El abrazo del oso

Cuando, en oto?o de 2012, arranc¨® con fuerza el proceso soberanista catal¨¢n, hubo alg¨²n conspiranoico y alg¨²n Rasput¨ªn de baratillo que murmuraron: "la independencia no, pero destrozar al PSC, este es el verdadero objetivo de toda la operaci¨®n...". Si, al final, esas voces acaban teniendo raz¨®n, no ser¨¢ por m¨¦rito de unos supuestos comploteurs mal¨¦ficos, sino a causa de la inflexibilidad, la torpeza, el apocamiento y la falta de cintura pol¨ªtica de la direcci¨®n encabezada por Pere Navarro.

Perm¨ªtanme recordar, por v¨ªa de ejemplo, algunos hechos que las festividades navide?as eclipsaron injustamente. El pasado 26 de diciembre, consciente de que la reforma federal de la Constituci¨®n es un objetivo a plazo entre largu¨ªsimo e inalcanzable, el staff de Nicaragua propuso "una soluci¨®n para Catalu?a a corto plazo, en los pr¨®ximos meses". Se tratar¨ªa de una adenda o disposici¨®n adicional a la Carta Magna que "recogiese la especificidad de Catalu?a, con el reconocimiento de la singularidad nacional, el blindaje de competencias en materia ling¨¹¨ªstica y cultural y la regulaci¨®n de la financiaci¨®n catalana a partir del principio de ordinalidad y de una autonom¨ªa m¨¢s importante en materia de ingresos", seg¨²n explic¨® textualmente Maurici Lucena.

Si el PSC se destroza, ser¨¢ a causa de la inflexibilidad, la torpeza, el apocamiento y la falta de cintura pol¨ªtica de la direcci¨®n encabezada por Pere Navarro

Pues bien, esta supuesta "v¨ªa de salida a la crisis actual" -Lucena dixit-, o m¨¢s bien esta carta a los Reyes Magos, mereci¨® del l¨ªder del PSOE, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, un rechazo tan rotundo como despectivo en menos de 24 horas: "Reformas de la Constituci¨®n s¨®lo hay una, y es la que est¨¢ en el documento de Granada", zanj¨®. Despu¨¦s del palmetazo, la pretendida reforma-expr¨¦s del encaje constitucional de Catalu?a ya no fue ni siquiera aludida en la cumbre PSOE-PSC del 7 de enero, que se limit¨® a proponer una serie de brindis al sol del tipo "persistir en la pedagog¨ªa del federalismo..."

Hace tiempo que Navarro y su equipo se han habituado a encajar sin inmutarse los desaires y las rega?inas del PSOE. Hace tiempo que han fijado como norte de su br¨²jula no incomodar, no crearles problemas a P¨¦rez Rubalcaba y dem¨¢s "compa?eros fraternales" de la calle de Ferraz, y sobre todo no colisionar con ellos por nada del mundo. La actuaci¨®n del v¨¦rtice del PSC ante la votaci¨®n parlamentaria de ayer lo ilustra de manera palmaria.

Frente a la propuesta de CiU, ERC e ICV de pedir al Congreso que transfiera a la Generalitat la competencia para convocar referendos, el objetivo esencial de los actuales dirigentes del PSC ha sido no entrar en contradicci¨®n con el PSOE. Para conseguirlo, no pod¨ªan arg¨¹ir que apelar al art¨ªculo 150.2 de la Constituci¨®n sea ilegal o que desborde las competencias estatutarias. Tampoco pod¨ªan afirmar que su programa electoral lo excluye (el de las catalanas de 2012, el ¨²ltimo, asume el "derecho a decidir a trav¨¦s de un refer¨¦ndum o consulta acordado en el marco de la legalidad"). Es por eso que Navarro y sus colaboradores construyeron la votaci¨®n del Consejo Nacional del pasado 17 de noviembre: para tener un parapeto puramente formal desde el que imponer el no a todos sus diputados.

Si el PSC pretende abanderar una tercera v¨ªa distinta al independentismo y el unitarismo espa?olista, ayer, en el Parlament, a los federalistas no se les vio por ninguna parte

El pasado martes, El Punt Avui sondeaba a 72 cuadros o notables del PSC (diputados, senadores, alcaldes, concejales, ex cargos...) sobre la posici¨®n a adoptar en la votaci¨®n de ayer: 28 se mostraban favorables a votar s¨ª; 17 a abstenerse; 3 apostaban por dejar libertad de voto; y 24 se alineaban con la c¨²pula en el voto no. Pero tanto o m¨¢s importante que esta aguda divisi¨®n era, a mi juicio, que ni esos 24 del no ni ning¨²n otro portavoz oficialista en los ¨²ltimos d¨ªas argumentaba su postura en otra cosa que no fuera el puro principio de autoridad ("hay que mantener lo que se vot¨® en el Consejo Nacional") o -como dijo el mismo martes el portavoz Maurici Lucena- el "respeto a la jerarqu¨ªa". Argumentos jur¨ªdicos o pol¨ªticos, ninguno. ?O debemos considerar como tal el pleonasmo del mismo Lucena cuando advirti¨® que los socialistas no apoyar¨ªan nunca "una petici¨®n unilateral..."? ?Conoce don Maurici alguna petici¨®n que no sea unilateral?

Bien, pues objetivo cubierto: evitando chocar con el PSOE, el PSC se ha abrazado a ¨¦l. Pero, ?a qu¨¦ precio? Al de descolgarse absolutamente del derecho a decidir; al de alinearse sin matices con PP y Ciutadans; al de forzar a ?ngel Ros a encastillarse en su baluarte leridano, acechando la cat¨¢strofe final; al de empujar a los diputados Marina Geli, Joan Ignasi Elena y N¨²ria Ventura a romper la disciplina de voto y, posiblemente, a pasar al Grupo Mixto, menguando as¨ª la ya magra representaci¨®n parlamentaria del que fue durante d¨¦cadas el primer partido de Catalu?a. Si el PSC pretende abanderar una tercera v¨ªa equidistante entre el independentismo y el unitarismo espa?olista, es preciso admitir que ayer, en el Parlament, a los federalistas no se les vio por ninguna parte. Si cree que, con el no, mejora sus perspectivas demosc¨®picas, se equivoca.

Del oso, es m¨¢s letal el abrazo que la embestida.

Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.