El ¡®solo de baile¡¯ como una de las bellas artes
Espirales, vueltas conc¨¦ntricas, poses provocativas y un ritual ¨ªntimo definen una obra llena de riesgos y escollos
El solo de danza representa en su todo funcional una c¨¦lula llena de riesgos y de escollos que deben ser asumidos, en este caso, por la creadora-int¨¦rprete (core¨®grafa-bailarina); se trata de una performance construida sobre el mon¨®logo confesional (y gestual) dejando claro su compromiso pol¨ªtico desde el primer momento. Espirales, vueltas conc¨¦ntricas, poses provocativas y un ritual ¨ªntimo ponen al p¨²blico frente a algo descarnado donde bromas, las justas. El humor, que est¨¢ pero no se explaya, simplemente cataliza algo que es en el fondo un desastroso enfrentamiento con el fantasma seminal de ella misma.
El tono escenogr¨¢fico es intencionalmente marginal y autogestionado, con mobiliario de desecho, una luz difusa y pobre en el proyector, todo puesto intencionalmente rozando el arte povera o la performance evocativa de los a?os heroicos. Se trata de un paisaje despu¨¦s de la batalla interior y moral de reafirmaci¨®n.
LIVE!
Coreograf¨ªa e interpretaci¨®n: Milagros Galiano; m¨²sica: F. Schubert, Dan Deacon y Sonic Youth; v¨ªdeo: M. Galiano, Elena Garc¨ªa y David Mirete. DT Espacio Esc¨¦nico. Hasta el 1 de febrero.
La banda sonora va del piano l¨ªrico a otro lirismo contempor¨¢neo (dir¨ªase que 'techno') m¨¢s expeditivo y ¨¢spero en su actual embalaje ruidoso y machac¨®n, pero igualmente eficiente de cara a la acci¨®n que despliega la artista. Igual que un mago saca palomas o conejos de su chistera, Milagros (o el desvalido personaje que encarna) prestidigita con llamativos guantes de l¨¢tex rosa, vulgares acaso, de cocina, que esparce inmisericorde por todo el escenario. Esos guantes son parte del fantasma a conjurar.
Live! est¨¢ a¨²n lejos de ser una pieza redonda, lograda en su todo integral, pero posee dentro elementos de sobrada autenticidad que lo hacen rese?able y a¨²n mejor, una l¨ªnea de trabajo abierta. As¨ª visto, las secciones no terminan sino que torpedean unas a otras, o tambi¨¦n se interrumpen abruptamente. La artista, cuando baila, hace una danza org¨¢nica y comunicativa apoyada en la t¨¦cnica del ballet, pero muy lavada; ella tiene potencia y garra, pies, elevaci¨®n y giro, pero todo eso es deconstruido a placer.
La filmaci¨®n que va y viene (a veces no se oye, otra apenas se ve), aclara muchas cosas: la bailarina repite los fouett¨¦s (una forma de obsesi¨®n como otra cualquiera) es buena met¨¢fora. Galiano sortea algunas dificultades formales (el angosto espacio disponible, la extensi¨®n algo forzada de los materiales, la cercan¨ªa f¨ªsica del p¨²blico) para exponer una suerte de cuaderno de bit¨¢cora autobiogr¨¢fico. ?Qu¨¦ quisiste ser? ?D¨®nde llegaste realmente? ?En qu¨¦ rinc¨®n has aparcado tus fantas¨ªas? ?Qui¨¦n crees que te est¨¢ escuchando? La vulnerabilidad, el roce casi cruel de la piel y el suelo, los inquietantes oscuros, dan el ritmo quebrado de la obra, una especie de collar a punto de romperse y donde se perder¨¢n algunas cuentas.
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