Joyas olvidadas entre la arboleda
En la Casa de Campo sobreviven vestigios hist¨®ricos abandonados a la espera de un plan integral que marque las pautas para su recuperaci¨®n
Entre el arbolado de la Casa de Campo ¡ªunos 700.000 pinos, olmos, encinas y fresnos¡ª, surgen vestigios hist¨®ricos de sus cinco siglos de vida que siguen a la espera de restauraci¨®n. Algunos de ellos corren peligro de desaparecer, asegura la Plataforma Salvemos la Casa de Campo, creada hace 25 a?os por varias asociaciones. Pone el acento en el abandono desde hace a?os del palacete de los Vargas, una de las primeras adquisiciones de Felipe II en 1562 para configurar el bosque y cazadero real, que luego se convertir¨ªa en la Casa de Campo.
All¨ª acumul¨® obras de arte, como el Jard¨ªn de las Delicias, de El Bosco, y construy¨® el jard¨ªn renacentista conocido como El Reservado, con parterres y fuentes ornamentales. Modificado con el paso del tiempo, el jard¨ªn se adorn¨® en el siglo XVII con la estatua de Felipe III, que hoy se encuentra en la plaza Mayor.
Carlos III reform¨® el palacete en 1773, y ya en el XIX, Jos¨¦ Bonaparte lo convirti¨® en su residencia durante la ocupaci¨®n francesa. A ¨¦l se debe la construcci¨®n de un t¨²nel de acceso al palacete desde el Palacio Real, por debajo de Virgen del Puerto, cuya boca de salida aparec¨ªa en el Puente del Rey. Las obras de la M-30 y de Madrid-R¨ªo lo han sepultado.
En la actualidad, los gatos han colonizado la parte superior del palacete, varias casetas de obra esperan encima de una parte de los jardines de Felipe II ¡ªya desaparecidos¡ª una mejor ubicaci¨®n, y el resto est¨¢ ocupado por los viveros municipales. La galer¨ªa de grutas es uno de los pocos elementos del jard¨ªn que a¨²n sobrevive. En 2009 se consolidaron las b¨®vedas y se cubri¨® la galer¨ªa para frenar el deterioro. De momento, sigue cerrada al p¨²blico.
¡°El problema es que lo ¨²nico que se hace para recuperar el patrimonio hist¨®rico son labores de puro mantenimiento y solo de algunos elementos¡±, explica Luis de Vicente, investigador y miembro de la Plataforma. La calificaci¨®n del entorno como Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC) en 2010 obliga a solicitar permiso a la Comunidad de Madrid para emprender cualquier tipo de reforma.
El PSM apunta a la necesidad de poner en marcha un verdadero plan de rehabilitaci¨®n integral de la Casa de Campo, ¡°con presupuesto y con medidas concretas para su ejecuci¨®n¡±.
¡°Al final, los unos por los otros, la casa sin barrer¡±, comenta ir¨®nico De Vicente. El refr¨¢n parece haber pillado de lleno al palacete, cuyo cuidado, recuerda Santiago Soria, subdirector de Zonas Verdes y Arbolado del Ayuntamiento de Madrid, es competencia de la concejal¨ªa de Hacienda.
¡°El inmueble est¨¢ mantenido pero no habitado, y tampoco tiene un uso definido, aunque se han propuesto ideas para rehacerlo. Incluso se plante¨® crear un gran museo, pero no ha habido dinero¡±, explica Soria.
Desde ese punto, camino del lago, se advierten cinco arcos detr¨¢s de una de las fuentes construidas en la ¨¦poca de la II Rep¨²blica. Fue entonces, en 1931, cuando la Casa de Campo abri¨® sus puertas al pueblo. Son los restos del acueducto de la huerta de la Partida, que llevaba el agua del arroyo Meaques hasta el campo de cultivo del mismo nombre, frente al palacete de los Vargas.
Ese entorno es uno de esos lugares con suerte. Sus 38.000 metros cuadrados se reconstruyeron con la plantaci¨®n de ¨¢rboles frutales. ¡°Pero faltan por desenterrar varios arcos del acueducto que siguen ocultos¡±, reclama De Vicente. Una petici¨®n que tendr¨¢ que esperar. De momento, se han quitado unos ¨¢rboles que debido a su empuje pod¨ªan afectar a su estructura.
El a?o pasado, los jardineros de la Casa de Campo iniciaron en la Puerta de Rodajos la limpieza de la maleza que se hab¨ªa acumulado durante a?os en la parte oeste de la tapia hist¨®rica, que cerca el recinto. Salieron a la luz metros de valla y las obras realizadas por algunos propietarios de la urbanizaci¨®n de lujo de Somosaguas, en Pozuelo de Alarc¨®n, que han utilizado la cerca como medianera, incluso poniendo alambre de espinos. La Plataforma vio en los trabajos una oportunidad para continuar despejando la cerca y comprobar el estado en el que se encontraba.
As¨ª apareci¨® la reja del arroyo de la Zorra, ideada por Francesco Sabatini para dejar para el agua de los cursos fluviales hacia la Casa de Campo. La infraestructura cuenta con 13 contrafuertes y tres arcadas ¡ªanta?o equipadas con rejas y ahora cegadas con ladrillo¡ª de unos 60 metros de longitud. De la primitiva cerca de 16 kil¨®metros de per¨ªmetro con la que Carlos III delimit¨® el espacio del parque, en 1768, se conservan unos ocho kil¨®metros. Algunas partes est¨¢n reconstruidas y otras aguardan una urgente restauraci¨®n. ¡°Como el entorno de la reja del arroyo de El Portugu¨¦s, el estado es tal que el trozo de muro amenaza ruina¡±, sostiene De Vicente. El problema radica en que se modific¨® el curso del arroyo y, cuando las lluvias son intensas, el agua penetra en la tapia cualquier lugar y se est¨¢ debilitando.
Mejorar la mala calidad del agua de estos cursos fluviales es otra de las reivindicaciones. ¡°La entidad competente en cuanto a la calidad de las aguas es la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Tajo, pero no hay forma de que se arregle¡±, sostiene Juan Garc¨ªa, miembro de la Plataforma.
¡°En muchas ocasiones, lo que se descubre son realmente las verg¨¹enzas, por la ruina en la que se encuentran¡±, describe De Vicente. La continuaci¨®n l¨®gica a esta labor comenzada por los jardineros de la Casa de Campo ser¨ªa que se ¡°procediera a su estudio y restauraci¨®n¡±, puntualiza.
El Gobierno regional y el Ayuntamiento emprendieron hace a?os obras puntuales, entre las que destacan la reconstrucci¨®n del Puente de la Culebra, obra de Sabatini; la reja del arroyo Meaques; reconstrucci¨®n de parte de la valla oeste, el puente del Colorado o el de la Garrapata.
La labor de limpieza iniciada en la Puerta de Rodajos se extendi¨® a cuatro fortines situados en entorno del cementerio de los Empleados, lugar por donde discurr¨ªa el frente de asedio a Madrid durante la Guerra Civil. Fueron dos a?os y medio de actividad militar, que dejaron su huella en forma de trincheras, hoy apenas unas franjas de terreno integrados en el medio, y varios b¨²nkeres que serv¨ªan de refugio y nido de ametralladoras.
¡°Es una zona que se ha preservado en el tiempo, como si existiera un frente fosilizado, pero oculto porque los fortines estaban tapados de forma intencionada, quiz¨¢ para evitar peligros¡±, aclara De Vicente. De uno de ellos solo se apreciaba una especie de costra de hormig¨®n en el suelo.
De la misma forma se ha descubierto parte del pavimento republicano de la glorieta del Pr¨ªncipe, tambi¨¦n oculto, y se han repuesto los ¨¢rboles que faltaban. Algo que se puede apreciar siempre que se vaya acompa?ado por ojos expertos; de otra forma puede pasar desapercibido al no existir ning¨²n cartel explicativo.
El subdirector municipal de Zonas Verdes y Arbolado aclara que su intenci¨®n es continuar instalando r¨®tulos informativos. ¡°Pero el parque muy extenso y hay que explicar la historia y la naturaleza y el presupuesto es el que es¡±, matiza Soria. Al mismo tiempo, remarca que est¨¢n en contacto con la Comunidad de Madrid y adem¨¢s se han llevado a cabo actuaciones descritas en paneles como, por ejemplo, la conservaci¨®n de la pista conocida como del General¨ªsimo. Se refiere a un vial construido durante la contienda civil para unir las posiciones del bando nacional de la Casa de Campo con la Ciudad Universitaria, que conserva huellas de los soldados e inscripciones de cuando se construy¨®.
Queda mucho trabajo, comenta De Vicente, mientras aparta con el pie la tierra que cubre el campo de f¨²tbol en la zona de la Torrecilla para mostrar los cantos rodados de unas eras que se conservan perfectamente. Son el testimonio de las explotaciones agropecuarias que exist¨ªan en la Casa de Campo. Pero una vez m¨¢s, hasta ah¨ª puede llegar: recuperarlas es responsabilidad del Gobierno regional.
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Aciertos y desaciertos
Patrimonio que urge recuperar: El palacete de los Vargas y sus jardines, el acueducto de la Huerta de la Partida, zonas de la cerca hist¨®rica construida por Carlos III, las eras de la zona de el Tomillar, entre otras.
Lugares rehabilitados: El puente de la Culebra, el de la Garrapata y el Colorado (acueducto); la reja del arroyo Meaques; la huerta de la Partida y parte de la zona oeste de la tapia.
Restauraciones sin criterio hist¨®rico:
- El puente de Siete Hermanas se destruy¨® con la riada de 1995 y se reconstruy¨® sin tener en cuenta su forma primitiva, a juicio de la Plataforma Salvemos la Casa de Campo.
- El repartidor de agua del cerro Mor¨¢n, de estilo mud¨¦jar, presentaba impactos de proyectiles de la Guerra Civil. Se realiz¨® una restauraci¨®n funcional.
- Las vallas que delimitaban el jard¨ªn renacentista conocido como el Reservado, situado en el palacete de los Vargas, son todas de nueva construcci¨®n. No se respetaron las antiguas.
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