La alianza del cemento y la pol¨ªtica
Hubo un tiempo en que el bienestar se med¨ªa en hormig¨®n per c¨¢pita. Gonzalo Fern¨¢ndez de la Mora, ministro del general Franco, teoriz¨® que cada metro c¨²bico de cemento era un pelda?o hacia desarrollo, antesala de la inmortalidad. Su libro El Estado de obras era un canto a la solidez de los materiales sobre los que se asentaba una organizaci¨®n que escond¨ªa su car¨¢cter dictatorial. La democracia era prescindible, seg¨²n el que fuera ministro de la dictadura, pues en su peculiar selecci¨®n natural de la especie los m¨¢s inteligentes estaban en el gobierno, mientras que los d¨¦biles se consum¨ªan en la envidia igualitarista apadrinada por la Ilustraci¨®n.
Desprovista de su sambenito franquista por la democracia, la fe en el desarrollismo no ha perdido devotos. Ha pervivido con independencia de partidos gobernantes, tanto en el Gobierno central ¡ªprincipal promotor¡ª como en los auton¨®micos. El cemento ha sido la gasolina del sistema econ¨®mico espa?ol, aunque sea m¨¢s tributario de las necesidades de las elites que de la racionalidad. A pesar de los reveses de una crisis inspirada en el ladrillo y el cemento, la fe en el desarrollismo ha superado todos los obst¨¢culos, y en demasiadas ocasiones ha supuesto un salto al vac¨ªo sin el paraca¨ªdas del sentido cr¨ªtico.
El vetusto y rancio Estado de obras ha alumbrado en democracia aventuras como la de la Alta Velocidad Espa?ola (AVE), una experiencia que ha dado a Espa?a el liderazgo europeo en metros de v¨ªa per c¨¢pita (en el mundo solo por detr¨¢s de China). O los aeropuertos sin aviones, como el de Castilla-La Mancha, el de Murcia o el c¨¦lebre aeropuerto del abuelo Fabra en Castell¨®n. A todos estos buques insignia del despilfarro se suman las autopistas radiales de Madrid, que el sector p¨²blico va a proceder a rescatar despu¨¦s de una planificaci¨®n ca¨®tica iniciada por Aznar y subvencionada por Rodr¨ªguez Zapatero. Una broma como la de las autopistas madrile?as, que raya los 6.000 millones de euros, deber¨ªa ser una prueba irrefutable de que el cemento no siempre genera bienestar y que la colaboraci¨®n entre lo p¨²blico y lo privado ¡ªcuando est¨¢ mal cimentada¡ª acaba en la socializaci¨®n de las p¨¦rdidas.
El trasvase del R¨®dano, apadrinado por CiU y ahora por el PP, es una muestra del desarrollismo que impregna a la pol¨ªtica
El cat¨¢logo de certidumbres desarrollistas parece infinito. Cae Eurovegas y ?qu¨¦ pasar¨¢ con BCN-World, patrocinada por el rey del ladrillo Enrique Ba?uelos? La alianza entre cemento y pol¨ªtica logra grandes adhesiones a pesar de sus ruinosos precedentes y resultados.
La crisis aguza el ingenio de los pol¨ªticos aunque acorta su memoria. Desde hace un a?o en secreto y desde finales de octubre entre susurros, el PP habla de activar el trasvase de R¨®dano. Cuando se trata de ideas de enjundia, al Gobierno central no le duelen prendas y es capaz de asumir como la sugerencia insistentemente realizada por CiU desde hace una docena de a?os. Claro que entonces era para paliar los efectos pol¨ªticos del trasvase del Ebro y del Plan Hidrol¨®gico Nacional.
Hace 12 a?os el Ebro pod¨ªa quedarse con un caudal m¨ªnimo de 3.156 hect¨®metros c¨²bicos, seg¨²n suscribi¨® CiU, si se hac¨ªa el trasvase del R¨®dano; ahora, seg¨²n la misma formaci¨®n necesita un caudal m¨ªnimo de 7.000, porque los 3.010 que ofrece el ministro Arias Ca?ete, ¡°ponen en peligro la viabilidad del delta¡±, seg¨²n el consejero de Territorio, Santi Vila. Haciendo hincapi¨¦, claro est¨¢, en el trasvase del R¨®dano. Hace 12 a?os los nacionalistas de Jordi Pujol necesitaban los votos del PP para gobernar y ahora con los de Esquerra tienen bastante.
No deja de sorprender que entre tanto ap¨®stol del recorte y la austeridad a nadie se le haya ocurrido pensar por una vez en la virtud de limitar el consumo
El PP, que sembr¨® Espa?a de infraestructuras durante los a?os de abundancia, en ¨¦pocas de escasez es capaz de dar luz verde a un trasvase buque insignia de CiU y procedente de la diderotiana Francia. Lo importante es el cemento. M¨¢s all¨¢ de elementos de conveniencia pol¨ªtica, convergentes y populares comparten trazos generales desarrollistas. Y ha sido CiU la que ha convencido al PP de que trasvasar agua de Francia es una necesidad.
No deja de sorprender que entre tanto ap¨®stol del recorte y la austeridad a nadie se le haya ocurrido pensar por una vez en la virtud de limitar el consumo. El agua, ya sea procedente de un trasvase o de una desalinizadora, es cara, pero unas est¨¢n hechas y el otro, no. El ahorro es una lecci¨®n que los ciudadanos del ¨¢rea metropolitana de Barcelona ¡ªque pagan la tarifa m¨¢s alta de Espa?a¡ª conocen de memoria.
Pero desde Espa?a y desde Catalu?a algunos siguen pensando en el trasvase como la soluci¨®n a los problemas, aunque la Uni¨®n Europea no lo vea con muy buenos ojos. Mientras, el plan de gesti¨®n del agua est¨¢ paralizado por falta de recursos y las depuradoras a punto de ser ¡°concesionadas¡±. Pero poco importa, porque la alianza entre cemento y pol¨ªtica pervive.
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