Los bosques se regeneran mejor si los ratones no temen por su vida
Un estudio del CREAF demuestra que los roedores cambian sus h¨¢bitos de b¨²squeda y manipulaci¨®n de las bellotas si detectan depredadores
Los ratones tienen una misi¨®n fundamental en la regeneraci¨®n natural de las plantas. Estos roedores en su misi¨®n de buscar v¨ªveres dispersan las semillas de los ¨¢rboles. Pero esta funci¨®n est¨¢ condicionada a los olores que perciben. Si los ratones huelen a jineta, uno de sus depredadores naturales, estos "son m¨¢s cautos en sus movimientos y pasan m¨¢s tiempo de vigilancia, tiempo que no dedican a buscar bellotas", explica Pau Sunyer, investigador del Centro de Investigaci¨®n Ecol¨®gica y Aplicaciones Forestales (CREAF).
El estudio, publicado en la revista Functional Ecology, y en el que tambi¨¦n han participado la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y el Instituto de Investigaci¨®n de Recursos Cineg¨¦ticos (IREC), revela que los ratones de campo (Apodemos sylvaticus), en cambio, son m¨¢s efectivos en la dispersi¨®n de bellotas cuando perciben el olor de otros roedores, ya que compiten con ellos por el alimento.
Las plantas, seg¨²n los investigadores, prefieren que los ratones tengan miedo a ser saqueados y no a ser engullidos por sus depredadores. Este comportamiento de los roedores se produce "en cuesti¨®n de minutos y en un espacio de pocos metros". Sin embargo, remarca el estudio, puede tener consecuencias a una escala m¨¢s grande en la regeneraci¨®n natural de los bosques en la distribuci¨®n de las plantas, ya que los ratones almacenan sus alimentos bajo tierra. "Cuanto mayor sea la proporci¨®n de semillas enterradas por los ratones, mayor ser¨¢ la probabilidad de que germinen nuevas plantas. Por tanto, a estas les interesa que haya una buena poblaci¨®n de roedores y no de jinetas", explica Alberto Mu?oz, investigador de la UCM y del CREAF.
Los investigadores tambi¨¦n ponen de relieve la fuerte interconexi¨®n que hay entre las especies de un ecosistema, incluso cuando est¨¢n en niveles diferentes de la cadena alimenticia. "La presencia de un carn¨ªvoro que, evidentemente, no come bellotas, puede modificar la regeneraci¨®n natural del bosque y la distribuci¨®n de especies tan importantes en nuestros ecosistemas como el roble o la encina", apostilla Josep Maria Espelta, investigador del CREAF.
El estudio se llev¨® a cabo en la sierra de Collserola, en Barcelona. Y para realizarlo los investigadores colocaron al lado de las bellotas algodones impregnados con agua y excrementos de jineta y rat¨®n.
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