Moros, cristianos y marcianos
La econom¨ªa no va, el paro no baja, la gente se empobrece, se manifiesta, ?mejor reprimirla o tratar de adormecerla?
Ser marciano, hoy por hoy, es quiz¨¢s lo mejor que nos puede pasar si no es posible ser personas civilizadas, seres humanos que se hablan y se escuchan. ?Qu¨¦ otra cosa hacer en plena partida de remodelaci¨®n del mundo global / local en la que est¨¢n (en Davos) quienes controlan el cotarro? Este es un sucinto inventario de juegos y jugadores, de moros y de cristianos: muestra lo que dan de s¨ª estas mentes cansinas. Los ex¨®ticos marcianos observamos: aqu¨ª mismo moros y cristianos intentan meternos, con prop¨®sitos inconfesables, en un juego que solo la historia, implacable, podr¨¢ juzgar.
El inventario de estos juegos reunidos es todo actualidad: juegos de buenos (mercados y finanzas) contra malos (socialistas, ecologistas y freaks de la econom¨ªa real), de ilusos (magos de fantas¨ªas) contra terroristas (creadores de miedos), de dem¨®cratas (nosotros) contra fachas (los dem¨¢s), de viceversa contra viceversa o sea de nacionalistas (catalanes) contra nacionalistas (espa?oles), de pactos posibles (para marcianos) contra pactos imposibles (Mas y Junqueras versus Rajoy &Co), de diputados (de all¨ª / aqu¨ª) contra diputados (de aqu¨ª / all¨ª), de libertad contra disciplina (de voto y pensamiento ¨²nico), de independencia frente a dependencia o interdependencia.
La inform¨¢tica sirve para eso: jugar con nuestras emociones, leer la mente del consumidor y ganar
Hay 1.000 posibilidades: juegos que transforman a los ciudadanos en algoritmos (copagos de la ministra Mato y del conseller Boi Ruiz) y que mutan a los ni?os en minihombres de empresa (ley Wert). ?Qui¨¦n cambia la consola por las humanidades o una bella clase de lat¨ªn? Hay juegos muy educativos (en ?msterdam, UE) que premian el Big pipi (para que no lo hagan en la calle y s¨ª en el lugar permitido) con puntos de descuento en la factura del agua (ver Le Monde Diplomatique, diciembre de 2013). As¨ª se resume tal filosof¨ªa ultramoderna: ¡°Los juegos no son solo una distracci¨®n (¡) Son soluci¨®n verdadera a muchos problemas y fuente de felicidad¡±.
La expansi¨®n de esta mec¨¢nica l¨²dica (est¨ªmulos en el trabajo, en las compras) refleja la expansi¨®n sin freno de la l¨®gica del mercado en la cultura, la vida. La inform¨¢tica sirve para eso: jugar con nuestras emociones, leer la mente del consumidor y ganar. Nos robotizan jugando felices. As¨ª lo hicieron las competiciones nazis, los concursos de trabajadores de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Hay qui¨¦n juega a saber por qu¨¦ se alegra la bolsa si no hay motivo o a aplicar el derecho a decidir si el pacto fuera posible: ?el juego de los imposibles! Un hit. Otro: la familia. ?Qui¨¦n manda en ella, pater o mamma? Una mujer normal puede tener hasta 25 hijos (un juego tan serio como brutal) o m¨¢s. Un hombre, ni se sabe: dicen que Felipe IV tuvo casi 200 hijos. Por ello, el se?or Gallard¨®n quiere que todos juguemos al aborto no: las mujeres (solo portadoras de la semillita masculina, dijo Arist¨®teles) la pata quebrada y en casa. ?Expansionemos la demograf¨ªa y volvamos al franquismo por la v¨ªa r¨¢pida! ?Qui¨¦n desenfunda? Lo han hecho las mujeres, bien por ellas. Y una adivinanza: ?Cu¨¢ndo parir¨¢n los hombres?
Los jefes de tribu Mas y Rajoy se complementan: el nacionalismo de uno da votos al nacionalismo del otro
?Tendr¨ªa ¨¦xito un juego para comparar chiefs? Los jefes de tribu Mas (con Junqueras en la chepa) y Rajoy se complementan: el nacionalismo de uno da votos al nacionalismo del otro. ?Cu¨¢ntos esca?os? Ambas tribus, moros y cristianos, salen ganando y los socialistas (?malos, traidores! ?se equivocan siempre!, les gritan) esquilmados. ?Qui¨¦n es m¨¢s r¨¢pido? En el juego, ambos tienen mucha prisa en acabar con libertades reales y sustituirlas por lo que ellos llaman libertades. ?Escr¨²pulos? Se mueven c¨®modos entre sobrentendidos, medias verdades, silencios. ¡°Piensa claramente y habla oscuramente¡±, dijo el cl¨¢sico, armas para ganar. El papa Francisco recuerda que le dijeron lo mismo en el seminario y apostilla: ¡°Es una clara invitaci¨®n a la hipocres¨ªa y es necesaria evitarla a toda costa¡± (La Vanguardia, 5 enero de 2014). ?Un Papa marciano? En este juego de comparaciones (odiosas) entre jefes de tribus hay castigos, como en el juego de la oca: la econom¨ªa no va, el paro no baja, la gente se empobrece, se manifiesta, no calla y reclama libertades, bienestar. La gente es d¨²ctil: ?mejor reprimirla o adormecerla para anularla?
?Qui¨¦n ganar¨¢? Leo que un quebequ¨¦s experto en di¨¢logos de sordos, St¨¦phane Dion, ministro liberal de Asuntos Intergubernamentales de Canad¨¢, responsable de la Ley de Claridad que enmarca las condiciones de negociaci¨®n para la secesi¨®n, se?ala: ¡°Secesi¨®n y democracia son incompatibles. Compromete a generaciones futuras, es irreversible y no puede convertirse en una partida de dados¡± (http://federalistesdesquerres.blogspot.com.es/) ?Un juego de dados! El gran juego de qui¨¦n excluye a qui¨¦n y qui¨¦n se siente m¨¢s excluido por qui¨¦n. Al final, un verso de Serrat: ¡°Lo com¨²n me reconforta, lo distinto me estimula¡±. Moros y cristianos juegan con fuego. Olvidan la pluralidad de lo real. Desde fuera del juego a¨²n creemos en la inteligencia: ?somos marcianos? Mientras, en Davos, remodelan el mundo. Qu¨¦ tristeza.
Margarita Rivi¨¨re es periodista.
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