El perfil romano de C¨®rdoba

Hace una veintena de siglos llegar a C¨®rdoba desde Roma era un espect¨¢culo. Cuando, tras semanas recorriendo la v¨ªa Augusta ¡ªla arteria imperial que un¨ªa la capital de occidente con la B¨¦tica¡ª el viajero distingu¨ªa por primera vez su silueta en la lejan¨ªa, ya sab¨ªa que la Corduba de entonces, refundada como Colonia Patricia, no era una urbe cualquiera. Tras la sombra del enorme circo que daba la bienvenida a la ciudad, como antesala monumental dominaba un enorme templo. Era un centro de culto que destacaba en el entorno y subrayaba el poder pol¨ªtico y financiero de la ciudad del Betis, el nombre latino del r¨ªo Guadalquivir.

El esqueleto y los cimientos de ese templo, siguen dominando hoy parte del paisaje cordob¨¦s, redescubierto a mediados del siglo XX y reintegrado en el tejido urbano en el XXI. Y es que, tras d¨¦cadas oculto, el yacimiento arqueol¨®gico y monumental del templo romano de C¨®rdoba recuper¨® hace un mes el protagonismo del que goz¨® 2.000 a?os atr¨¢s. Se eliminaron las tapias que lo rodeaban y se sustituyeron por una barandilla minimalista que integra el mundo actual con el romano.

La remodelaci¨®n del conjunto rescata una parte olvidada del pasado

Pero no siempre fue as¨ª. C¨®rdoba vivi¨® durante siglos sumida en la amnesia. La presencia de un importante edificio romano en la zona era palpable por la continua afloraci¨®n de potentes restos, pero nadie sab¨ªa a ciencia cierta qu¨¦ se hab¨ªa levantado all¨ª ni importaba demasiado. Los lugare?os llamaron a ese rinc¨®n Los Marmolejos y lo usaron de cantera para distintos edificios. Sillares, fustes, basas y capiteles sirvieron para dar forma a nuevas creaciones. ¡°En la iglesia de San Pablo, justo delante del antiguo templo romano, encontramos restos de este integrados en la arquitectura cristiana¡±, se?ala Juan Murillo, arque¨®logo municipal y responsable, junto a la arquitecta Carmen Chac¨®n, de la ¨²ltima intervenci¨®n en el monumento.

El templo romano ha estado siempre muy ligado al Ayuntamiento de C¨®rdoba desde que en el siglo XVI la casa consistorial se edificase justo en el mismo sitio. Desde entonces, las distintas fases de la reforma del inmueble se toparon con unos restos que fueron una inc¨®gnita hasta que, en la d¨¦cada de los cincuenta, el padre de la arqueolog¨ªa moderna en Espa?a, Antonio Garc¨ªa y Bellido, se atrevi¨® a identificar aquel guirigay de m¨¢rmoles y sillares como un gran templo. Poco despu¨¦s, el arquitecto F¨¦lix Hern¨¢ndez inici¨® una anastilosis ¡ªreconstrucci¨®n historicista del templo¡ª que nunca lleg¨® a terminar pero que dibuj¨® el actual perfil de las ruinas, con la hilera de columnas dominando el conjunto.

Hasta la plena identificaci¨®n de Garc¨ªa y Bellido, los expertos pensaban que se trataba de un anfiteatro o un lienzo de muralla. Y en parte no iban desencaminados, porque muralla hab¨ªa, aunque con un templo y una plaza porticada incrustada en ella. A mediados de la d¨¦cada de los noventa, los arque¨®logos municipales empezaron a excavar en la zona del Palacio de Orive y su huerto. All¨ª encontraron restos que pod¨ªan corresponderse con el anfiteatro identificado por el arque¨®logo Samuel de los Santos Gener. Pero la distribuci¨®n y orientaci¨®n de los hallazgos les llevaron a pensar que se encontraban ante el circo de la Colonia Patricia, donde corr¨ªan las cu¨¢drigas al estilo Ben-Hur.

El circo era un enorme edificio, ¡°el m¨¢s grande erigido en la historia de C¨®rdoba¡±, destaca Murillo, que en direcci¨®n este a oeste, remarcaba el eje con el templo romano, el foro de la ciudad, y el anfiteatro, en el otro extremo de la urbe. Y todo ello, siguiendo a la v¨ªa Augusta como gu¨ªa. Un modelo, el del templo ligado al circo, que se repite en otras capitales de provincia, como Tarragona, y que se inspiraba en la disposici¨®n del templo de Apolo en el Palatino de Roma, comenta Juan Murillo.

Con la obra, de 200.000 euros, el yacimiento se ve desde la calle

Hoy es imposible hacerse una idea de c¨®mo era el templo romano de la calle Capitulares. Y mucho menos imaginar su ubicaci¨®n en la plaza porticada y su relaci¨®n con la terraza del circo, ¡ªactualmente el parque de Orive¡ª. Pero con los paseos que se van a poder realizar por dentro del yacimiento, una vez terminados los trabajos, la visi¨®n que se obtendr¨¢ de la ciudad se acercar¨¢ mucho a la que ten¨ªan los cordobeses romanos del entorno.

La nueva vida del templo aspira a ser no solo un ejemplo did¨¢ctico del pasado romano de la ciudad, sino un foco de atracci¨®n para el turismo. Una de las razones de emprender esta obra de remodelaci¨®n, adem¨¢s de la puramente patrimonial y cultural, es ofrecer al visitante una visi¨®n cercana del pasado romano de la ciudad, que suele permanecer oculta por el enorme legado musulm¨¢n y omeya. La empresa se antoja ambiciosa, pues implica crear un polo de atracci¨®n que capte los flujos de turistas del entorno de la Mezquita y el Guadalquivir, hacia el noreste. Este im¨¢n tiene tres v¨¦rtices b¨¢sicos: el Templo Romano, la Corredera y los Jardines de Orive, donde se encontraba el antiguo e inmenso circo romano.

En las ¨²ltimas obras del templo se ha retirado definitivamente la valla de acero instalada hace una d¨¦cada, sustituy¨¦ndola por un nuevo cerramiento de metacrilato que permite ver el yacimiento desde la calle y pasear por parte del interior del mismo en el horario de visitas. El objetivo final es construir un centro de interpretaci¨®n de este yacimiento romano en la planta baja del Ayuntamiento, junto a las actuales dependencias de atenci¨®n al p¨²blico que est¨¢n al lado de los restos, visibles desde el Consistorio. El presupuesto, que ha rondado los 200.000 euros, ha sido posible alcanzarse gracias a la colaboraci¨®n de la Red Ruta B¨¦tica Romana y a la aportaci¨®n de 95.000 euros de la Fundaci¨®n Endesa que ha montado una espectacular iluminaci¨®n nocturna.