Alberto Fabra enciende cirios
Las zozobras fundamentales del presidente Alberto Fabra forman pareja de baile y se apoderan de la pista
Las zozobras fundamentales del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, para 2014 forman pareja de baile y se apoderan de la pista. Ambas interact¨²an y est¨¢n espoleando su carne hasta el fondo, pese a su esforzada rigidez cigom¨¢tica para ofrecer una cara de recuperaci¨®n econ¨®mica y de crecimiento de empleo que le permita llegar a 2015 y revalidar en el partido y en las urnas el cargo que ocupa desde que Francisco Camps fue apeado por Mariano Rajoy por el esc¨¢ndalo de los trajes.
En la primera de ellas, Fabra ya ha constatado su incapacidad de afrontarla con ¨¦xito, por lo que ha fiado su desenlace a la fe (creer en lo que no se ve). Ni va a poder aplicar con car¨¢cter retroactivo desde el 1 de enero el futuro nuevo sistema de financiaci¨®n auton¨®mica (que le hubiese dado ox¨ªgeno frente a las angustias, los prestamistas y los 30.000 millones de deuda que le van pisando los talones), ni va a disponer de un fondo de nivelaci¨®n de 1.500 millones para evitar el colapso financiero que se fue gestando en la Generalitat y que ahora rompe aguas.
Pero para verificarlo ha tenido que verse reflejado en el espejo tal como no se quer¨ªa ver. Ha tenido que compulsar su falta de entidad tanto en la mesa de negociaci¨®n del Estado como en la estructura org¨¢nica de su partido, y sufrir el menosprecio de la desautorizaci¨®n p¨²blica del ministro de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, que es a quien Rajoy ha investido como virrey fiscal de la Comunidad Valenciana. No hace falta ser el profeta Isa¨ªas para saber que la resoluci¨®n (con sus consecuencias) ser¨¢ ex¨®gena (Moncloa dir¨¢) y en detrimento de un Estado auton¨®mico que cada d¨ªa, a tenor del ruido de los saqueos y la gesti¨®n desorbitada, cuenta con m¨¢s detractores.
La segunda mortificaci¨®n de Fabra es el v¨ªa crucis judicial que ya ha empezado a recorrer el PP valenciano, y sobre el que el presidente inst¨® hace unos d¨ªas a ¡°dejar trabajar a la justicia¡±, que es un modo refinado de invitar a mirar hacia otro lado y olvidarlo porque el asunto ya est¨¢ en manos de profesionales. El jefe del Consell no ignora que esta v¨ªa dolorosa tambi¨¦n conduce a la cruz y que, en cualquier caso, no hay resurrecci¨®n, puesto que no se trata de un sufrimiento por la salvaci¨®n de la Humanidad sino de una consecuencia de c¨®mo manej¨® su partido el dinero p¨²blico en los Gobiernos que le precedieron en la Generalitat.
El foco se sit¨²a durante un a?o preelectoral sobre la peor cara del PP valenciano y la maquinaria de la justicia no va a parar de bombear desde el fondo del pozo ciego lo que ocultaban tras sus ¨¦nfasis ampulosos los imputados y quienes ahora, habiendo estado en el ajo, se ponen de perfil. Las dos d¨¦cadas de gerencia popular, las del cacareado poder valenciano, la puesta en el mapa y el liderazgo en Espa?a, se saldan en los juzgados y coinciden en el tiempo y en el espacio con la bancarrota de la Generalitat y el descr¨¦dito total de la Comunidad Valenciana en todos los ¨¢mbitos.
El ¨²nico aliento que le queda, m¨¢s all¨¢ del imprevisto milagro econ¨®mico (un buc¨®lico Montoro paciendo vacas gordas bajo el resplandor de una nueva apoteosis del ladrillo), es que la inestabilidad del nebuloso tripartito, cuyo mayor riesgo es b¨¢sicamente la confrontaci¨®n de intereses de Comprom¨ªs (un partido sin l¨ªderes y unos l¨ªderes sin partido), le proporcione una tabla de salvaci¨®n para sobrevivir al naufragio en contra de todos los pron¨®sticos. Aunque esto tambi¨¦n es fe.
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