Obsolescencia
Constituye un lugar com¨²n de estos ¨²ltimos tiempos atribuir la crisis del PSC al proceso soberanista. Sin embargo, la realidad es otra. Y ha venido a corroborarla la reciente publicaci¨®n de Testimoni de c¨¤rrec. Vint anys al servei de Catalunya (1993-2012), el volumen en el cual Joaquim Nadal vuelca una parte de sus dietarios pol¨ªticos.
La crisis interna del socialismo catal¨¢n comenz¨® hace exactamente dos d¨¦cadas, en el congreso de Sitges de febrero de 1994, cuando un renversement des alliances dio el poder org¨¢nico a esos capitanes metropolitanos que lo han mantenido f¨¦rreamente desde entonces, pero sin ser capaces de traducirlo en un liderazgo social y electoral fuerte. Ya por entonces, las diferencias de an¨¢lisis y de prioridades frente a la cuesti¨®n catalana, o ante la incardinaci¨®n con el PSOE, eran flagrantes: mientras, en el reducido v¨¦rtice del PSC, hab¨ªa quien encontraba a Joaquim Nadal ¡°demasiado catalanista¡± para ser su candidato a la Generalitat, y apostaba hasta la antev¨ªspera por Pepe Borrell (s¨ª, han le¨ªdo bien, Pepe Borrell), otros ve¨ªan en el rumbo del partido ¡°una cierta deriva neolerrouxista¡±.
El declive del PSC se inici¨® en el congreso de Sitges y no se debe a la deriva soberanista sino a la mala calidad de sus dirigentes
La traducci¨®n electoral de estas turbulencias dom¨¦sticas se vio largamente enmascarada por el impulso inercial que el partido pose¨ªa en muchos municipios desde 1979, por el efecto Maragall ¡ªque, bien se ha visto, no era atribuible al aparato¡ª, incluso, en 2004 y 2008, por un cierto efecto Zapatero y un agudo reflejo anti-PP. Pero, en los comicios catalanes, la inflexi¨®n a la baja fue evidente desde 2006. Y, m¨¢s en general, la fractura interna abierta en 1994 no ha llegado a soldarse nunca; de hecho, podr¨ªa decirse que la liquidaci¨®n del obiolismo iniciada en Sitges culmina ahora, con bajas voluntarias como la de Antoni Dalmau, con la ca¨ªda del propio Obiols y de Maria Bad¨ªa de la pr¨®xima lista europea o con las marruller¨ªas oficialistas contra la candidata cr¨ªtica a figurar en dicha lista, Eliana Camps.
Por otra parte, aquella hegemon¨ªa de los cuadros metropolitanos cuya ¨²ltima expresi¨®n ¡ªo instrumento¡ª es Pere Navarro ha resultado muy conservadora, incapaz de adaptar el partido a las transformaciones sociales y culturales del ¨²ltimo veintenio, a las exigencias de la opini¨®n p¨²blica del siglo XXI. Me gustar¨ªa explicarlo con dos ejemplos que absolutamente nada tienen que ver con el derecho a decidir, con la consulta o con la independencia.
El primero lo ilustra a la perfecci¨®n el acto que, el pasado domingo, protagoniz¨® Susana D¨ªaz en La Farga de L'Hospitalet. Me refiero a la imperiosa necesidad que los sucesivos l¨ªderes del PSC sienten de recibir el aval, la bendici¨®n, de la figura andaluza del PSOE m¨¢s relevante en cada momento. Algo entendible trat¨¢ndose de Felipe Gonz¨¢lez o incluso de Alfonso Guerra, menos obvio en los tiempos de Manuel Chaves, y sorprendente cuando la estrella invitada es la novel Susana D¨ªaz y estamos en 2014. Algo que s¨®lo adquiere sentido desde la obsoleta concepci¨®n del PSC como un partido de inmigrantes.
Pese a todo la c¨²pula ha preferido dedicarse a castigar indisciplinas catalanistas
La presidenta de la Junta de Andaluc¨ªa explicit¨® esa concepci¨®n el otro d¨ªa cuando dijo a sus encanecidos oyentes de La Farga: ¡°Lleg¨¢steis aqu¨ª hace a?os y vuestros hijos son catalanes¡±. ?Sus hijos s¨ª, pero ellos no? ?Sabe la se?ora presidenta que los ¨²ltimos inmigrantes andaluces arribaron a Catalu?a hace ya cuatro d¨¦cadas y que uno de los pen¨²ltimos en hacerlo ¡ªcorreligionario suyo, por m¨¢s se?as¡ª ha llegado a ser, con todo el derecho democr¨¢tico, presidente de la Generalitat? ?Est¨¢ dici¨¦ndonos Susana D¨ªaz que Jos¨¦ Montilla no es catal¨¢n porque naci¨® en C¨®rdoba y solo lleva aqu¨ª 43 a?os? ?Es sobre esta idea anticuada y estrecha de la identidad, sobre estas rancias apelaciones al paisanaje como piensa el PSC construir su recuperaci¨®n social y electoral?
He hablado m¨¢s arriba de marruller¨ªas. Pues bien, otro de los grandes problemas internos que ¡°el nuevo PSC¡± ¡ªtal era el lema del ¨²ltimo congreso, el que entroniz¨® a Pere Navarro en diciembre de 2011¡ª no ha sabido ni querido resolver es el que, si me permiten la licencia, denominar¨¦ el bustismo-leninismo. Me refiero a esas pr¨¢cticas nepotistas, sectarias, clientelares y marrulleras, a ese culto a la zancadilla interna, al ¡°o conmigo, o contra m¨ª¡±, a la intriga de baj¨ªsimo vuelo, al ¡°hay que colocar a aquel, que es de los nuestros¡±..., que, siempre con el bien del partido como coartada, se han extendido mucho m¨¢s all¨¢ del municipio de Sabadell, hasta tetanizar una parte considerable de la estructura org¨¢nica e institucional del PSC metropolitano.
A pesar del estallido del caso Mercurio, y de la imputaci¨®n de una figura clave como Daniel Fern¨¢ndez, y del hartazgo de alcaldes o alcaldesas que han renunciado a la reelecci¨®n para mostrar su rechazo contra ese modo de hacer pol¨ªtica ¡ªque tambi¨¦n podr¨ªamos llamar estilo Camarga¡ª, pese a todo, la c¨²pula ha preferido dedicarse a castigar indisciplinas catalanistas. Cada uno tiene sus prioridades. Pero, por favor, que no sigan present¨¢ndonos al PSC como v¨ªctima del ¡°desgarro¡± provocado por la deriva independentista. Es v¨ªctima de la calidad de sus dirigentes.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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