Rehenes en cadena
Mientras el PSOE no pueda emanciparse de la tutela moral derechista, el federalismo socialista ser¨¢ un brindis al sol
De acuerdo, conveng¨¢moslo: ni el guionista, ni el productor, ni el director del v¨ªdeo sobre el supuesto inicio del desarme de ETA van a ganar este pr¨®ximo domingo el ?scar de Hollywood en sus respectivas especialidades. Todas las cr¨ªticas sobre la ¨ªnfima cuant¨ªa del arsenal ¡°inutilizado¡±, sobre la rudimentaria neutralizaci¨®n de las armas (en una caja de cart¨®n cerrada con cinta adhesiva...), sobre la dudosa credibilidad del episodio, etc¨¦tera, son, pues, comprensibles y l¨ªcitas.
Sin embargo, de ah¨ª a la criminalizaci¨®n y el amedrentamiento de los verificadores va un trecho. Cuando el inefable Esteban Gonz¨¢lez Pons acusa a los miembros de la Comisi¨®n Internacional de Verificaci¨®n de ¡°trabajar para ETA¡±; cuando los palmeros de G¨¦nova en las grandes tertulias radiotelevisivas describen a Ram Manikkalingam como ¡°un jeta¡± y a sus compa?eros como una tropilla de aprovechados o de asesinos por complicidad; cuando el Gobierno ¡ªa trav¨¦s de la fiscal¨ªa¡ª se arriesga a roces diplom¨¢ticos cit¨¢ndoles a declarar sin fruto ¨²til alguno ante la Audiencia Nacional (varios de ellos han ocupado altos cargos pol¨ªticos en sus pa¨ªses, y cuentan con el apoyo de distintas capitales europeas), es porque, en la gesti¨®n del final de ETA, el PP no es libre, sino reh¨¦n.
Reh¨¦n de las asociaciones de v¨ªctimas (esta vez fue Covite, otras la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo, o Voces contra el Terrorismo, o...) erigidas en poder f¨¢ctico. Y, detr¨¢s de ellas, reh¨¦n del espectro de Vox, el nuevo partido de Ortega Lara, y su temido debut en las europeas.
En la gesti¨®n del final de ETA, el PP no es libre, sino reh¨¦n
Rajoy y los suyos tampoco son libres a la hora de afrontar lo que en Madrid llaman ¡°el desaf¨ªo catal¨¢n¡±. Bien se ha visto estos d¨ªas: un PP con casi 11 millones de votos y 186 diputados, convertido en perrillo faldero de Rosa D¨ªez, regateando enmiendas con ella y cedi¨¦ndole la primac¨ªa, el liderazgo en la defensa de la sagrada unidad de la patria. Es bien cierto que Uni¨®n, Progreso y Democracia s¨®lo tiene 1,1 millones de sufragios y cinco esca?os. Pero las encuestas le son propicias, las europeas le resultan especialmente favorables y un rajoyismo acomplejado no puede aparecer tibio o displicente en el rechazo del ¡°plan secesionista¡± de Artur Mas y compa?¨ªa.
As¨ª, pues, en dos temas cruciales, el Partido Popular es reh¨¦n de dos minor¨ªas activas y ruidosas: ciertas v¨ªctimas del terrorismo con Vox al fondo, y UPyD. Pero la cadena de servidumbres no termina ah¨ª, porque acerca de esos mismos asuntos el PSOE se ha resignado a ser reh¨¦n del PP y de Rosa D¨ªez.
S¨ª, es verdad que, durante las negociaciones de pasadizo en torno a la moci¨®n ¡°antisecesionista¡± de UPyD, por momentos pareci¨® que los socialistas se desmarcar¨ªan al menos de una parte de ella. Al final no hubo suficiente coraje, y los 110 diputados del PSOE (incluidos los 14 del PSC) se sumaron mansamente al vasto bloque de trescientos esca?os del nacionalismo espa?ol capitaneado por la se?ora D¨ªez.
Lo m¨¢s asombroso del caso es que, pocos minutos despu¨¦s de haber participado en ese alarde espa?olista (el argot pol¨ªtico de la Restauraci¨®n lo llamaba ¡°tocar la Marcha de C¨¢diz¡±), el mismo Alfredo P¨¦rez Rubalcaba reconoc¨ªa en rueda de prensa que se trat¨® de una ¡°trampa parlamentaria¡± del partido magenta, promet¨ªa ¡°no jugar al gato y al rat¨®n nunca m¨¢s¡± y se?alaba juiciosamente que tales mociones no resuelven nada: ¡°Que cada quince d¨ªas haya un viva la Constituci¨®n y un no al derecho de autodeterminaci¨®n no arregla el problema con Catalu?a. (...) La sexta vez que hayamos dicho no, habremos envenenado el problema. No basta con decir no¡±. En efecto, no basta; pero, reh¨¦n del miedo a que el PP y el espa?olismo medi¨¢tico lo tachen de poco patriota, el PSOE ni siquiera fue capaz de abstenerse.
Un rajoyismo acomplejado no puede aparecer tibio o displicente en el rechazo del ¡°plan secesionista¡± de Artur Mas
Con todo, la cautividad socialista no se limita al tema catal¨¢n. Cuando estall¨® la ¨²ltima crisis pol¨ªtica en Navarra, dio la impresi¨®n de que los socialistas de la comunidad foral estaban resueltos a presentar una moci¨®n de censura contra Yolanda Barcina, iniciativa que, para triunfar, requiere de los votos de Bildu no de cara a gobernar luego juntos, sino solo a forzar elecciones anticipadas el pr¨®ximo 25 de mayo. Bildu ¡ªrecord¨¦moslo¡ª es una coalici¨®n perfectamente legal incluso para la Ley de Partidos de 2002, y ETA no mata desde hace casi cuatro a?os porque est¨¢ derrotada y en v¨ªas de extinci¨®n.
Pues bien, bast¨® que De Cospedal amenazase con establecer un v¨ªnculo entre el PSOE y ¡°quienes apoyaron al terrorismo¡± para que Elena Valenciano (preocupada por las europeas) y ?scar L¨®pez corrieran a asegurar que ¡°los socialistas no ir¨¢n a ning¨²n sitio con Bildu¡±. S¨ª, la corrupci¨®n debe ser combatida, y Navarra gobernada; pero afrontar el 25-M con el PP present¨¢ndoles como aliados de la izquierda abertzale ser¨ªa suicida, han concluido en Ferraz.
Mientras el PSOE no pueda emanciparse de esa tutela moral derechista, mientras sean el PP y sus coros quienes definan qu¨¦ es patri¨®tico y qu¨¦ no, el federalismo socialista ser¨¢ un brindis al sol.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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