La guerra, por otros medios
Francisco Vidal y Teatro del Laberinto recuperan en la Sala T¨² ¡®N¨¢poles millonaria¡¯, una funci¨®n candente de Eduardo de Filippo
¡°La guerra no ha terminado¡±, asevera Gennaro Jovine, tras fugarse del campo de concentraci¨®n, mientras su familia, que entretanto ha prosperado con el estraperlo (en la misma medida en que se ha degradado moralmente), se dispone a engullir un men¨² abundante. Ni Amalia, su esposa; ni sus hijos, ni Enrique, su socio, desean que el relato de los horrores vividos les ag¨¹en la fiesta. N¨¢poles millonaria, de Eduardo de Filippo, es un retrato exacto de la vida cotidiana en tiempos de guerra, pero tambi¨¦n una f¨¢bula sobre como la abundancia de unos se labra casi siempre sobre la miseria de otros.
En esta tragicomedia inaugural del neorrealismo, recibida con clamores en la capital de Campania a?o y medio despu¨¦s de que sus vecinos expulsaran a la Wehrmacht en una hist¨®rica revuelta popular, el autor napolitano enfrenta vigorosamente dentro de una misma familia dos maneras opuestas de ver el mundo. Amalia, con sus reventas de bienes escasos a precios inflados, representa cabalmente a unas ¨¦lites que pronto utilizar¨¢n la ret¨®rica del libre mercado como motor del darwinismo social; Gennaro, transfigurado a sus 52 a?os por una experiencia b¨¦lica terrible, y Ricardo, el funcionario arruinado por las circunstancias y exprimido por Amalia, encarnan a su vez la convicci¨®n de De Filippo en que el bien com¨²n redunda en provecho propio y su fe en que pol¨ªtica y sociedad lleguen un buen d¨ªa a regirse por intereses no meramente instrumentales.
N?POLES MILLONARIA
Autor: Eduardo de Filippo. Direcci¨®n: Francisco Vidal. Sala T¨². 19, 25 y 26 de enero. 6, 13 y 27 de febrero.
La compa?¨ªa Teatro del Laberinto, dirigida por Francisco Vidal, ha levantado esta obra con medios materiales inversamente proporcionales a la ilusi¨®n, energ¨ªa y talento puestos en el empe?o. Encontrarse 11 actores j¨®venes en escena en ese grato cuarto de estar de casa que es la Sala T¨², amueblada con sillas y sof¨¢s (y en la que se puede estar copa en mano), es, de entrada, una sorpresa impagable: tocamos a uno por cada cinco espectadores. Mar¨ªa Rubio transmite con g¨¦lido encanto el c¨¢lculo que preside las elecciones de Amalia (personaje que Anah¨ª de la Fuente interpreta en funciones alternas); Fernando Escudero tiene genio y figura de joven en el l¨ªmite del mal; Irene Ferr¨¢ndiz ancla el car¨¢cter de Rosario a lo cotidiano con un bien tra¨ªdo acento castizo; Jes¨²s Pancorbo clava el fenotipo del alter ego de Gennaro; Sato D¨ªaz le da a Enrique un apresto elegante y barriobajero, Santiago T. Grech, imprime serena humanidad a Ricardo; Carolina Herrera le saca una punta c¨®mica impredecible a Asun, y Marina Campos y Ana Mo?ino bregan generosamente con papeles menos agradecidos, pero esta funci¨®n, aproximativa en cuanto a producci¨®n, escenograf¨ªa, vestuario y edades del elenco, no se sostendr¨ªa sin la interpretaci¨®n gradada in crescendo de Fran Cantos, que sobrevuela limpiamente la edad que le separa del protagonista.
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