El cazador de luces del norte

Considerado uno de los primeros impresionistas espa?oles, el pintor asturiano Dar¨ªo de Regoyos (1857-1913) fue sobre todo un maestro del paisajismo que supo embaucar al espectador para convertirlo en un elemento m¨¢s de su obra. Su manera de trabajar con la luz, los colores y las formas convirtieron al artista nacido en Ribadesella en uno de los grandes del paisajismo del siglo XIX europeo debido a su temprana vinculaci¨®n a los grupos vanguardistas belgas de L¡¯Essor y Les Vingt.

Lo esencial de su producci¨®n, un centenar de obras, llega ahora al Museo Thyssen-Bornemisza en una exhibici¨®n antol¨®gica que antes se ha podido ver en el Bellas Artes de Bilbao (60.000 visitantes) y que viajar¨¢ despu¨¦s al Museo Carmen Thyssen de M¨¢laga. Los tres museos han contribuido con piezas destacadas de sus respectivas colecciones (la propia Carmen Thyssen es propietaria de cuatro de los paisajes) a las que se han sumado instituciones como los Mus¨¦es Royaux des Beaux-Arts de Belgique, el Mus¨¦e d¡¯Orsay de Par¨ªs, el Museu Nacional d'Art de Catalunya y el Reina Sof¨ªa, adem¨¢s de numerosas colecciones particulares.

La exposici¨®n, que estos d¨ªas convive en el Thyssen con la retrospectiva dedicada a Paul C¨¦zanne, es un recorrido por toda su obra organizado por Juan San Nicol¨¢s, comisario de la muestra. A modo de presentaci¨®n del autor, se han reunido cinco autorretratos del artista que cuelgan junto a otros que le dedicaron sus amigos pintores. En esos primeros a?os hay trabajos en los que su pintura empieza ya a estar protagonizada por los efectos lum¨ªnicos que acabar¨ªan adue?¨¢ndose de sus telas. En esos primeros trabajos se recogen las influencias de quien fue su gran maestro, Carlos de Haes.

De sus viajes por Espa?a junto al poeta ?mile Verhaeren, cuelgan los trabajos inspirados en la Espa?a negra. Son ¨®leos, pasteles, acuarelas y dibujos que le sirvieron para ilustrar las impresiones del recorrido. V¨ªctimas de la fiesta (1894) o Viernes Santo en Castilla (1904) son algunas de las obras m¨¢s relevantes de este apartado.

En Par¨ªs y Bruselas tuvo la oportunidad de enriquecer sus conocimientos con los artistas James Ensor, Camille Pissarro, Georges Seurat o Paul Signac. Con ellos ahond¨® en el neoimpresionismo o el divisionismo, pero lo que a ¨¦l le seduc¨ªa de verdad era pintar al aire libre y correr contra el tiempo para hacerse con la luz. Cuenta el comisario que a Regoyos le gustaba trabajar en interiores y que para ello transportaba cada d¨ªa su caballete. ¡°Le interesaba la impresi¨®n inmediata que produce la apariencia de las cosas y de las personas¡±, a?ade.

Convencido de que cada artista tiene su propia luz, Regoyos escogi¨® el Cant¨¢brico para encontrar la iluminaci¨®n natural necesaria para sus vistas del campo. En este recorrido central de la exposici¨®n, las salidas y puestas de sol se entrecruzan con los d¨ªas nublados, vendavales y aguaceros que tanto predominan en el norte de Espa?a. Carmen Thyssen, coleccionista entregada del pintor espa?ol, explica que nadie como ¨¦l consigue arrebatar al espectador para hacerle parte de sus paisajes. ¡°Por eso me fascina tanto¡±, cont¨® ayer la baronesa.

La ¨²ltima parte de la exposici¨®n coincide con la de la vida del pintor: sus ¨²ltimos a?os en Barcelona, ciudad en la que muri¨® a consecuencia de un c¨¢ncer de lengua, con solo 55 a?os. Las comarcas catalanas inspiraron tambi¨¦n una gran parte de sus bell¨ªsimos paisajes. En Barcelona logr¨® protagonizar dos exposiciones y all¨ª realiz¨® tambi¨¦n algunos de sus paisajes urbanos: El Tibidabo por la tarde, El Tibidabo por la ma?ana o las vistas de La Diagonal constituyen algunas de las paradas obligatorias de esta gran exposici¨®n.

Dar¨ªo de Regoyos (1857-1913). Museo Thyssen-Bornemisza. Paseo del Prado 8. Desde hoy hasta el 1 de junio.