15-M y 11-S
Ambos movimientos parten de bases sociales distintas y tienen intersecciones, pero tambi¨¦n incompatibilidades
Estas dos fechas expresan muchos de los quebraderos de cabeza que ha padecido, padece y padecer¨¢ mucha gente en este pa¨ªs. Resumen en pocas letras los debates que se han producido en Catalu?a y en Espa?a. Ponerlas de lado es como aguantar dos imanes con los dedos, resbalan, se atraen y se repelen. No son c¨®modas ni para titular un art¨ªculo, encajan pero ponen en relieve aristas y discordancias. Estar¨ªamos en los ejes de siempre (derecha-izquierda; Catalu?a-Espa?a) si no fuese porque los ejes se han movido y se van a seguir moviendo en los pr¨®ximos tiempos.
Ambos movimientos parten de la base social, pero son bases sociales distintas; los detalles y las trayectorias hacen que esas diferencias sean claras. Los vectores sociales y nacionales tienen intersecciones, pero tambi¨¦n incompatibilidades. Disculpen el trazo grueso: seamos sinceros, las reivindicaciones nacionales no eran ninguna prioridad para una parte sustantiva del 15-M, muchas personas se mostraban ajenas a ese debate ¡ª?cuando no irritadas?¡ª y en no pocas ocasiones se repet¨ªa un esquema que tantas veces hemos o¨ªdo y que sabemos tramposo: todo el proceso independentista est¨¢ orquestado por la burgues¨ªa catalana, que quiere mantener sus privilegios y que utiliza a la poblaci¨®n para sus fines. Para demostrar su progresismo, uno debe abandonar el eje nacional porque poco menos que es sospechoso de llevarse el dinero a Andorra. Para ese mantra, que ha funcionado las primeras mil veces que se ha formulado, ya hay vacuna.
Estas dos fechas expresan muchos de los quebraderos de cabeza que ha padecido, padece y padecer¨¢ mucha gente en este pa¨ªs
Y es que si bien algunas iniciativas salidas o apoyadas por el 15-M tuvieron y siguen teniendo simpat¨ªas en el 11-S, como la preocupaci¨®n por los desahucios o por los recortes, el enfoque es distinto. Un bot¨®n de muestra: el 15-M protest¨® contra el ahogo del sur por culpa de una deuda injusta. Es muy dif¨ªcil hablar de solidaridad transnacional en el caso de la deuda cuando Catalu?a ha sufrido la sangr¨ªa econ¨®mica, insolidaria y ocultada, del d¨¦ficit fiscal.
Es muy dif¨ªcil mantener la perspectiva cr¨ªtica con los recortes cuando el presidente de Extremadura, ?nada menos!, se jacta de que all¨ª van a continuar el mejor de los mundos presupuestarios posibles, culpabilizando a la propia sociedad catalana de su situaci¨®n. Se entiende que al fin los farmac¨¦uticos se dirijan a la delegaci¨®n del Gobierno en Catalu?a a la hora de protestar. La sangr¨ªa de las v¨ªas de peaje, el d¨¦ficit de infraestructuras y la inversi¨®n per capita tambi¨¦n ahogan, pero claro, todo esto es calificado como juego de regate corto, ser estrecho de miras o simplemente¡ insolidario. A veces los dedos se?alan a m¨¢s de una luna.
Los hay que se quejan de que el 11-S no es lo suficientemente cr¨ªtico con el poder. Ninguna instituci¨®n espa?ola soportar¨ªa el nivel de cr¨ªtica al que se someten las instituciones en Catalu?a. Se han publicado informes falsos en v¨ªsperas de elecciones. Se acusa a la televisi¨®n y la radio p¨²blicas de manipulaci¨®n, pero lo cierto es que est¨¢n por encima de lo que vemos en las cadenas estatales, p¨²blicas y privadas. Hay que se?alar los errores de la educaci¨®n, pero si para que se queden contentos tenemos que afirmar que aqu¨ª se adoctrina poco menos que en el nazismo, van a encontrar poca gente¡
Y otro tanto sucede con la polic¨ªa. El desastre en la gesti¨®n de los recursos humanos en los Mossos d¡¯Esquadra ha sido clamoroso, pero no puede olvidarse que lo que realmente quisieran algunos es que la televisi¨®n, la escuela o la polic¨ªa auton¨®micas desaparecieran. La pregunta ha estado en el aire los ¨²ltimos tres a?os: ?qu¨¦ dir¨ªa entonces el 15-M de aqu¨ª? ?Y el 15-M espa?ol? S¨ª, ya, mucha solidaridad.
Puede que el 15-M provocase las mayores manifestaciones vistas desde hace mucho tiempo en Espa?a, pero en Catalu?a las mayores fueron las del 11-S. Intentar desprestigiarlas aduciendo que los partidos han hecho suyas sus reivindicaciones es poco ¨²til. Es cierto que la pol¨ªtica va a intentar encauzar para bien y para mal el 11-S, pero no lo es menos que si la verticalidad ha existido ha partido de esas grandes horizontalidades sociales. Fueron manifestaciones contra el recorte del Estatut, fueron la Diada de 2012 y la Via Catalana y su verticalidad fue de abajo arriba. Esa fuerza ascendente solo ser¨¢ capaz de aguantar su tensi¨®n si se mantiene el eje social, pero es que hay algo que creo que una parte importante del 15-M no entendi¨®: en Catalu?a es imposible disociar las reivindicaciones sociales de las culturales y que ambas, a veces, se pueden expresar tambi¨¦n econ¨®micamente. A ver si lo que ten¨ªa un error de dise?o, tomando la frase de mi querido Guillem Mart¨ªnez, va a ser el 15-M. Y que lo que es verdadera Cultura de la Transici¨®n es la mirada que proyecta el 15-M sobre el 11-S.
No sabemos qu¨¦ pasar¨¢ en un futuro, pero por si acaso, no intenten entrar por ah¨ª. Sirve para todos: no desprestigien el valor social del 11-S. Es una puerta abierta, pero es un flanco cerrado, y atacarlo, el principal error pol¨ªtico de un pasado tan reciente como lejano.
Francesc Ser¨¦s es escritor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.