La herencia que mat¨® al ch¨®fer millonario
Un jurado popular dirime si esposa, hija y yerno pagaron a un sicario portugu¨¦s para asesinar a un conductor de autob¨²s que se iba a divorciar y a cambiar la herencia
A Bernardino Pousa, un autobusero que atesoraba un patrimonio de un mill¨®n de euros, lo intentaron matar en cuatro ocasiones. A la quinta lo consiguieron cort¨¢ndole el cuello y destroz¨¢ndole la cabeza a golpes con una tuber¨ªa de hierro. El cuerpo qued¨® rodeado de sangre junto su autob¨²s un domingo por la noche. Acababa de llegar de un largo servicio de 12 horas, pero ning¨²n miembro de su familia directa hall¨® el cad¨¢ver. Fue Pepa, una mujer con la que supuestamente manten¨ªa una relaci¨®n sentimental, la que lo encontr¨® muerto dentro de las cocheras. Y es que seg¨²n los investigadores, Pepa encendi¨® las iras m¨¢s sangrientas de la mujer, la hija y el yerno del ch¨®fer. Presuntamente, habr¨ªan urdido un perverso plan para evitar el inminente divorcio y la modificaci¨®n del testamento, pagando 6.000 euros a Ilidio, un sicario portugu¨¦s.
¡°Esa puta no se va a quedar con lo que es m¨ªo¡±. Seg¨²n recoge la investigaci¨®n, Dolores se mostr¨® as¨ª de contundente sobre la nueva pareja de su marido. Bernardino y ella llevaban meses negociando el reparto de bienes para poner fin a su matrimonio tras 30 a?os de vida en com¨²n. La relaci¨®n con su hija ?ngeles hab¨ªa empeorado tanto que la v¨ªctima se refer¨ªa a ella como ¡°la chica¡±. Y con Alberto, el novio de su hija, ni se hablaba tras un enfrentamiento que incluso desencaden¨® un juicio de faltas. Bernardino iba a cambiar el testamento en favor de sus dos nietos, fruto de una relaci¨®n anterior de su hija. Se lo dijo, entre otros, al padre de los ni?os. La Guardia Civil tiene claro que esa abultada herencia es el m¨®vil ¡°econ¨®mico-pasional¡± de un crimen familiar que esta semana trata de aclarar un jurado popular en la Audiencia de Ourense.
El presunto plan confabulado a tres bandas ha terminado por enfrentarles. El sicario fue claro ante el jurado: ¡°Me encargaron un asesinato e incluso me dieron una pistola¡±. Despu¨¦s matiz¨® que lo dej¨® con vida porque se puso muy nervioso. ¡°No s¨¦ qui¨¦n lo degoll¨® porque yo solo le pegu¨¦ en la cabeza. Si lo hubiese querido matar le habr¨ªa disparado¡±. El yerno reconoce el encargo pero lo rebaja a una paliza ¡°para asustarle¡± e incrimina a madre e hija. Alberto asegura que la esposa de Bernardino ¡°me propuso darle una paliza para aclarar las cosas¡±. Y se puso a ello. Encontr¨® al sicario en un puticlub de la frontera, acord¨® el precio tras varios encuentros y le prest¨® uno de sus tel¨¦fonos m¨®viles. Incluso reconoce que lo recogi¨® y devolvi¨® a Chaves en su propia furgoneta el d¨ªa del crimen.
Ellas lo niegan todo. La esposa, que lleg¨® al juicio con una alianza de matrimonio en su mano derecha, asegura que ¡°todo Ver¨ªn sab¨ªa lo de Pepa, pero de mi casa no sali¨® un duro para este crimen¡±. Deriva cualquier responsabilidad al exnovio de su hija: ¡°Alberto me pidi¨® disculpas en la c¨¢rcel por haberme llevado para all¨ª dentro¡±. La hija explica que ¡°no supo nada¡± del plan hasta que se lo confes¨® su exnovio, semanas despu¨¦s del crimen. El sicario acaba de timbrar en la puerta de su domicilio reclamando m¨¢s dinero. ¡°Alberto me quit¨® el dinero con el que pag¨® al portugu¨¦s¡± dijo al jurado. Los investigadores sostienen que fue la madre la que facilit¨® el dinero ya que es la ¨²nica que ten¨ªa acceso a las abultadas cuentas familiares.
Entre ellos se apuntan con el dedo, pero ninguno se declara autor material. Nadie reconoce haberle cortado el cuello a la v¨ªctima y las pruebas cient¨ªficas tampoco han aportado pruebas concluyentes que determinen qui¨¦n empu?¨® el arma blanca. El sicario, que se puso una funda verde que no ha sido encontrada, asevera que golpe¨® a Bernardino con la barra de hierro y lo dej¨® a¨²n con vida en el suelo: ¡°Le pegu¨¦ dos veces y me escap¨¦ porque me entr¨® p¨¢nico¡±. Estuvo esper¨¢ndole en el garaje unas dos horas, sentado y oscuras bajo los efectos de las drogas. ¡°El ¨²nico que pudo haberle hecho el corte en el cuello fue Alberto¡± asinti¨® en la sala se?al¨¢ndole. Sin embargo, la Guardia Civil no hall¨® ninguna huella del yerno en el lugar. Solo han podido certificar que transport¨® al sicario hasta Ver¨ªn.
Los tel¨¦fonos de los acusados echaban humo aquel domingo 11 de septiembre de 2011 en el que alguien mat¨® al ch¨®fer. Los registros telef¨®nicos han destapado que la hija de Bernardino llam¨® 21 veces a su madre. Los aparatos del yerno y el sicario tambi¨¦n sonaron decenas de veces desde las siete de la ma?ana. Alberto incluso hizo un borrado selectivo de las llamadas supuestamente inc¨®modas seg¨²n certifican los peritos. ¡°A m¨ª me llamaron dici¨¦ndome que ten¨ªa que ser aquel d¨ªa porque al d¨ªa siguiente iba a presentar unos papeles¡± dijo el sicario. Posteriormente, un hermano de Bernardino explic¨® al jurado que iba a presentar la demanda de divorcio al d¨ªa siguiente.
Y es que la Guardia Civil sospech¨® del entorno familiar desde el primer minuto. Pincharon tel¨¦fonos, colocaron micr¨®fonos ocultos en coches y realizaron seguimientos durante una investigaci¨®n que concluy¨® con la detenci¨®n de la hija y el yerno, que en sus testificales acabaron inculpando al sicario y a la madre. ¡°Gracias a los micros ocultos confirmamos que la hija estaba en el ajo¡± explic¨® un agente. Los cuatro permanecen en prisi¨®n desde hace dos a?os. Ya entre rejas el yerno lleg¨® a escribir cartas exculpando a las mujeres, pero ahora se retracta. ¡°Me presionaron para que lo hiciese porque entonces a¨²n quer¨ªa a ?ngeles¡± asevera. Al poco de ingresar la c¨¢rcel, ambos pusieron fin a la relaci¨®n y a los bis a bis en los que se fraguaron las extra?as misivas que ahora rechaza.
La fiscal¨ªa considera autor material al sicario e inductores y cooperadores necesarios a madre, hija y yerno. Pide penas que van desde los 17 a los 22 a?os. Las acusaciones ejercidas por un hermano, los nietos y el exyerno de la v¨ªctima aumentan la pena m¨¢xima hasta los 25 a?os de prisi¨®n y reclaman el destierro durante 30 a?os. Tambi¨¦n piden 120.000 euros de indemnizaci¨®n para cada nieto. Las defensas reclaman la libre absoluci¨®n. El jurado popular deber¨¢ dirimir a partir de este mi¨¦rcoles si el yerno actu¨® en solitario movido por deudas empresariales contra¨ªdas en el negocio del ladrillo o si toda la familia teji¨® un plan criminal para hacerse con la herencia millonaria.
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