Pertinencia de una obra
En 'Nippon-Koku', el nuevo montaje de la Compa?¨ªa Nacional de Danza, la prestaci¨®n de los artistas es profesional y depurada
La nueva obra de la Compa?¨ªa Nacional de Danza (CND) es un depurado trabajo teatral, muy influido por Robert Wilson en el fondo y en la forma, y que de nuevo plantea interrogantes respecto al rumbo del conjunto.
Marcos Morau ha fraguado un estilo con su compa?¨ªa La Veronal y eso es lo que ha intentado implantar en los bailarines de la CND. Evidentemente, no son los mismos artistas y el movimiento cambia, lo que afecta el estilo, aqu¨ª m¨¢s engolado. Hay una recurrencia a lo espasm¨®dico y la contorsi¨®n; despu¨¦s se alude al teatro kabuki muy de soslayo (se oyen algunos aires tradicionales) que se engarzan a esa est¨¦tica fascista, donde la anarqu¨ªa va por dentro. La atm¨®sfera hace pensar en la esencia de los tr¨¢gicos sucesos del suicidio de Yukio Mishima (su padre le inculc¨® el nacionalsocialismo) mediante seppuku; hay una concepci¨®n cr¨ªtica de la inmolaci¨®n heroica que a la vez es pasto de desencanto y frustraci¨®n.
Una caracter¨ªstica y resaltante peculiaridad es que el core¨®grafo no ha sido bailar¨ªn; estudi¨® coreograf¨ªa, reza su biograf¨ªa, pero carece de experiencia corporal propia. No es el primer caso, pero no deja de ser ex¨®tico. La prestaci¨®n de los artistas de la CND es profesional y depurada, y se ve que se han implicado a fondo en la redacci¨®n como es evidente que muchas partes del material dado por definitivo se ha reglado sin m¨²sica, la que se debe haber a?adido despu¨¦s con algo de aleatoriedad. A Morau le ha venido muy bien encontrar en la plantilla a una nipona nativa (Tamako Akiyama) que se yergue en protagonista y hasta recita en su lengua.
La escena de la marcha es la m¨¢s inspirada, as¨ª como la selecci¨®n de esa pieza musical para banda de John Philip Sousa de 1917 y que es usada en la grabaci¨®n hist¨®rica que dirigiera Felix Slaktin en 1957; Sousa compuso The U.S Field Artillery March inspirado por Offenbach y sus fanfarrias, pero el tema central que se escucha procede de la Canci¨®n del arm¨®n, otra evocaci¨®n de la enajenaci¨®n guerrera: el arm¨®n porta el ca?¨®n, pero tambi¨¦n el f¨¦retro. Aqu¨ª se desborda lo marcial para entrar en lo pat¨¦tico, en la farsa ritualizada que intencionadamente perfuma toda la pieza coreogr¨¢fica y es un acierto.
NIPPON-KOKU
Compa?¨ªa Nacional de Danza. Coreograf¨ªa: Marcos Morau y La Veronal (en colaboraci¨®n con los bailarines); m¨²sica: Luis Miguel Cobo, Haendel, F. Liszt, Los Panchos, J.?O.?Sousa e Hideo Osaka Ensemble; vestuario: David Delf¨ªn; dramaturgia: Pablo Gisbert; escenograf¨ªa: Enric Planas; luces: Albert Faura.
Naves del Espa?ol. Hasta el 16 de febrero.
El vestuario de David Delf¨ªn es impecable en todas las prendas y en su conjunto, demuestra no solo su pericia costurera, sino su sensibilidad, dejando notar la inspiraci¨®n, sea literal o no, de aquellos pomposos uniformes dise?ados por el propio Mishima para su organizaci¨®n Tatenokai (Sociedad del escudo); la escenograf¨ªa tambi¨¦n funciona adecuadamente y en la primera escena, un cuadro de un San Sebasti¨¢n parece evocar directamente Muerto por las rosas (Barakei), el libro de sus propios desnudos que Mishima public¨® junto al fot¨®grafo Eikoh Hosoe, culminaci¨®n de un hedonismo encorsetado en la disciplina samurai, pero a la vez, prefiguraci¨®n homoer¨®tica y de l¨ªrica sacrificial. Al final se oye Ombra mai fu, el aria de Jerjes donde el rey guerrero, en su descanso, preconiza tambi¨¦n su fin.
Una vez dicho esto, a¨²n detr¨¢s del ¨¦xito inmediato y de que, otra l¨ªnea de an¨¢lisis pueda ser que la CND ha encontrado por fin una l¨ªnea de espect¨¢culos donde no se falla estrepitosamente (como lo hace con Balanchine o con los intentos pseudos-acad¨¦micos), el problema cardinal persiste en su gravedad: la pertinencia de tal repertorio para la compa?¨ªa titular espa?ola. Es como si se siguiera navegando en un mar oscuro, como si se dieran brazadas de ciego, y se siguiera perdiendo tiempo, dinero y energ¨ªas.
En su modestia, la CND intenta mantener contentos a todos, cl¨¢sicos, modernos y ultramodernos; y eso no es posible. Los artistas que hicieron el estreno de Nippon-Koku (Estado de Jap¨®n) valen para lo que valen, toda extrapolaci¨®n de este laurel es tan peregrino como un seppuku.
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