Subero ya no vive aqu¨ª
Un arquitecto retrata durante casi un a?o el cierre de una ferreter¨ªa centenaria en la calle de Fuencarral y su metamorfosis en el local de una multinacional de ropa interior
De camino hacia la piscina municipal, Jacobo Armero repar¨® un d¨ªa en el cierre de la centenaria Ferreter¨ªa Subero, en la calle de Fuencarral, la misma que ¨¦l tanto hab¨ªa usado durante su ¨¦poca como estudiante de Arquitectura. Y el hombre ¡ªapasionado como es, adem¨¢s, de la ciudad de Madrid, de su vida y de su historia, sobre la que ha centrado muchos t¨ªtulos de su editorial, Armero Ediciones¡ª se puso a pensar en c¨®mo la peatonalizaci¨®n en 2009 del primer tramo de Fuencarral, el m¨¢s cercano a la Gran V¨ªa, ha ido expulsando a los comercios tradicionales para dar paso a todo tipo de franquicias y de grandes cadenas (sobre todo, de ropa) al m¨¢s puro estilo de centro comercial a la americana. Y, acto seguido, se pregunt¨®: ¡°?En qu¨¦ se convertir¨¢ este local? ?Qu¨¦ ser¨¢ Subero? ?Una tienda de esas de yogures?¡±.
Y decidi¨®, all¨¢ por marzo de 2013, empezar a hacer fotograf¨ªas de la transformaci¨®n del local ¡ªal modo del personaje de Harvey Keitel en la pel¨ªcula Smoke, aunque con un pel¨ªn menos de constancia y precisi¨®n¡ª hasta que llegara el nuevo negocio. As¨ª naci¨® esta historia en im¨¢genes que ha ido publicando en su blog y que cuenta casi un a?o de la vida de un barrio, el de Malasa?a, cada vez m¨¢s tur¨ªstico y comercial y menos residencial. Y, al final, la met¨¢fora se complet¨® de una manera casi perfecta, al convertirse la ferreter¨ªa familiar con 150 a?os de historia ¡ª¡°en realidad, era m¨¢s bien un comercio de venta de todo tipo de metales¡±¡ª en algo completamente opuesto: una tienda de lencer¨ªa femenina de la multinacional Women¡¯Secret.
Normalmente, entre las bondades que se venden junto a la peatonalizaci¨®n de una calle c¨¦ntrica est¨¢ la revalorizaci¨®n de la zona o la calidad de vida que ganar¨¢n los vecinos con la ausencia de coches. Pero Armero se?ala inconvenientes, por ejemplo, que se convierte en un lugar m¨¢s inseguro de noche, por lo des¨¦rtico, o esa p¨¦rdida del comercio del d¨ªa a d¨ªa al subir los precios de tal modo que solo las grandes marcas pueden pagar los locales. ¡°Yo llam¨¦ cuando lo pusieron en alquiler [la antigua ferreter¨ªa] y ped¨ªan 30.000 euros al mes¡±, explica el tambi¨¦n consultor inmobiliario.
Hoy, el cartel de Subero est¨¢ en la trastienda de la Ferreter¨ªa Del Olmo, la que uno de los empleados que llevaba 29 a?os en la tienda de Fuencarral ha abierto en la ronda de Segovia con muchos de los muebles y la mayor¨ªa de productos de aquella otra. ¡°Tengo que arreglarlo, cuando lo descolgaron no pusieron cuidado¡±, cuenta ?ngel del Olmo en su nuevo establecimiento, que, poco a poco, va echando a andar: ¡°Bueno, aqu¨ª hay menos movimiento¡±.
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