Un ¡®brahms¡¯ dulce y acogedor

Tras pasar por Valencia y Alicante (22 y 24 de febrero) y antes de ir a Bilbao y Las Palmas (27 de febrero y 3 de marzo) pasaron por el Palau de la M¨²sica, convocados por Ibercamera, dos j¨®venes y ya destacad¨ªsimos int¨¦rpretes, los hermanos Sergey y Lusine Khachatryan, viol¨ªn y piano respectivamente, para ofrecer el programa que actualmente llevan en gira y que han grabado recientemente en disco, la integral de las sonatas para viol¨ªn y piano de Brahms.

Brahms, de un modo general y con todas las excepciones que se quiera, es un autor espeso, denso, sus texturas son consistentes y, al piano, siempre parece que faltan dedos para poder tocar todo aquello. En sus tres sonatas para viol¨ªn y piano, sin embargo, Brahms aparece como un autor mucho m¨¢s c¨®modo y llevadero. El Brahms de los Khachatryan abunda en ese lado amable del compositor y lo lleva al extremo. Ellos lo presentan dulce y acogedor, intensamente l¨ªrico, muy comedido en las din¨¢micas, muy cantabile y f¨¢cil, una delicia.

El ¨²nico reproche que cabr¨ªa poner a esa interpretaci¨®n ser¨ªa, quiz¨¢, un escaso relieve y contraste en los tempi que tend¨ªan todos a igualarse a la baja creando una cierta monoton¨ªa.

El entendimiento entre los hermanos fue perfecto. Sergey, que tocaba un Guarnerius de 1740, posee un sonido inmaculado y una t¨¦cnica prodigiosa y Lusine, su hermana, supo en todo momento ser dulce con el piano sin perder car¨¢cter ni protagonismo.