M¨²sica y palabra
Los petersburgueses rara vez defraudan al p¨²blico y siempre llenan la sala
Son frecuentes, por fortuna, las visitas de G¨¦rgiev y la orquesta del Teatro Mariinsky, de la que es titular, al Palau de la M¨²sica de Valencia. Los petersburgueses rara vez defraudan al p¨²blico, y siempre llenan la sala. Vinieron esta vez con una sola partitura en la cartera: la Novena Sinfon¨ªa de Mahler, que basta y sobra para completar un programa. G¨¦rgiev, como de costumbre, se las arregl¨® para mantener un vigor tremendo en toda su lectura, que s¨®lo decay¨® un punto en el segundo movimiento, quiz¨¢ algo plano en relaci¨®n a lo que hizo con los otros tres.
Vigor, tensi¨®n sostenida, mirada ligeramente histri¨®nica, claridad en la plasmaci¨®n del contrapunto (eje primordial en esta sinfon¨ªa), atenci¨®n al colorido instrumental (?qu¨¦ bonito, por ejemplo, el inicio, con las sonoridades y las l¨ªneas contrastadas de la trompa y el arpa!), y firme incidencia en los elementos m¨¢s significativos: as¨ª, la angustiosa segunda descendente que recorre todo el primer movimiento, o ese motivo cuya disposici¨®n recuerda a un grupeto en c¨¢mara lenta y que atraviesa el cuarto.
Se ha hablado mucho, como interpretaci¨®n de esta m¨²sica, de la ¡°resignaci¨®n frente a la muerte¡±, con tintes a veces pante¨ªstas, que estar¨ªa presente aqu¨ª, y que supondr¨ªa una evoluci¨®n frente al temor y/o rebeld¨ªa, tambi¨¦n ante la muerte, de algunas sinfon¨ªas anteriores. Todo ello tiene relaci¨®n con la biograf¨ªa del compositor y con una mirada razonable sobre su obra. Adem¨¢s, es imposible sustraerse al deseo de explicar una m¨²sica que estremece como ¨¦sta al oyente.
Orquesta del Teatro Mariinsky de San Petersburgo
Director: Valeri G¨¦rgiev. Novena Sinfon¨ªa de Mahler. Palau de la M¨²sica. Valencia, 12 de febrero de 2014.
Pero es preciso constatar que Mahler renunci¨® aqu¨ª al texto cantado que hab¨ªa utilizado en muchas sinfon¨ªas anteriores, enfrent¨¢ndose ¨Ctambi¨¦n como otras veces- al cuerpo instrumental sin apoyo de la voz. Quiz¨¢ no est¨¦ de m¨¢s recordar la antigua (incluso para Mahler) advertencia de Mendelssohn, cuando dice en una carta de 1842: ¡°(...) Lo que la m¨²sica que amo me expresa no es un pensamiento demasiado indefinido para ser puesto en palabras, sino, al contrario, demasiado definido. Considero que los esfuerzos orientados en expresar tales pensamientos en palabras son loables, pero aun as¨ª me parece algo totalmente insatisfactorio.¡±
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