De compras por la huerta
Crece el n¨²mero de grupos de consumo que se organizan para adquirir productos a proveedores locales, sin intermediarios
?Cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que comi¨® un tomate con sabor a tomate, pel¨® una patata con restos de tierra o se le agri¨® la leche en la nevera? Son experiencias olvidadas para los que se han acostumbrado a hacer la compra en el supermercado de la esquina donde los productos est¨¢n importados de lugares remotos y tratados hasta su desnaturalizaci¨®n. La alternativa son los grupos de consumo en los que se organizan los vecinos de un barrio para hacer pedidos a productores locales. Es una modalidad muy extendida en los pa¨ªses europeos que en Madrid est¨¢ en alza con algunas iniciativas improvisadas y otras m¨¢s profesionales.
El patio de Carmen Paniagua se convierte cada semana en una peque?a tienda. Se llena de pimientos de un rojo intenso, tomates, pl¨¢tanos y br¨®coli, que ella con la ayuda de otra vecina de su misma calle reparten en bolsas. Cada una lleva el nombre de una familia. Cuentan con calculadora, una b¨¢scula y guantes. Y todo queda registrado en el albar¨¢n. Paniagua es la impulsora de este grupo de consumo ubicado en el barrio de Bellas Vistas, en Tetu¨¢n.
Ocho familias forman parte del grupo de Paniagua. Sus nombres pueden leerse en los cartelitos plastificados que acompa?an a cada bolsa y que su perro evita cuidadosamente mientras corretea por el patio que semanalmente hace las veces de despensa. Los miembros ir¨¢n pasando durante todo el d¨ªa a recoger sus pedidos y dejar¨¢n el dinero en un monedero comunitario que ella deja encima de la mesa. La puerta queda abierta aunque ella no est¨¦ para que sus compa?eros lo recojan cuando pueden. Es un sistema basado en la confianza. Cada uno encarga lo que quiere, en este caso el pedido m¨¢s caro, que contiene 15 tipos de productos diferentes, desde peras hasta acelgas, cuesta 30 euros.
La plataforma YoComproSano funciona de manera m¨¢s organizada. A trav¨¦s de la p¨¢gina se crean los grupos vecinales, se hace la compra, se paga por Internet y se recoge semanalmente en un punto preestablecido de cada barrio. Cuentan con 27 productores de la Comunidad de Madrid y no se limitan solo a las verduras, sino que tambi¨¦n ofrecen leche, quesos, carnes o ahumados. Los creadores son Olivier Querol y Greg Destre, dos franceses afincados en la capital desde hace a?os, que decidieron importar el sistema que funciona muy bien en su pa¨ªs a trav¨¦s de la p¨¢gina LaRucheQuiDitOui o la americana Farmigo.
A Jos¨¦ Manuel Retuerta, que es responsable de El Huertecito, de San Mart¨ªn de la Vega, los dos franceses le explicaron el proyecto cuando estaba en una feria de productos artesanales de la Comunidad. ¡°Yo al principio no ve¨ªa claro que la gente fuera a comprar un kilo de alcachofas por Internet¡±, explica el agricultor, pero los pedidos le llegan y est¨¢ contento. ¡°Solo servimos hortalizas de temporada. Las zanahorias las arrancamos uno o dos d¨ªas antes de servirlas y los clientes notan la diferencia¡±. La diferencia para los productores de estos grupos de consumo que reducen a los intermediarios a su m¨ªnima expresi¨®n est¨¢ en el precio. ¡°Aqu¨ª yo pongo el precio que a m¨ª me cuesta plantar las hortalizas, la tierra y la mano de obra. Cuando voy a Mercamadrid, a veces me piden precios imposibles¡±, explica Retuerta.
Otro de los productos estrella que se puede comprar con un clic en la p¨¢gina YoComproSano son los quesos de cabra Vega de San Mart¨ªn. ¡°Nosotros no trabajamos con gran distribuci¨®n, todo lo hacemos de forma artesana, detr¨¢s de cada queso hay unas manos que lo han moldeado¡±, explica Mario Migall¨®n, responsable de la granja de cabras. A ¨¦l le llegan los pedidos semanalmente a trav¨¦s del correo electr¨®nico.
En el grupo del barrio Bella Vista tambi¨¦n funciona a trav¨¦s del correo electr¨®nico. La oferta semanal de hortalizas le llega a una persona y lo transmite al resto de miembros que, a su vez, seleccionan la cantidad que desean de cada producto. El pedido m¨ªnimo debe ser de 80 euros para que le compense al productor local. ¡°Zanahorias, medio kilo. Para la bolsa dos¡±, le canta Paniagua a su compa?era mientras subraya los alimentos que ya han repartido con un rotulador rosa. A la vez que llevan a cabo esta tarea, degustan un t¨¦ que ha preparado Carmen. Las ocho familias se dividen por parejas para hacer el reparto en bolsas cada semana.
Las cajas de comida han llegado a su puerta unas horas antes en la furgoneta de Ecosecha, la cooperativa que les provee. Fue una de las primeras, naci¨® hace una d¨¦cada, y en ella trabajan ocho empleados. Cuentan con tres terrenos en Rivas y en Chinch¨®n, donde cultivan todo tipo de productos. Poseen la mayor extensi¨®n de huertos ecol¨®gicos de Madrid: seis hect¨¢reas. Cuando empezaron vend¨ªan sus productos a dos grupos de consumo, ahora a 18. Javier P¨¦rez, uno de los miembros fundadores, sostiene que el aumento de este tipo de organizaciones se ha notado sobre todo en los ¨²ltimos tres a?os. P¨¦rez, un hombre robusto que ha militado en varias asociaciones ecologistas desde su juventud, cree que el motivo del aumento es la crisis y una mayor conciencia medioambiental. ¡°El descalabro nos ha hecho buscar f¨®rmulas alternativas para todo, y esta es una de ellas¡±, asegura.
Su cuartel general es una gran nave en la que se mezclan los olores del huerto provenientes de cajas y cubos llenos de verduras y frutas. Dos trabajadores se afanan desde las siete de la ma?ana organizando los encargos, otra gestiona los pedidos, uno m¨¢s est¨¢ en ruta con la furgoneta. Un tractor recibe al visitante nada m¨¢s entrar. Fue una de las ¨²ltimas inversiones de la cooperativa, junto con dos c¨¢maras frigor¨ªficas para conservar los alimentos. Ecosecha ha crecido moderadamente durante los a?os de crisis.
Un mont¨ªculo de calabazas se acumula en una esquina y el moho se apodera de unos melones m¨¢s peque?os de lo normal en una de las cajas. El destino de estos ¨²ltimos es la basura, por supuesto, pero la cooperativa consigui¨® mantenerlos comestibles hasta hace unas semanas porque recuperaron esta variedad antigua m¨¢s resistente al paso del tiempo, llamada tendal. Ecosecha utiliza estas t¨¦cnicas para mantener su oferta durante todo el a?o, pero por mucho que lo intenten, los pl¨¢tanos no crecen en Madrid en diciembre. Por eso, mantienen acuerdos con otras cooperativas o productores de otras partes de Espa?a que les proveen los meses invernales.
A escasos dos kil¨®metros de la nave, las acelgas luchan con las malas hierbas. Al ser productos 100% ecol¨®gicos, los hortelanos tienen que combatir cada d¨ªa los rastrojos. Para ello se ayudan de pl¨¢sticos, elaborados con fibra de patata, que tapan los cultivos. De esta forma tambi¨¦n los protegen de las bajas temperaturas. Para combatir las plagas, los diferentes tipos de cultivos se intercalan, as¨ª, si los insectos devoran una fila de acelgas, a unos cent¨ªmetros encontrar¨¢ tomates, lo que detiene su avance. ¡°El principal coste de producci¨®n de la agricultura ecol¨®gica es la mano de obra, porque tenemos que hacer nosotros mismos lo que otros hacen con un tractor y un pesticida¡±, apunta P¨¦rez. Ecosecha reparte cada a?o m¨¢s de 100.000 kilos de alimentos en la Comunidad de Madrid, de los cuales 60.000 provienen de la producci¨®n propia.
Parte de esos kilos van a parar a viviendas particulares, como la de Carmen Paniagua, pero los vecinos tambi¨¦n establecen como puntos de reparto sedes de asociaciones o, incluso, locales comerciales, que ceden su trastienda a cambio de un precio simb¨®lico para que los grupos de consumo recojan all¨ª sus bolsas. El barrio que m¨¢s grupos de consumo aglutina, seg¨²n P¨¦rez, es Lavapi¨¦s. Una vez al a?o, los grupos a los que abastece Ecosecha se dan cita en uno de sus huertos, los trabajadores les ense?an los cultivos y al final organizan una gran comilona con productos ecol¨®gicos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.