Hermanadas por la luz
Los fotoperiodistas Ra¨²l Cancio y Negar Kamkhah ilustran en un libro conjunto las similitudes entre las atm¨®sferas urbanas de Madrid y Teher¨¢n
Las ciudades de pa¨ªses lejanos acostumbran a hermanarse por razones diferentes, pero siempre sobre la base de alguna afinidad que acorte su lejan¨ªa. A veces, estas distinciones son tan marcadas que pareciera imposible armonizarlas. Pero la luz hace milagros. Y las penumbras, tambi¨¦n. A las sorpresas que las luces y las penumbras brindan a la mirada ha acudido Ra¨²l Cancio, maestro de fotoperiodistas, para trazar un relato visual que vincule Madrid con Teher¨¢n, la capital iran¨ª, donde su joven colega Negar Kamkah ha completado esta doble mirada.
El resultado de la colaboraci¨®n ha sido el libro Teher¨¢n & Madrid entre dos luces que, con pr¨®logo de Ahmad Taher¨ª y del periodista ?ngel del R¨ªo, en edici¨®n bilingue en ingl¨¦s y espa?ol fue presentado ayer en Madrid en la asociaci¨®n cultural hispano-persa Pers¨¦polis.
Es poco sabido que las ciudades quedaron simb¨®licamente unidas en el arranque del siglo XV por la figura del viajero Rui Gonz¨¢lez de Clavijo, vicario del rey castellano Enrique III El Doliente, primer europeo que conoci¨® la ciudad persa en 1404, cuando aquel poblach¨®n bien pod¨ªa asemejarse al Madrid bajomedieval de la ¨¦poca. Ni una ni otra ciudad eran a¨²n capitalinas; Ispahan y Toledo, respectivamente, s¨ª lo eran entonces, pero tanto la villa madrile?a como la urbe teheran¨ª apuntaban ya como futuros enclaves de dos Cortes y de dos potenciales imperios.
Pese a las distancias en el espacio y en el tiempo, Teher¨¢n muestra un manojo de extraordinarias similitudes con Madrid. Y ello porque ambas ciudades se encuentran en las inmediaciones de poderosas sierras, aquella bajo los imponentes montes Alborz, con el remate de su magn¨ªfico Damavand y, aqu¨ª, la sierra del Guadarrama, con la preciosa cumbre de Pe?alara. Teher¨¢n y Madrid participan tambi¨¦n de una personalidad lum¨ªnica semejante, cuando la primavera y los frescos oto?os ba?an con sus estelas de sombras y sus plateados destellos calles, plazas y parajes.
Por ello, Ra¨²l Cancio y Negar Kamkhah, impregnados por la atm¨®sfera transparente que ambas ciudades respiran ¡ªcuando la contaminaci¨®n lo permite, sobre todo en la populosa Teher¨¢n, es preciso decirlo¡ª captan con sus objetivos el trepidar de las dos vidas urbanas; descubren su pulso en los caf¨¦s y en los bares, en los reflejos de los escaparates madrile?os o en el bullicioso y m¨¢gico interior del bazar teheran¨ª.
M¨¦rito a?adido es el de las fotograf¨ªas de la joven Negar, nacida en 1991, habida cuenta de que la cultura iran¨ª de hoy ¡ªque no la persa, anterior a la isl¨¢mica y henchida de figuraci¨®n¡ª se ve signada por una iconofobia que somete la imagen a l¨ªmites muy estrictos.
El templo de Debod, la calle de Postas o una vistosa azulejer¨ªa en la calle Echegaray, casan a la perfecci¨®n con el zoroastriano Templo de Fuego Adorian, la avenida del poeta persa Ferdowsi o la cer¨¢mica del palacio de Golest¨¢n. Con sus c¨¢maras, los autores de este libro logran tender un puente de belleza, encendida y armoniosamente trazado.
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