Un callej¨®n transitable
Mas ha tenido que aceptar que existen otras v¨ªas, pero al primero que interpela la oferta de Susana D¨ªaz es a Rajoy
Todav¨ªa se ve todo igual desde el Gobierno central? Seg¨²n las declaraciones p¨²blicas, o la mayor¨ªa de ellas, no hay duda de que s¨ª. El enroque sigue intacto y la perezosa invocaci¨®n a la legalidad (da igual qu¨¦ legalidad) basta para contestar cualquier pregunta, como si nadie en el Gobierno dispusiera de autonom¨ªa de funcionamiento para repentizar una respuesta matizada, algo que no sea el monocorde mantra aprendido de antemano y en fila de a dos.
Es verdad que con un presidente que ¨²nicamente contesta preguntas en el extrenajero (y s¨®lo forzado por las adversas condiciones de ese mundo inh¨®spito m¨¢s all¨¢ de Moncloa), la competencia por el poder intelectual no es muy exigente y, adem¨¢s, el gato se lo suele llevar al agua casi siempre el mismo Wert. La admirable disciplina de este Gobierno, su descarnado cumplimiento del grado cero del discurso pol¨ªtico quedar¨¢ indeleble en la memoria del futuro y cuando vuelvan ministros con voz propia, con opiniones, con diarios en la mano que no sean el Marca, con alguna lectura fresca que se les cruce en medio de una respuesta, nos descubriremos una nostalgia culpable e insensatamente echaremos de menos la dulce previsibilidad de las cosas ordenadas, el acatamiento disciplinado, la indigencia imaginativa, el zumbido narcotizante del funcionario de oficio.
?Y ahora? Francesc Homs no derrocha grandes dosis de imaginaci¨®n ideol¨®gica pero hace un par de d¨ªas ha ironizado a prop¨®sito de la reforma federal que defiende el PSOE. No encaja esa f¨®rmula en sus planes soberanistas ¡ªha dicho¡ª, pero espera que los socialistas formulen con detalle y concreci¨®n unos planes que, receloso y experto, sospecha que tienen mucho m¨¢s de portadas, titulares y marketing que de contenido propiamente dicho. En plena vor¨¢gine medi¨¢tica es f¨¢cil olvidar lo m¨¢s elemental: en torno a la mitad o m¨¢s de la poblaci¨®n, se inclina en Catalu?a a favor de una soluci¨®n que no fuerce una ruptura con Espa?a. Otros tantos entienden lo contrario y viven como una emergencia nacional la necesidad de un nuevo Estado, la Rep¨²blica catalana.
Homs es uno de ellos, de forma plena y decidida, y sin embargo se ha visto obligado a reconocer como portavoz del Gobierno catal¨¢n la existencia misma de otra cosa, un bicho, un estorbo con forma difusa y estramb¨®tica de engendro de plan o programa, o semejante, alternativo a la ruptura por la que trabaja Homs desde la Generalitat.
Desnuda abiertamente la cerrilidad artificial, mec¨¢nica, patosa y mansa con que aborda Rajoy un problema que es grave
No lo ha reconocido a gusto sino en declaraciones forzadas que incumplen la mitad de la estrategia del govern fundada en minimizar, ridiculizar o simplemente obviar la existencia de otros modos de resolver los problemas (y de paso jibarizar a la izquierda que hoy defiende una soluci¨®n federal, pese a que en cualquiera de sus variantes sea la m¨¢s pr¨®xima a la mitad de la poblaci¨®n). Pero cada vez resulta m¨¢s dif¨ªcil ocultarlo y alguna televisi¨®n ha puesto en evidencia que el callej¨®n tiene m¨¢s de un carril.
Pero el principal interpelado por una alternativa federal (hoy con aires ilusos o ingenuos o impracticables) no es la Generalitat. El interpelado por el discurso de Susana D¨ªaz, por su tono, por esa mezcla de impetuosidad y falsa ingenuidad con que dice las cosas, no es Artur Mas sino Mariano Rajoy y su Gobierno del PP. Homs ha tenido que aceptar que existe e incluso ha pedido explicaciones m¨¢s detalladas, como ha hecho Artur Mas.
En el Gobierno central nadie va a pedir esas explicaciones y sin embargo la proyecci¨®n p¨²blica y no solo testimonial de esa alternativa desbarata su estrategia, desmiente la ausencia de otras v¨ªas y sobre todo desnuda abiertamente la cerrilidad artificial, mec¨¢nica, patosa y mansa con que aborda Rajoy un problema que es grave, es grave, como repet¨ªa Felipe Gonz¨¢lez con la mirada clavada en Artur Mas.
He empezado a pensar que los ¨²nicos que tratamos como asunto casi de gesti¨®n o de tr¨¢mite el proyecto independentista somos nosotros, los catalanes que andamos todo el d¨ªa oyendo, leyendo y hasta perorando rutinariamente desde hace dos a?os. Pero el resto del mundo, incluida Espa?a, piensa en otras cosas ni que sea en las horas tontas del d¨ªa. Quiz¨¢ necesitaba un tiempo de aprehensi¨®n todo este proceso que aqu¨ª nos lleg¨® de golpe para calar fuera de aqu¨ª, en Espa?a. Y de momento los reflejos m¨¢s r¨¢pidos ¡ªdentro de la lentitud estructural de un partido con agilidad paquid¨¦rmica¡ª han llegado del PSOE.
Quiz¨¢ hoy ha empezado a calar ya hasta los huesos la evidencia de que ni es asunto trivial, ni es asunto superficial ni es ajeno al resto de Espa?a. Al ciudadano de Guadalajara o Extremadura puede serle ¨²til saber que el problema es suyo tambi¨¦n y que no es verdad que solo exista la soluci¨®n de no encontrar ninguna, aunque el Gobierno del PP finja creerlo as¨ª y actue de oficio. Lo formidable ser¨ªa que alguien ah¨ª, en el PP, en el Gobierno, se lo tomase por el lado del beneficio.
Jordi Gracia es escritor y ensayista
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