¡°Con el Alvia, en Urgencias trabajamos por primera vez en silencio¡±
Carmen Varela, jefa de Urgencias del hospital, recuerda c¨®mo gestion¨® la cat¨¢strofe Sin la ayuda de sanitarios, heridos y familiares, dice, no hubieran podido atender a la gente
La noche del 24 de julio, cuando comenzaban a llegar las primeras noticias de que un tren que viajaba desde Madrid hab¨ªa sufrido un accidente a pocos kil¨®metros de la estaci¨®n de Santiago de Compostela, la jefa de Urgencias del hospital de la ciudad comenzaba a organizar a todo su personal para recibir a cientos de heridos. ¡°Recuerdo la llamada de los servicios de emergencia como si fuera ayer. Me dijeron que hab¨ªa un alta probabilidad de que tuvi¨¦ramos que atender a muchas personas porque el accidente hab¨ªa sido terrible¡±, afirma Carmen Varela. Empez¨® en ese momento un turno de 30 horas para la doctora de 54 a?os, especialista en medicina interna, que tuvo que ocuparse de diez heridos de los m¨¢s de 100 que pasaron por el departamento que dirige desde el 2007.
El accidente, la tragedia ferroviaria m¨¢s grave de los ¨²ltimos 40 a?os en Espa?a que dej¨® 79 muertos y m¨¢s de 140 heridos, se convirti¨® en un ejemplo de coordinaci¨®n de los trabajadores del hospital. Tras la llamada que recibi¨® la doctora Varela, que se convirti¨® hace m¨¢s de seis a?os en la primera mujer al frente de este servicio del principal hospital de la ciudad, el centro activ¨® un protocolo que hasta ese momento solo hab¨ªan conocido en sesiones de formaci¨®n. ¡°Preparados siempre estamos porque te sabes la teor¨ªa, pero nunca esperas algo as¨ª¡±. La primera orden que dio fue que ning¨²n m¨¦dico abandonara su puesto de trabajo aunque terminara su turno y que empezaran a despejar camas. La sorpresa que recibi¨® la doctora fue que buena parte del personal que estaba librando comenz¨® a acercarse voluntariamente al centro para ver si necesitaban ayuda. ¡°Eran las tres de la ma?ana. Me encontr¨¦ con una caja de gasas y me di cuenta de que aunque no viera a la gente, estaban all¨ª reponiendo material, ayudando a las familias¡±, recuerda Varela, que insiste en que si esa noche todo funcion¨® fue porque el hospital se volc¨®.
¡°Lo primero que hice fue retener al personal, pedirles a todos, que terminaban su turno a las diez, que no se marcharan. Se prepararon muchos sitios para poder hacernos cargo del gran volumen de afectados. Despu¨¦s despejamos los pasillos¡±, explica. En el centro aparecieron cirujanos, digest¨®logos, neur¨®logos¡ todos dispuestos a echar una mano. Mientras ellos se preparaban, en el lugar del accidente los servicios de emergencias asignaban la gravedad de los heridos. Los quir¨®fanos esa noche echaron chispas porque los viajeros que llegaban necesitaban muchas intervenciones y todas se realizaron. "Siempre nos dicen que este trabajo es muy estresante, guardias de 24 horas, de rutina... pero existe un componente de excepcionalidad que nos hacen soltar mucha adrenalina y ponerlo todo a funcionar", afirma la doctora, que reconoce que si aguanta todo este esfuerzo es porque le gusta este ritmo.
Cinco meses despu¨¦s de la tragedia, Carmen Varela est¨¢ convencida de que el hospital s¨ª que estaba preparado para afrontar una cat¨¢strofe de tal gravedad, pero reconoce que parte de la enorme ayuda con la que cont¨® se debi¨® a que el descarrilamiento tuvo una amplia cobertura medi¨¢tica. ¡°Es evidente que si volviera a ocurrir algo parecido har¨ªamos todo mucho m¨¢s r¨¢pido. Aquella vez sab¨ªamos el protocolo pero no lo hab¨ªamos puesto en pr¨¢ctica; ahora se har¨ªa de manera m¨¢s eficaz¡±, precisa.
De aquella larga noche, se queda con el apoyo que recibi¨® de sus compa?eros y sobre todo con el respeto con el que los pacientes y familiares trataron a los m¨¦dicos. ¡°Normalmente, los pacientes y sus familias siempre est¨¢n reclamando informaci¨®n, pero ese d¨ªa tambi¨¦n fueron solidarios. Hab¨ªa mucha gente con heridas muy graves pero estaban callados y nadie protestaba: sab¨ªan que ten¨ªamos mucho trabajo, que est¨¢bamos dando todo por salvar vidas y nos apoyaron con su silencio¡±.
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