Cultura de primarias
Es solo el comienzo de una din¨¢mica que busca responder a la necesidad clamorosa de permeabilizar los l¨ªmites entre la pol¨ªtica organizada y los electores
?Ciertos opinadores poco cr¨ªticos con el m¨¦todo del dedo, el fax o el aplauso forzado en el PP, o comprensivos con el reparto de mesa camilla de los socialistas, se han aplicado estos d¨ªas a afear a Comprom¨ªs su sistema de elecciones primarias abiertas porque establece una salvaguarda de pluralidad similar a la que garantiza, como obligaci¨®n legal, la paridad de sexos. Hay como un desencanto en esas opiniones por el hecho de que la coalici¨®n no se haya estrellado en un trance que consiste, nada m¨¢s y nada menos, en la elecci¨®n directa de toda la lista con participaci¨®n de afiliados y ciudadanos, y hay tambi¨¦n un uso descarado de argumentos a contrario sensu. Quiero decir que se han convertido en ap¨®stoles de la pureza de las primarias quienes siempre las han menospreciado. Mientras tanto, el PSPV-PSOE ha puesto en marcha su elecci¨®n, por primera vez abierta a los ciudadanos, del candidato a la presidencia de la Generalitat. Y emana de esos mismos sectores un escepticismo, tambi¨¦n tocado de menosprecio, ante el proceso.
Es curioso que desde tribunas de derecha, alineadas ahora con los m¨¢s contrarios al acuerdo que dio pie a Comprom¨ªs, se defienda la idea de que el Bloc Nacionalista Valenci¨¤ tiene derecho a imponer su mayor¨ªa en la coalici¨®n sin mecanismos que la maticen. Es burda la pretensi¨®n: preferir¨ªan una opci¨®n n¨ªtidamente nacionalista a ese espacio pol¨ªtico m¨¢s amplio y m¨¢s el¨¢stico que ocupa Comprom¨ªs gracias a la combinaci¨®n, que no la suma, de sus componentes. Comprom¨ªs tiene hoy una potencia pol¨ªtica y un arrastre en el electorado urbano que van mucho m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito del valencianismo estricto, del ecologismo estricto, de la izquierda estricta. Y es ah¨ª donde duele, en su transversalidad. Enric Morera, armado de sentido com¨²n, revela una capacidad para hacer de la necesidad virtud que no le agradecer¨¢n los irredentistas de su partido cuando apuesta por el liderazgo compartido con M¨°nica Oltra. Y esta, a su vez, contribuye a consolidar un proyecto pol¨ªtico de futuro al acomodar a la cultura del pacto su fuerte tir¨®n en la opini¨®n p¨²blica. No es f¨¢cil.
Por lo que se refiere a los socialistas valencianos, la experiencia de abrir las urnas a los ciudadanos est¨¢ in¨¦dita en el PSOE y no deber¨ªa hacerles da?o. Al contrario. De que no parezca un tr¨¢mite circunstancial y obligado depende mucho m¨¢s la recuperaci¨®n del partido de lo que creen los m¨¢s recalcitrantes. La fecha de las primarias, un tanto extra?a para la elecci¨®n del candidato auton¨®mico, con las elecciones europeas a la vista, y la tentaci¨®n del secretario general, Ximo Puig, de presentar el proceso como una acumulaci¨®n de apoyos en una din¨¢mica que ya est¨¢ decidida (y que viene de lejos) no ayudan a conectar con el electorado potencial m¨¢s reticente. Su adversario, el alcalde de Faura, Toni Gaspar, lo ha intuido al enfatizar en el debate, m¨¢s que las diferencias de programa, la renovaci¨®n de estilos y de caras, esa gran asignatura pendiente del PSPV-PSOE.
No cabe esperar milagros de unos ni de otros, desde luego, en una experiencia que apenas empieza a ensayarse y en la que habr¨¢ errores y resistencias. Es solo el comienzo de una din¨¢mica que busca responder a la necesidad clamorosa de permeabilizar los l¨ªmites entre la pol¨ªtica organizada y los electores. Y que suscita tanto reproche porque no resulta testimonial, ya que involucra a fuerzas que aspiran seriamente a gobernar en 2015. Todo indica que las primarias han venido para quedarse.
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