Un poder tranquilo

Teniendo en cuenta que dirigi¨® su primer concierto a los 9 a?os y que el pr¨®ximo mes cumplir¨¢ 84, Lorin Maazel, con unos 5.000 conciertos a cuestas, es hoy el director m¨¢s experimentado del mundo. Se nota.

Maazel ya no dirige en el sentido tradicional del t¨¦rmino, s¨®lo en alg¨²n pasaje comprometido se arremanga y marca exactamente lo que quiere, en el resto de la traves¨ªa dirige la estrategia general, deja el detalle a sus suboficiales y contramaestres y como siempre se pone al frente de orquestas de primer nivel, todo acaba bien.

Maazel tiene claro que la direcci¨®n orquestal es una forma de poder y por edad sabe que cu¨¢nto mas tranquilamente se ejerce, mayor es el poder. Maazel emana autoridad.

Muy h¨¢bil y con gran sentido del espect¨¢culo, no gasta p¨®lvora en salvas. En el Vals triste de Sibelius, estuvo fant¨¢stico, fren¨® tanto el tempo y administr¨® los silencios con tal habilidad que consigui¨® que sonara oscuro, deprimido, desesperanzado, mortal.

Se sigui¨® con la Cuarta Sinfon¨ªa de Schumann. Los resultados fueron buenos. La excelencia, sin embargo, se alcanz¨® en la segunda parte, ocupada en solitario por la Segunda Sinfonia de Sibelius. Aqu¨ª la Orquesta Filarm¨®nica de Munich pudo exhibir la alt¨ªsima calidad que mantiene en todas sus secciones, su poder din¨¢mico sin merma de la calidad del sonido y su flexibilidad para los detalles y los matices. La pieza, vistosa, con car¨¢cter, propicia la espectacularidad. Maazel, tranquilamente, dominando en todo momento la situaci¨®n, la puso de magn¨ªficamente de relieve.