Vigo, las goteras de la sanidad
La situaci¨®n de la asistencia sanitaria, con el deterioro del hospital Meixoeiro como ¨²ltimo episodio, desata el malestar en la ciudad contra el Sergas
El pasado 10 de diciembre, coincidiendo con la huelga en el sector sanitario, miles de personas salieron a la calle en Vigo en defensa de la sanidad p¨²blica. Fue una de las mayores concentraciones que se recuerdan en la ciudad en muchos meses, a?os quiz¨¢s. La protesta rebas¨® todas las previsiones de los organizadores. No fue una manifestaci¨®n de profesionales de la sanidad, fue una movilizaci¨®n de la ciudad, que asiste a un deterioro de la calidad asistencial fotografiado en sus abultadas listas de espera. Para perplejidad de los propios organizadores, la protesta solo ha tardado dos meses en repetirse con igual o mayor respaldo social.
?El jueves, cuando de nuevo m¨¢s de 10.000 personas salieron a la calle contra la pol¨ªtica sanitaria del Sergas en Vigo, el 10% de las camas del hospital del Meixoeiro permanec¨ªan cerradas y su servicio de Urgencias colapsado a causa de las goteras y filtraciones de agua. ¡°Una met¨¢fora de la situaci¨®n en Vigo¡±, afirma uno de los miembros de la Plataforma SOS Sanidade P¨²blica, convocante de la manifestaci¨®n. Pese a que han pasado casi seis a?os desde que se diagnostic¨® el problema, que requiere la reforma integral de la fachada de un edificio no tan antiguo ¡ªfue inaugurado en 1989¡ª las obras no se han ejecutado. Ni siquiera est¨¢n previstas. Y el temporal hizo el resto.
Pero no era el estado del Meixoeiro el motivo principal de la manifestaci¨®n del jueves, sino la reorganizaci¨®n de las ¨¢reas sanitarias emprendida por el Sergas, que le ha hecho perder a Vigo 300.000 pacientes. La relaci¨®n de los supuestos ¡°agravios¡± que est¨¢n detr¨¢s de las movilizaciones incluye una lista de espera considerada proporcionalmente la mayor de Espa?a, un hospital en construcci¨®n marcado por la pol¨¦mica y una singularidad: el concierto con un hospital privado, el de Povisa, para atender a casi 150.000 pacientes de la sanidad p¨²blica a un precio de 75 millones de euros anuales. Ideado en su d¨ªa para solventar la incapacidad de las infraestructuras sanitarias de Vigo, su reciente renovaci¨®n por 10 a?os ha incrementado las dudas sobre la dimensi¨®n y categor¨ªa del hospital en construcci¨®n.
¡°Lo de la manifestaci¨®n del jueves pasado fue tremendo, enorme¡±, reflexiona Manuel Mart¨ªn, portavoz de la Plataforma SOS Sanidade P¨²blica, una entidad formada principalmente por profesionales de la sanidad, y que ha logrado sumar a su convocatoria no solo a sindicatos, sino tambi¨¦n al Colegio de M¨¦dicos de Pontevedra y a los de odont¨®logos, farmac¨¦uticos y enfermer¨ªa, entre otros, junto a partidos pol¨ªticos y sindicatos. ¡°En las dos ¨²ltimas movilizaciones hab¨ªa mucha gente que ha votado al PP y que est¨¢ realmente molesta con la pol¨ªtica sanitaria de la Xunta en Vigo¡±, advierte Mart¨ªn.
La preocupaci¨®n de Alberto N¨²?ez Feij¨®o por el desgaste que le est¨¢ provocando en Vigo la sanidad viene de lejos. De ella da cuenta una reuni¨®n ¡ªque se intent¨® mantener en secreto¡ª entre el presidente de la Xunta y jefes de servicio de los hospitales p¨²blicos en enero de 2012 en un hotel de la ciudad. El objetivo era convencerles de las bondades del nuevo hospital. No parece haberlo logrado, como demuestra el creciente malestar del colectivo ya no solo contra el modelo de colaboraci¨®n p¨²blico-privada elegido para la construcci¨®n y explotaci¨®n del hospital, que conlleva la privatizaci¨®n de las actividades no sanitarias del centro, sino tambi¨¦n por la reorganizaci¨®n de las ¨¢reas de referencia.
El Colegio de M¨¦dicos de Pontevedra acus¨® recientemente al Sergas de ¡°sustraer pacientes¡± del norte de la provincia hacia Santiago, en referencia a la nueva distribuci¨®n, que conlleva el desv¨ªo de los 300.000 habitantes del ¨¢rea de Pontevedra y O Saln¨¦s a Santiago para varias especialidades que hasta ahora se realizaban en Vigo: cirug¨ªas tor¨¢cica, pl¨¢stica, pedi¨¢trica y card¨ªaca, hemodin¨¢mica, reproducci¨®n asistida, fecundaci¨®n in vitro y neurocirug¨ªa. Se trata de una medida que ha extendido el malestar al norte de la provincia, como lo demostr¨® una manifestaci¨®n el pasado viernes, en protesta por el ¡°perjuicio¡± que la medida causa en los usuarios de la sanidad p¨²blica.
La pol¨¦mica de las ¨¢reas de referencia no est¨¢ desligada del nuevo hospital, ya que los colectivos profesionales y sindicales creen que tiene como finalidad ¡°justificar la construcci¨®n de un hospital m¨¢s peque?o e incapaz de asumir toda la demanda de la actual ¨¢rea de referencia¡±. De los 1,2 millones de habitantes de que constaba el ¨¢rea de Vigo pasa a 900.000. La de Santiago crece de 450.000 a 750.000, mientras que A Coru?a se mantiene en 1,1 mill¨®n de habitantes. Y frente a la explicaci¨®n inicial del Sergas, que vinculaba los cambios a las listas de espera, SOS Sanidade P¨²blica replic¨® con unos datos que revelaron que en los servicios afectados la espera en Santiago es similar o mayor a la de Vigo.
¡°El ¨²nico criterio aplicado es garantizar a los pacientes el acceso a cualquier t¨¦cnica o especialidad, est¨¦ donde est¨¦n¡±, replica el director de Asistencia Sanitaria del Sergas, F¨¦lix Rubial. ¡°En una serie de especialidades muy espec¨ªficas, que requieren mucho conocimiento, se ha procedido a un reparto territorial m¨¢s equitativo, pero los servicios de las tres grandes ¨¢reas, Vigo, Santiago y A Coru?a, son muy equiparables¡±, a?ade Rubial, que sostiene que los cambios no provocar¨¢n molestias a los pacientes, aunque s¨ª movimientos de profesionales.
Pero su discurso no cala en el sur de Galicia, donde los profesionales hablan de descapitalizaci¨®n e incluso de intereses pol¨ªticos y personales en la reforma. Y como ejemplo de la decreciente relevancia de Vigo en el mapa sanitario exponen las t¨¦cnicas y procedimientos de referencia ¨²nicos, es decir, los que se efect¨²an en un solo hospital: frente a los cuatro de Vigo, Santiago cuenta con 10 y A Coru?a con 11. ¡°Eso tiene que ver con las solicitudes. Si A Coru?a y Santiago han solicitado m¨¢s especialidades, es l¨®gico que tambi¨¦n cuenten con m¨¢s, aunque igualmente se les hayan denegado muchas¡±, expone Rubial.
¡°El nuevo reparto es un tremendo varapalo¡±, discrepa Manuel Mart¨ªn, que advierte del impacto que tendr¨¢ en la investigaci¨®n, la docencia y la propia dotaci¨®n presupuestaria. ¡°Est¨¢n preparando a Vigo para un hospital de segunda divisi¨®n. Para ahorrar, para satisfacer a determinados amigos de Feij¨®o y para que Povisa mantenga su negocio con sus 400 camas¡±, acusa. Povisa, el nuevo hospital, las listas de espera y, ahora, las goteras del Meixoeiro completan un panorama que preocupa a profesionales y ciudadanos de Vigo por su deterioro y al Sergas por su creciente impopularidad.
¡°Hay intereses ocultos¡±
El director de Asistencia del Sergas niega que el ¨¢rea de Vigo est¨¦ marginada, aunque admite su peor situaci¨®n. ¡°Contar con una duplicidad como el Xeral y el Meixoeiro es un h¨¢ndicap muy grande, pero el nuevo hospital cambiar¨¢ radicalmente la situaci¨®n¡±, pronostica. F¨¦lix Rubial defiende el modelo de colaboraci¨®n p¨²blico-privada como ¡°el ¨²nico posible¡±. ¡°De otra forma era inviable [construir el hospital]¡±, sostiene.
Con respecto a Povisa, Rubial destaca la adscripci¨®n voluntaria que establece el nuevo concierto, en lugar de los criterios territoriales actuales. ¡°Eso es fundamental, porque Povisa solo cobrar¨¢ por los pacientes que quieran ser tratados en su hospital¡±. Y a?ade: ¡°Existe un compromiso por el mantenimiento del empleo en Povisa, y sin actividad no hay empleo¡±.
El directivo del Sergas atribuye la situaci¨®n del Meixoeiro ¡°a la crudeza del invierno¡± y, aunque admite la urgencia de acometer reparaciones, prefiere esperar a que pase el mal tiempo para reducir el trastorno que causan las obras. ¡°Somos muy respetuosos con los ciudadanos, pero discrepamos de las movilizaciones. Se basan en fundamentos que no son ciertos¡±, subraya Rubial, quien ve detr¨¢s ¡°intereses ocultos¡±: ¡°Son f¨¢ciles de descubrir, viendo qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de las protestas¡±.
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