La mujer es un ser inferior e incapaz
Esta ley es peor que la legislaci¨®n franquista que prohib¨ªa todo tipo de aborto con penas de 4 a 12 a?os de c¨¢rcel tanto para m¨¦dicos como para las mujeres
Esa es la conclusi¨®n a la que se llega despu¨¦s de leer detenidamente el anteproyecto de ley aborto sobre el aborto aprobado sibilinamente en Navidades pensando que generar¨ªa menos pol¨¦mica social igual que las leyes que se aprueban en agosto cuando la sociedad esta de vacaciones.
Esta ley es peor que la legislaci¨®n franquista que prohib¨ªa todo tipo de aborto con penas de 4 a 12 a?os de c¨¢rcel tanto para m¨¦dicos como para las mujeres.
El 95% de los abortos que se realizan cada a?o en Espa?a no podr¨¢n hacerse, ya que esta ley exige: 1) dos dict¨¢menes de psiquiatras diferentes que no pueden estar vinculados a la cl¨ªnica o centro hospitalario que lo realice; 2) un certificado o dictamen social que garantice que se le han explicado a la mujer todos sus derechos y ¡°deberes¡± de ser madre le guste o no (est¨¢ por ver qu¨¦ centros son los autorizados para emitir este certificado, probablemente la red de centros ¡°Madre¡± dirigida por los grupos antielecci¨®n y los llamo as¨ª porque los provida somos nosotros: la sociedad democr¨¢tica y los que hacemos los abortos; 3) despu¨¦s de estos tres tr¨¢mites la mujer debe reflexionar durante siete d¨ªas en lugar de los tres actuales (como si no hubiera reflexionado ya antes de tomar su decisi¨®n). Y esto siempre aceptando que la mujer es un ser inferior e incapaz de regirse por s¨ª misma a la hora de tomar decisiones que afectan vitalmente su vida y su futuro, por ello un psiquiatra debe darle permiso para abortar o no. Ya que ella es incapaz de tomar tales decisiones.
Este es el mensaje que subyace y que rezuma toda la futura ley del aborto. Es decir, una carrera de obst¨¢culos para impedir que el mismo se realice o cuando menos se retrase de uno a dos meses. Ya que tramitar todos estos dict¨¢menes, particularmente en la sanidad p¨²blica, no llevar¨¢ menos tiempo. Recordemos que los embarazos no se detienen con los lentos y burocr¨¢ticos tr¨¢mites administrativos.
Impedir que los centros acreditados para la IVE (interrupci¨®n voluntaria del embarazo) puedan informar a la mujer de los ¨¢mbitos donde puede encontrar asesoramiento, apoyo o simplemente informaci¨®n pr¨¢ctica de la ubicaci¨®n geogr¨¢fica de dichos centros, es simplemente impedir que la mujer tenga otras v¨ªas de informaci¨®n distintas a las oficialmente establecidas por el Ejecutivo, de acorde a su ideolog¨ªa. Es reducir a estos centros a una suerte de semiclandestinidad, estigmatizar a sus profesionales y se?alar a las mujeres que podr¨ªan acudir a ellos.
Y para colof¨®n se proh¨ªbe el aborto en caso de malformaci¨®n. El se?or Gallard¨®n debe tener una malformaci¨®n cerebral o cardiaca en su coraz¨®n sentimental para haber sido capaz de engendrar una ley tan cruel y monstruosa como esta, que relega a la mujer a la categor¨ªa de un animal o ser, no pensante ni sintiente: prohibiendo el aborto en caso de malformaciones. Tan es as¨ª que incluso no se la considera capaz de ser condenada porque al ser un ser inferior no es consciente de sus decisiones y por tanto no puede ser condenada.
Esto, adem¨¢s, le quita presi¨®n social a este anteproyecto porque se excluye a la mujer de ir a la c¨¢rcel. Pero s¨ª a los que garantizamos en este pa¨ªs el derecho al aborto, los m¨¦dicos y profesionales que realizamos m¨¢s de 100.000 abortos al a?o, en cl¨ªnicas y hospitales. En realidad, esta ley est¨¢ espec¨ªficamente dise?ada para meternos en prisi¨®n a todos los que realizamos abortos y as¨ª eliminar de un plumazo este derecho tan importante para la sociedad. Esta nueva ley nos retrotrae a la ¨¦poca m¨¢s negra del franquismo.
Resulta de una crueldad absoluta que una mujer que deseaba su embarazo y que ha dejado de desearlo ante la patolog¨ªa fetal grave que sufre el feto tenga que demostrar ante un psiquiatra que ese rev¨¦s vital le afecta emocionalmente.
?Qui¨¦nes somos para juzgar, para sopesar lo que una mujer, su compa?ero, su familia es capaz de soportar vitalmente? ?Qui¨¦nes somos para establecer el grado de sufrimiento que una mujer puede sobrellevar frente a la discapacidad grave de su hijo o hija enfermo/a?
Bueno, pues parece que el Gobierno quiere medir ese grado de sufrimiento, asegurarse de que la mujer est¨¢ realmente hundida, como si esa circunstancia no fuese una presunci¨®n l¨®gica, de sentido com¨²n; y para ello ha decidido que la mujer tenga que demostrar, mediante un informe psiqui¨¢trico y dictamen preceptivo relativo a la patolog¨ªa fetal, que la malformaci¨®n que padece su hijo o hija le provoca tal desequilibrio en su salud ps¨ªquica que por ello desea interrumpir su embarazo.
?Existir¨¢ crueldad mayor que obligar a una mujer a parir un hijo que se morir¨¢ en los siguientes d¨ªas o vivir¨¢ en condiciones infrahumanas sufriendo ¨¦l y sus progenitores de verlo as¨ª? ?Es justo eso? Ya que han reducido casi a la nada las ayudas a la dependencia ?es que el se?or Gallard¨®n piensa organizar una especie de ¡°Cotolengo¡± u orfanato con los gastos pagados para todos los ni?os malformados que sean donados en adopci¨®n por sus madres? Sin comentarios. Se nota que el se?or Gallard¨®n y que muchos miembros del PP son del Opus Dei y afines. Afortunadamente son casi legi¨®n los que protestan en el PP por este anteproyecto. Por fin empieza a despuntar una derecha algo europea en este tema. Esto era impensable hace unos a?os.
Como siempre que se proh¨ªbe el aborto lo que desgraciadamente ocurrir¨¢ es que la mortalidad y morbilidad por aborto clandestino realizado en condiciones inseguras e infrahumanas se disparar¨¢, ya que el dinero para abortar en el extranjero aunque sea en la vecina Portugal lo tendr¨¢n muy pocas. Ni las mujeres de los seis millones de parados ni las de los m¨¢s de 15 millones de mileuristas que hay en Espa?a, podr¨¢n reunir los 1.500-2.500 euros necesarios para ir a Holanda o Inglaterra. Hay que tener en cuenta que no solo hay que pagar el coste de la intervenci¨®n, sino tambi¨¦n los viajes y hoteles.
En realidad esto no es una ley sobre el aborto sino una ley de gestaci¨®n obligatoria. Por esto cuando una ley es tan injusta como esta y va en contra de los intereses de la mayor¨ªa no queda otra opci¨®n que rebelarse contra ella y hacer desobediencia civil. Por ello, seguir¨¦ practicando abortos a todas las mujeres que me lo soliciten y crear¨¦ una red de grupos operativos de apoyo en cada provincia conjuntamente con otras organizaciones y grupos feministas que d¨¦ salida a la problem¨¢tica de los miles de mujeres que no podr¨¢n viajar al extranjero. Cuando una mujer ha decidido abortar no existe ley ni represi¨®n que le obligue a cambiar de criterio y lo har¨¢ aun a costa de arriesgar su vida. Esto es lo que he aprendido despu¨¦s de 30 a?os realizando abortos.
Afortunadamente hoy en d¨ªa contamos con un revolucionario m¨¦todo para abortar que es el aborto farmacol¨®gico con pastillas en el que no son necesarios ni quir¨®fanos ni m¨¦dicos. Y las pastillas se pueden enviar por correo, mensajer¨ªa, amigos etc. y eso es justamente lo que tambi¨¦n haremos (ya lo hace la ONG holandesa Women On Waves, mujeres sobre las olas). Y si es necesario para ayudar a nuestras conciudadanas fondearemos un barco de esa ONG de forma permanente en cada puerto espa?ol de forma que entre y salga de territorio espa?ol cada d¨ªa para que las espa?olas puedan seguir abortando en aguas internacionales bajo la ley holandesa y decidiendo por s¨ª mismas.
Quiero aclarar que aunque soy miembro de ACAI (Asociaci¨®n de Cl¨ªnicas Acreditadas para la Interrupci¨®n del Embarazo) esta no es la posici¨®n oficial de la misma y las propuesta y opiniones anteriormente expuestas lo son solo a t¨ªtulo personal, aunque estoy seguro que no estar¨¦ solo cuando se lleven a cabo, en el caso de que entre en vigor esta nueva ley.
Josep Lluis Carbonell Esteve es ginec¨®logo y director m¨¦dico de la Cl¨ªnica Mediterr¨¢nea M¨¦dica de Valencia y Castell¨®n
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.