La sal de la tierra en la Malva-rosa
Por Gl¨®ria Casta?ares y Vicent Sebasti¨¢n
Sin pretender hacer aqu¨ª una biograf¨ªa de Jos¨¦ Vila L¨®pez, si nos gustar¨ªa subrayar su ingente labor vital, su generosidad humana y su compromiso pastoral y de servicio hacia todo el pueblo de Dios, siempre desde la sencillez y la humildad. Justo es hacer referencia a su labor de consiliario de juventud y la puesta en marcha de la Juventud Obrera Cristiana (JOC), de la que fue fundador en Valencia en los a?os 50 y a otras varias circunstancias de vida, como la participaci¨®n en la comisi¨®n de ayuda a los damnificados por la riada del 57, a propuesta del Arzobispado, as¨ª como en el grupo Jes¨²s Obrero; a su tarea como capell¨¢n de los agitados Astilleros de entonces, que nos traen a la memoria c¨®mo se organizaban asambleas de sus trabajadores en la iglesia, impidiendo la entrada de la polic¨ªa.
An¨¦cdotas dec¨ªa ¨¦l, quit¨¢ndole importancia y dando refugio en su parroquia de M? Inmaculada a las asambleas de obreros en los a?os 70 y 80 y dando testimonio de una vida dedicada por completo a los otros, grey an¨®nima entre los que se declaraba uno m¨¢s.
Nos sentimos parte del sincero recuerdo y homenaje de todos aquellos que a lo largo de su vida han apreciado su socarroner¨ªa, su calor, su compa?¨ªa, su actitud permanente de entrega, sin pararse jam¨¢s a hacer distingos de credo, color pol¨ªtico, raza ni posici¨®n econ¨®mica. Desde el domingo en que se fue, festividad precisamente de M? Inmaculada, las campanas de Vera, la parroquia de Malvarrosa en la que tantos a?os realiz¨® su labor en pro de los dem¨¢s, ta?en su ausencia. Creemos no equivocarnos al decir que les acompa?an los obreros, de Astilleros; els llauradors de Vera y la Carrasca; los inmigrantes, que ¡°fundaron¡± la Malvarrosa; los gitanos, que viv¨ªan en el chalet de Blasco Ib¨¢?ez; las mujeres de C¨¢ritas, todas las gentes humildes y sencillas del barrio de la Malvarrosa, los juniors del Centro Jos¨¦ Vicente Cort¨¦s; todos aquellos ni?os y j¨®venes, hijos de trabajadores, que compartieron la aventura y los sue?os e ilusi¨®n del Campamento del Molinar en Albacete. Tambi¨¦n los Reyes de Ca?ada y els Santets de Camp de Mirra¡?
Lo cierto es que tras haber tenido el regalo de haberle conocido, de haber crecido humanamente con ¨¦l, nos sentimos un poco hu¨¦rfanos.
Y recordamos esa m¨¢xima del Cardenal Cardjin que convirti¨® en eje de su vida y nos inculcaba: ¡°¡un joven trabajador, una joven trabajadora, no es una m¨¢quina, no es un esclavo ni una bestia de carga, es un Hijo de Dios, con una vocaci¨®n personal con un destino divino y eterno¡±. Don Jos¨¦, Pepe Vila, siempre dec¨ªa: ¡°No hay que aislarse de la gente, sed la levadura en la masa, la sal de la tierra¡±. No esper¨® a la Evagelii Gaudium del papa Francisco para hacer realidad aqu¨ª en la tierra, entre el pueblo, la alegr¨ªa del evangelio, el compromiso social.
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