Dise?os que curan
La Fundaci¨®n Vila Casas expone la imagen gr¨¢fica creada por el laboratorio Uriach para sus f¨¢rmacos desde los a?os cincuenta
Est¨¢ claro que el poderoso negocio farmac¨¦utico est¨¢ basado en producir compuestos qu¨ªmicos capaces de curar, quitar el dolor de cabeza, est¨®mago o huesos o prevenir el casi inevitable mareo antes de comenzar un viaje. Pero si los f¨¢rmacos se presentan con una imagen y publicidad adecuados, consiguen convencer m¨¢s de sus efectos curativos. Eso lo sabe muy bien Joan Uriach i Marsal (Barcelona, 1929), miembro de una de las sagas farmac¨¦uticas m¨¢s destacadas de Espa?a, la de los laboratorios Uriach, creadores, entre otros, de la c¨¦lebre Biodramina, pero tambi¨¦n familia de coleccionistas de arte, libros, sellos o utensilios de farmacia durante d¨¦cadas.
En la exposici¨®n organizada en Can Framis de la Fundaci¨®n Vila Casas se pueden ver hasta 120 trabajos publicitarios salidos de estos laboratorios fundados en 1838. Comisariada por el historiador y cr¨ªtico Daniel Giralt-Miracle es la s¨¦ptima muestra del ciclo El Arte de Coleccionar (hasta el 6 de abril). El material proviene de la Fundaci¨®n Uriach 1838, que re¨²ne una de las bibliotecas privadas m¨¢s importantes centradas en las ciencias de la salud y el material gr¨¢fico creado por la empresa desde hace 176 a?os.
Desde los carteles modernistas, en los que no exist¨ªa un inter¨¦s por la imagen gr¨¢fica del producto, sino que era simples retratos o escenas familiares acompa?adas del nombre del f¨¢rmaco; hasta los dise?os innovadores de las d¨¦cadas de los cincuenta y ochenta del siglo pasado que promocionan medicamentos tan conocidos como Bioselenium, Indolgina, Bio-digest o Disgren, en las que queda claro, visualmente, para qu¨¦ sirve cada f¨¢rmaco.
Entre los autores, figuras tan relevantes del cartelismo como Josep Pla-Narbona, Enric Huguet, Antonio Morillas, Francesc Graus Roca o Joan Marqu¨¦, autores que han ayudado a cambiar y modernizar el lenguaje publicitario catal¨¢n y espa?ol en unos carteles en los que tambi¨¦n han quedado reflejadas las tendencias del momento: el surrealismo, el expresionismo, el futurismo o el pop art americano.
¡°Los dise?adores, tras preguntarnos por las caracter¨ªsticas de los f¨¢rmacos realizaban sus trabajos gr¨¢ficos de forma totalmente libre¡±, explic¨® Uriach delante de algunos de los carteles. El empresario y coleccionista recuerda an¨¦cdotas de casi todos ellos, como el de Dolmen, que ha tenido que explicar en m¨¢s de una ocasi¨®n que no era para el dolor menstrual, sino que su nombre naci¨® de la uni¨®n de ¡°dolor¡± y ¡°menos¡±. Uno de los dise?os de Pla-Narbona en 1970 lo representa como si fuera una construcci¨®n megal¨ªtica, en la que dos cabezas sostienen una enorme roca. Dolmen es un ejemplo m¨¢s, seg¨²n Giralt-Miracle, de que ¡°la mayor¨ªa son nombre euf¨®nicos, descriptivos y memorizables y que se hac¨ªa naming antes de que se creara la palabra¡±.
Pero a este laboratorio se le conoce, sobre todo, por la Biodramina, su producto estrella y todo un fen¨®meno comercial. Gracias, sobre todo a Don Bio, un personaje que protagoniz¨® todas las campa?as publicitarias. ¡°Aparec¨ªa en todos los carteles y anuncios: cog¨ªa el barco, el avi¨®n, viajaba por todo el mundo, y nunca se mareaba¡±, recuerda Uriach.
Nacida en 1952, Don Bio inund¨® los escaparates de las farmacias y lleg¨® a las agencias de viajes, hoteles y compa?¨ªas a¨¦reas y mar¨ªtimas. ¡°Comenzamos en 200 farmacias, pero en seis a?os eran 4.000 las que difund¨ªan el producto¡±, seg¨²n Uriach. Y como todo lo que funciona bien acab¨® comercializ¨¢ndose con cafe¨ªna, vitamina D o C, en chicle, en supositorio o en gotas. Su origen no es otro que un medicamento secreto, la Dramamina, que el ej¨¦rcito de Estados Unidos, dio a los soldados que protagonizaron el desembarco de Normand¨ªa. ¡°Lo hicimos nuestro y le a?adimos el bio¡±, remacha Uriach.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.