¢ formada hoy por 53 pa¨ªses, 16 de los cuales siguen teniendo como jefe de Estado a la reina de Inglaterra.
Madrid, en cambio, trat¨® de preservar su imperio a base de numantinismo y torpeza, esas actitudes que pueden resumirse en dos frases: "Espa?a prefiere honra sin barcos, que barcos sin honra" (almirante M¨¦ndez N¨²?ez), y "Espa?a gastar¨¢ en Cuba hasta su ¨²ltima peseta y dar¨¢ la ¨²ltima gota de sangre de sus hijos" (C¨¢novas del Castillo). Naturalmente, tanto los barcos como Cuba se perdieron; de hecho, Espa?a perdi¨® todas sus colonias, desde Chile a Filipinas, por derrota militar o, en el mejor de los casos (Guinea, el S¨¢hara), por desastre pol¨ªtico. Y es que "un pleito de libertad colectiva no ten¨ªa soluci¨®n jur¨ªdica, como nunca lo ha tenido, por desgracia, en Espa?a". La conclusi¨®n es de aquel peligroso separatista llamado... Francesc Camb¨®.
As¨ª las cosas, debo confesarles que me dispongo a contemplar con enorme curiosidad los frutos de la "coordinaci¨®n" acordada entre el presidente Rajoy y el premier Cameron. Verbigracia, el martes supimos que Interior busca Mossos descontentos para desestabilizar a la polic¨ªa catalana. ?Tambi¨¦n el Home Office se dispone a sembrar ciza?a entre el Police Service of Scotland?
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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