Sexo de pago en el pol¨ªgono industrial
El piso de contactos en A Coru?a que cay¨® hace 10 d¨ªas vuelve a funcionar La polic¨ªa denunci¨® que se pon¨ªa ¡°en grave riesgo¡± la salud de las chicas ¡°Si pag¨¢semos impuestos se acabar¨ªa la crisis¡±, sostiene la due?a
Son las 11 horas del jueves cinco de diciembre. La actividad en el pol¨ªgono coru?¨¦s de A Grela est¨¢ a¨²n m¨¢s desquiciada que de costumbre. Se conoce que todo el mundo apura el trabajo pendiente antes del viernes festivo. En el coraz¨®n del conglomerado industrial, entre dos naves, en un viejo edificio con bajo y dos plantas, tres chicas j¨®venes abrigadas con mantas y pijama de invierno duermen a pesar del ruido de la calle. Al poco rato, sube un cliente con mucha prisa por la escalera. Sabe de sobra que las mujeres est¨¢n en el segundo y al parecer anda exigido, sin tiempo que perder. Entonces una de ellas, antes de su acostumbrado colacao del desayuno, se enfunda r¨¢pido en una malla negra de rejilla, se calza los tacones de aguja y se encierra con el macho impaciente. En unos 10 minutos, lo despide. Sobre la mesa de la cocina de la primera planta, junto al ordenador port¨¢til, cuatro m¨®viles, bien ordenados en fila, suenan todo el rato. Son clientes ma?aneros que han visto los anuncios en la prensa, o los de internet que cada d¨ªa, muchas veces, cuelga M., una mujer madura, latinoamericana, que desde hace a?o y medio realiza labores de intendencia en esta casa de citas.
M., que no tiene contrato ni posibilidad de que se lo hagan y asegura cobrar entre 30 y 50 euros al d¨ªa, atiende el tel¨¦fono, lava s¨¢banas y toallas, y le echa imaginaci¨®n a la hora de redactar reclamos publicitarios. ¡°Mulata africana, guap¨ªsima, ven a perderte en mis curvas. 120 de pecho natural, te hago una rica cubana¡±. ¡°Sevillana cachonda, super enroll¨¢¡±, ¡°muy viciosa, multiorg¨¢smica, si vienes con tu colega mejor que mejor, lo pasaremos pipa¡±. ¡°Morena gallega con fuego en el cuerpo¡±. ¡°Carita de ¨¢ngel, diabla en la cama¡±. ¡°Tres chochitos h¨²medos, volcanes caribe?os¡±. ¡°Bomb¨®n relleno de placer¡±. ¡°Novata¡±. ¡°Casada insatisfecha¡±. En la Red hay incluso un anuncio que invita a ver al equipo de f¨²tbol favorito ¡°en pantalla panor¨¢mica¡± mientras uno se ¡°relaja¡± en la cama con una de las chicas de A Grela.
El vetusto inmueble disimulado entre naves ha vuelto plenamente a la vida con todos sus personajes. Nadie dir¨ªa que hace una semana, el 28 de noviembre, m¨¢s o menos cuando el sol se zambull¨ªa por Arteixo, agentes de paisano de la polic¨ªa nacional irrump¨ªan en la primera planta obligando al empleado de seguridad y a la responsable de los pisos, ambos gallegos, a tirarse al suelo para luego llev¨¢rselos esposados al calabozo. All¨ª, con otros cuatro detenidos en la que fue bautizada como Operaci¨®n Nave, se pasaron tres noches, seg¨²n cuentan ellos mismos, esperando a declarar ante la titular del juzgado de Instrucci¨®n 3, acusados de un delito de trata de seres humanos con fines de explotaci¨®n sexual. Quedaron en libertad con cargos, y el caso, que luego fue a reparto, lo estudia estos d¨ªas de puente la juez del n¨²mero 7.
El Cuerpo Nacional de Polic¨ªa sac¨® a la luz el operativo el pasado lunes. Seg¨²n comunic¨® en una nota, ¡°una de las v¨ªctimas fue detectada por los responsables m¨¦dicos del Servicio de Urgencias¡± del hospital, despu¨¦s de acudir en busca de ¡°asistencia socio-sanitaria¡±. La redada en este ¡°establecimiento clandestino¡± permiti¨® ¡°desarticular una organizaci¨®n delictiva¡± que somet¨ªa a ¡°mujeres de distintas nacionalidades (Brasil, Panam¨¢, Nigeria, Ruman¨ªa, Colombia y Espa?a)¡±, a ¡°largos horarios, trabajando 24 horas sin descanso, durante 21 d¨ªas, a disposici¨®n de las demandas sexuales de los clientes¡±.
La polic¨ªa denunci¨® que se pon¨ªa ¡°en grave riesgo¡± la salud de las chicas
Durante este tiempo, ¡°las trabajadoras del sexo dorm¨ªan, com¨ªan y se encontraban encerradas y hacinadas¡±, sin ¡°libertad para elegir los clientes¡±, con ¡°condiciones de trabajo abusivas¡± y sometidas a ¡°la pr¨¢ctica de servicios sexuales que pon¨ªan en grave riesgo su salud¡±. La nota de prensa destacaba por ¨²ltimo que la operaci¨®n hab¨ªa culminado con la exitosa ¡°detenci¨®n de los integrantes de la red¡± y la ¡°liberaci¨®n de las v¨ªctimas¡±.
Pero varias de esas mujeres que fueron ¡°liberadas¡± han vuelto al piso y, para sorpresa de la prensa, cuentan una versi¨®n tan distinta que uno acaba creyendo que ha entrado confundido en otro lugar. Selina (nombre ficticio), que estudi¨® educaci¨®n infantil, relata que empez¨® en 2006 en Valencia porque fue por error a una entrevista de trabajo en una casa de contactos pensando que era para ¡°cuidar personas¡±. Ahora vive aqu¨ª para ahorrarse un piso, y est¨¢ las 24 horas disponible, asegura, porque as¨ª gana m¨¢s. ¡°?Y d¨®nde voy a estar mejor?¡±, concluye. ¡°Saco al mes entre 3.000 y 4.000 euros¡± y le digo a los clientes: ¡°No soy adicta a nada; lo ¨²nico, al sexo¡±.
Sonia (tampoco es el nombre real), brasile?a, cuenta que tiene un marido en paro y cuatro hijos peque?os a los que mantiene gracias al sexo de pago en el pol¨ªgono. ¡°Los veo lunes, martes y mi¨¦rcoles. El resto de la semana estoy aqu¨ª¡±, explica. ¡°Vine a Espa?a sabiendo a lo que ven¨ªa. Aqu¨ª tengo muchos clientes fijos, acuerdo con cada uno la tarifa y me quedo con el 50%. La otra mitad, igual que las otras chicas, es para pagar a Lorena¡±. Sonia se refiere a la responsable de este inmueble, que es local de alterne desde hace m¨¢s de tres a?os y cambi¨® de manos hace uno y medio.
Lorena es una se?ora coru?esa de la que nadie, si la ve de paseo por la calle Real, sospechar¨ªa que fue prostituta durante cuatro a?os antes de retirarse para montar un piso. Desde que sali¨® del calabozo ha recibido en la casa de citas a dos televisiones y un par de peri¨®dicos, y ante todos, insistentemente, defiende que ¡°lo que ha ido saliendo estos d¨ªas es mentira¡±. ¡°Si no demando a la polic¨ªa es porque mi abogado me dice que es una batalla perdida. Aqu¨ª no hay armas como se dijo; no encontraron m¨¢s que 200 euros; est¨¢n prohibidas las drogas; a todas las chicas les insisto en que no lo hagan sin cond¨®n... Solo el franc¨¦s si antes lavan a fondo al cliente. Y todas tienen total libertad para ir y venir, salir y entrar. Las plazas, por tradici¨®n en el negocio, son de 21 d¨ªas, y luego las que quieren se quedan o se van a otro piso porque al cambiar tienen m¨¢s demanda, por eso de la novedad. Yo no me meto en su trabajo, su co?o es de ellas. Lo que hago es cobrarles la mitad, y con eso pago el alquiler del inmueble, 900 euros, la luz y el agua; a J., el empleado de seguridad, y a M., que pone la publicidad. Tambi¨¦n pago los anuncios de contactos, que me cuestan 500 euros a la semana¡±. ¡°Soy la primera interesada en que se legalice la prostituci¨®n...¡±, dice luego: ¡°Si pag¨¢semos impuestos se acababa con la crisis en Espa?a¡±.
¡°Si pag¨¢semos impuestos se acabar¨ªa la crisis¡±, sostiene la due?a
¡°El otro d¨ªa entraron los de Extranjer¨ªa, enca?onaron a J. y cre¨ª que era un atraco¡±, sigue la due?a del negocio. ¡°Yo lo llevo muy mal¡±, dice el hombre, que tambi¨¦n vive en A Grela: ¡°No quiero que se entere mi madre¡±. Cuando se les pregunta por qu¨¦ entonces una chica fue a Urgencias y los denunci¨®, responden que ¡°por venganza¡±. ¡°S., brasile?a, lleg¨® aqu¨ª desde Vilagarc¨ªa y, como todas las que trabajan all¨ª, acab¨® enganchada a las drogas¡±, describe Lorena, ¡°hace unos 15 d¨ªas mont¨® un n¨²mero, se puso agresiva con las compa?eras. Estaba hasta las cejas de farlopa y sac¨® a relucir sus celos, porque J. es tan guapo que todas se enamoran de ¨¦l. Le dije que se fuese tres d¨ªas a casa. En realidad, no la quer¨ªa aqu¨ª m¨¢s. Al d¨ªa siguiente me mand¨® un mensaje: De puta a puta, m¨¢s puta soy yo. Y nos denunci¨®¡±.
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