Instalaciones para ver, tocar y oler
'Ernesto Neto: el cuerpo que me lleva' re¨²ne medio centenar de obras que buscan la participaci¨®n del espectador
El Museo Guggenheim Bilbao expone desde este jueves Ernesto Neto: el cuerpo que me lleva, una retrospectiva ¨²nica dedicada a las grandes esculturas-instalaciones org¨¢nicas del artista brasile?o, obras creadas para descalzarse, subir a ellas y atravesarlas, sentirlas e incluso olerlas.
La exposici¨®n re¨²ne una selecci¨®n de m¨¢s de cincuenta obras desde los noventa hasta la actualidad, algunas creadas por Neto (R¨ªo de Janeiro, 1964) expresamente para Bilbao. La gran mayor¨ªa est¨¢n construidas para que el espectador pueda interactuar con ellas, experimentando su propio cuerpo y sus sentidos, pero a la vez son fr¨¢giles y delicadas, con superficies hechas de poliamida -el material de las medias femeninas- en las que hundir el cuerpo, figuras a las que abrazar y entornos fant¨¢sticos para oler y sentir.
El recorrido se inicia en el atrio, de cuyo techo, a 55 metros, cuelga la instalaci¨®n El cuerpo que cae (Le corps) femenino (de Leviat¨¢n Thot), compuesta por un gran cuerpo colgante y estirado que levita y envuelve al visitante con sus miembros, largos y suaves, que caen pesadamente.
Para Neto, esta bestia representa a la sociedad en la que todos nos encontramos y nos recuerda la fuerza de la gravedad que nos ancla a la tierra. Para apreciar el conjunto de esta escultura, es mejor verla desde arriba, pero la vertiente l¨²dica de Neto ha dejado en el suelo la instalaci¨®n Mirando al cielo, unas hamacas que permiten al visitantes tumbarse y desplazarse con los pies por el atrio, observando tanto la arquitectura del museo como la enorme escultura El cuerpo que cae, que pende sobre sus cabezas
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