Brillante futuro, triste presente
En las ¨²ltimas semanas el Gobierno catal¨¢n ha abrazado la democracia radical. El consejero de la presidencia, Francesc Homs, ha afirmado en reiteradas ocasiones que el voto de un ciudadano de a pie vale igual que el de un empresario por grande que sea. La declaraci¨®n de Homs es encomiable, porque remacha regla de oro de la democracia y entierra nominalmente el odioso sufragio censitario, como el que, de acuerdo con la legislaci¨®n prusiana del siglo XIX, permit¨ªa que en los comicios de Essen el solo voto de Alfred Krupp -de la dinast¨ªa de industriales del Ruhr- equivaliera a m¨¢s del 30% del total padr¨®n electoral.
CiU se ha convertido en abanderada del igualitarismo del sufragio cuando los vientos de la gran patronal catalana soplan en contra de la consulta. Ahora predica que el voto de un gran empresario vale igual que el de cualquier ciudadano. La Catalu?a del futuro acoge as¨ª bajo su c¨¢lido manto fraternal a una naci¨®n de hombres libres e iguales en contraste con el inh¨®spito mundo exterior. Y es que en el acalorado viaje a ?taca CiU est¨¢ redescubriendo los grandes valores plasmados en La Rep¨²blica de Plat¨®n: una sociedad en armon¨ªa, con sabios gobernantes, valientes guerreros y laboriosos agricultores.
El Gobierno catal¨¢n dibuja un almibarado futuro mientras un 11,6% de los ciudadanos no puede pagar la hipoteca a fin de mes
La nueva Hacienda presentada el pasado viernes por Artur Mas quiere ser un ejemplo de los andares de la nueva Catalu?a soberana: ¡°Menos fraude fiscal, m¨¢s cooperaci¨®n y no tanta represi¨®n; nada de calcos de la Agencia Tributaria Espa?ola¡±. La propuesta de Tributs de Catalunya no pasa de ser un wishful thinking que pretende edulcorar el futuro para huir de los rigores del presente. Quiz¨¢s al Gobierno catal¨¢n y a sus aliados se les est¨¢ yendo la mano en el alm¨ªbar al describir el horizonte que nos aguarda. Estamos condenados a grandilocuentes discursos tan hueros como muchas de las estructuras de Estado que se presentan, mientras transcurre el d¨ªa a d¨ªa y la situaci¨®n no mejora para la gran mayor¨ªa de los ciudadanos. El brillante futuro se erige como sustitutivo de un presente m¨¢s bien triste, en el que Catalu?a est¨¢ situada en el segundo lugar de las autonom¨ªas con mayor porcentaje de hogares considerados pobres, seg¨²n el informe dado a conocer por Funcas esta misma semana.
El proceso soberanista act¨²a de catalizador de esperanzas. Pero la fe en la utop¨ªa no puede ser el ¨²nico norte, sino va acompa?ado de hechos o de medidas tangibles. No se puede fiar todo a la fraternidad catalana si los discursos no van de la mano de los hechos.
La pol¨ªtica de recortes no puede desembocar en promesas de un futuro incierto en el que parece ser que los catalanes lo vamos a compartir todo como buenos hermanos. Somos la patria de Pla, Mir¨® o Gaud¨ª y tambi¨¦n la de F¨¨lix Millet y Jordi Montull. Nada hace suponer que seremos mejores si no concretamos medidas para serlo m¨¢s all¨¢ del buen rollo nacional.
La ¡°nueva pol¨ªtica catalana¡±, de la que presume CiU, no pasa de ser un calco de viejas pr¨¢cticas espa?olas, esas que, aseguran, son su ant¨ªtesis
Los grandes principios son una cosa y otra distinta su traducci¨®n en la vida cotidiana. La igualdad de voto debe ser tomada en serio. La pol¨ªtica debe garantizar la equidad, pues la democracia ha de suponer igualdad de derechos. Y por eso, m¨¢s all¨¢ de los grandes principios, los poderes deben ser proactivos. No puede entenderse que se ayude a los bancos a salir de la crisis (m¨¢s de 40.000 millones de euros a fondo perdido) si no se ayuda en la misma proporci¨®n a quienes son desahuciados por impago de las hipotecas. Un 11,6% de la poblaci¨®n catalana asegura no poder hacer frente al pago de la hipoteca o de alg¨²n recibo a fin de mes. La crisis requiere solidaridad y la Catalu?a del futuro no puede fiarlo todo a una Hacienda vagamente ¡°no represiva¡±. El Gobierno de Artur Mas tiene ahora la oportunidad de vincular su proyecto a la justicia social: tomando medidas contra la exclusi¨®n social de los m¨¢s fr¨¢giles, legislando a favor de las sanciones a las entidades financieras que mantengan viviendas vac¨ªas, reinstaurando un sistema eficaz de renta m¨ªnima de inserci¨®n y, desde luego, recordando que de la lucha contra el fraude fiscal se podr¨ªa obtener m¨¢s que de la franja alta, los 16.500 millones de euros, del d¨¦ficit fiscal catal¨¢n.
Y algunos peque?os pasos se pueden ir dando, poco a poco. Es l¨ªcito que el soberanismo en el poder tenga un proyecto social de futuro, pero tambi¨¦n debe gobernar y gestionar el presente, m¨¢s que tratar de huir de ¨¦l porque no le gusta. De otra manera, la ¡°nueva pol¨ªtica catalana¡±, de la que presume CiU, no pasa de ser un calco de viejas pr¨¢cticas espa?olas, esas que, aseguran, son su ant¨ªtesis.
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