¡°Blasco convierte las mentiras en verdad¡±
¡°La actividad de la trama no era cooperaci¨®n, sino corrupci¨®n¡±, afirma Carles L¨®pez
Separar el grano de la paja. El presidente de la Coordinadora Valenciana de ONGD (organizaciones no gubernamentales para el desarrollo), Carles L¨®pez, trabaja a contrarreloj para limpiar la pestilente m¨¢cula que ha dejado en la solidaridad el caso Cooperaci¨®n, que es como se denomina el presunto expolio de diez millones de euros destinados a pa¨ªses del tercer mundo durante la etapa del exconsejero acusado Rafael Blasco (2008-2010). El centenar de organizaciones que forman la coordinadora desarrollan una campa?a para costear la acusaci¨®n popular en la causa que ha sentado en el banquillo del TSJ a la c¨²pula de la extinta consejer¨ªa de Solidaridad. L¨®pez (Sagunto, 1967) es responsable de la ONG de comercio justo La Tenda de Tot el M¨®n.
Pregunta. ?C¨®mo encaja el caso Cooperaci¨®n?
Respuesta. Pedimos la devoluci¨®n del dinero saqueado. La actividad de la trama es corrupci¨®n. Nada tiene que ver con organizaciones transparentes y controladas. No hay un caso Cooperaci¨®n, sino un caso Blasco.
P. ?Se atrever¨ªa a garantizar que no habr¨¢ nuevos episodios de expolio de dinero p¨²blico?
R. Los presuntos cabecillas de la trama pasaron por distintas consejer¨ªas. Sin embargo, fue desde Solidaridad donde sali¨® la documentaci¨®n que destap¨® el fraude. Trabajamos con ¨¦tica y transparencia contra la corrupci¨®n. Criticamos en su d¨ªa que la consejer¨ªa de Blasco obligase a destinar el 1% de las ayudas a campa?as de publicidad de una agencia determinada.
P. La ONG utilizada para el supuesto expolio (Fundaci¨®n Cyes) carec¨ªa de experiencia e infraestructura. ?Por qu¨¦ tard¨® dos a?os en estallar el esc¨¢ndalo?, ?c¨®mo pas¨® desapercibido en su sector?
R. Detectamos cosas extra?as en la convocatoria de ayudas de Solidaridad de 2008. Pero no fuimos capaces de concretarlas jur¨ªdicamente. Las ONG contribuimos a destapar el caso. Blasco nos acus¨® de que hab¨ªa 1.000 organizaciones en la Comunidad y que ninguna present¨® alegaciones. No hab¨ªa 1.000 ONG, sino 97 en 2008. Y solo pod¨ªan recurrir las 15 que se presentaron a las ayudas.
¡°Las ONG detectamos cosas extra?as en las ayudas de 2008¡±
P. El desembarco del exconsejero acusado inaugur¨® las grandes subvenciones. ?Qu¨¦ opini¨®n le merece este modelo?
R. Fue un cambio para fomentar proyectos de cooperaci¨®n de mayor envergadura. En principio, no era malo. Aumentaba la eficacia de la lucha contra la pobreza. Pero resultaba inimaginable que se colase una organizaci¨®n sin experiencia que compr¨® con dinero p¨²blico pisos y plazas de garaje. Eso no es cooperaci¨®n. Las ONG demostramos hasta la ¨²ltima factura. Por eso, exigimos que se comprueben los pozos financiados en Nicaragua a la Fundaci¨®n Cyes [Anticorrupci¨®n sostiene que solo llegaron a Centroam¨¦rica 43.000 euros de los 1,8 millones recibidos]. En 2008 no hab¨ªa un registro de cooperaci¨®n. Ahora s¨ª. Internet permite conocer si una organizaci¨®n cumple requisitos.
P. ?Conoc¨ªa al presidente de la Fundaci¨®n Cyes?
R. No. Descubr¨ª qui¨¦n era Marcial L¨®pez cuando salt¨® la denuncia de Anticorrupci¨®n. Cyes en 2008 era un centro de formaci¨®n.
P. Blasco declar¨® que, hasta su llegada a la consejer¨ªa de Solidaridad, las ayudas se daban a dedo. ?Es cierto?
R. Entre 2000 y 2010 las ayudas discrecionales no superaron el 55%. Blasco las aument¨®. El acusado intenta con esa afirmaci¨®n legitimar su etapa. Pero no es cierto.
P. Sorprende en el caso Cooperaci¨®n el papel de Augusto C¨¦sar Tauroni, empresario que presuntamente cobra mordidas a las ONG por asesorarles para captar subvenciones. ?Es frecuente esta figura?
R. No. Hay un marco legal, deontol¨®gico. La cooperaci¨®n es compleja. La construcci¨®n de un pozo puede parecer sencilla pero requiere esfuerzo. En las ONG hay voluntarios. Y la ley proh¨ªbe intereses comerciales.
P. ?C¨®mo definir¨ªa la figura de Blasco?
R. Es un pol¨ªtico muy h¨¢bil. Capaz de convertir las mentiras en verdad. Tiene una memoria selectiva. Dispone de capacidad para salir indemne. Lo ha hecho siempre. Da igual que existan documentos, declaraciones. Es un personaje oscuro. Propio de una larga novela negra. Sus archivos le est¨¢n salvando. Blasco recurre a un lenguaje progresista, bondadoso, ¨¦tico. Quien le escucha, nunca pensar¨¢ que¡
¡°El exconsejero es un personaje de novela negra¡±
P. ?A ustedes les embauc¨®?
"Tememos el regreso a un sistema ben¨¦fico y asistencial¡±
R. No. Era exigente, contundente. Intent¨® crear una organizaci¨®n paralela para cuestionarnos, la Federaci¨®n de Entidades por el Codesarrollo (Fedacop). Pretendi¨® disminuir los fondos en convocatorias p¨²blicas. Nos quit¨® la financiaci¨®n. Con una mano hac¨ªa todo eso y con la otra mostraba sus mejores intenciones revestidas de progresismo.
P. ?C¨®mo recuerda las reuniones con el exconsejero acusado?
R. Celebramos dos desde 2009. La primera fue tras estallar el esc¨¢ndalo. Nos dijo que la noticia era un ataque al modelo de cooperaci¨®n valenciano y pidi¨® que le apoy¨¢ramos. Le reclamamos transparencia, que se demostraran los proyectos bajo sospecha. Eso que cuenta ahora de que se reun¨ªa con todos no es cierto. A m¨ª nunca me llam¨®.
P. El caso Cooperaci¨®n enfila su primer tramo. Su grueso -supuesto desv¨ªo de ocho millones para un hospital en Hait¨ª- todav¨ªa no se ha juzgado. ?Aparecer¨¢n nuevas ONG sospechosas?
R. El funcionamiento de la Fundaci¨®n Cyes est¨¢ muy claro: dinero para Nicaragua que acaba en pisos y plazas de garaje en Valencia. Pero la segunda pieza del caso es mucho m¨¢s compleja. Abarca un entramado de organizaciones, facturaci¨®n.
P. Una de las supuestas pr¨¢cticas de la trama era el asesoramiento sobre c¨®mo deb¨ªan las ONG amoldar su proyecto para recibir la ayuda. ?Es habitual?
R. No. Muy pocos t¨¦cnicos sab¨ªan de cooperaci¨®n en la Direcci¨®n General de Solidaridad. Por eso, no nos pod¨ªan asesorar.
P. ?Se purg¨® la antigua consejer¨ªa para colocar a personal manejable?
R. S¨ª, se limpi¨®. Ahora es f¨¢cil afirmar que los t¨¦cnicos no eran conscientes de lo que ocurr¨ªa y que no estaban formados.
P. ?Acabar¨¢ alg¨²n acusado en la c¨¢rcel?
R. Nos gustar¨ªa que la justicia fuera ejemplar. Las peticiones de penas son elevadas. Pero hemos visto ciertas artima?as jur¨ªdicas. Existe la sensaci¨®n de que igual no ingresan en prisi¨®n. Y luego podr¨ªan ser indultados.
P. La acusaci¨®n de la Generalitat pide ahora 11 a?os de prisi¨®n para el exconsejero tras dejarlo caer como portavoz del PP en las Cortes.
R. No hab¨ªa otra soluci¨®n. Seis de los nueve acusados pertenecieron al Gobierno valenciano.
P. ?La solidaridad est¨¢ en crisis?
R. No. Es el recurso para atacar la cooperaci¨®n, las pol¨ªticas sociales, los derechos laborales¡
P. ?Combatimos ahora m¨¢s la miseria del vecino que el hambre en el Tercer Mundo?
R. Tememos el regreso a un sistema ben¨¦fico y asistencial que no erradique la causa de la pobreza. Se puede trazar un peligroso discurso con la lucha contra el hambre. No es cierto que los recortes en cooperaci¨®n del Consell -un 95% desde que arreci¨® la crisis- hayan servido para combatir la pobreza.
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