Qu¨¦ hace Europa con los lectorados
En tres a?os los lectores de espa?ol hemos asistido a una operaci¨®n de precarizaci¨®n salvaje e inexplicable
Hace cuatro a?os, en 2010, obtener una plaza de lector de espa?ol en Hong Kong mediante la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional (AECI) no estaba mal. Digo que no estaba mal por lo que vendr¨¢ despu¨¦s. Pero entonces, en 2010, uno se marchaba a 10.000 kil¨®metros de casa a dar clases de lengua y de literatura espa?olas en una universidad, colaboraba en actos y eventos de promoci¨®n cultural con la embajada, y percib¨ªa 1800 euros al mes, m¨¢s una ayuda de 1.800 euros de gastos de viaje.
Si uno escog¨ªa Uganda, Mal¨ª o Namibia (lugares con un nivel de vida inferior al de Hong Kong, pero con peores condiciones aparentemente) el sueldo oscilaba tambi¨¦n entre 1800 y 1850 euros, con su correspondiente ayuda de viaje. Pero estos contratos con estos sueldos (que no pueden parecer, al menos, escandalosos) eran realmente pocos. Uno se pod¨ªa ir a Bosnia, a Azerbaiy¨¢n o a Bielorrusia por 1.500 euros. O bien se pod¨ªa ir a Estados Unidos, a Australia o Canad¨¢ (donde el nivel de vida era muy superior al resto de pa¨ªses) por 1.300 euros. Y la mayor¨ªa de destinos, con sus miles de kil¨®metros hacia el este o hacia el oeste, oscilaban entre estas dos cifras: 1.300-1.500.
En realidad, el nivel de vida de los lugares de destino no era el ¨²nico criterio que baremaba la AECI para fijar los sueldos de los profesores, sino m¨¢s bien la conveniencia de nuestro pa¨ªs a la hora de implantarse en tal o cu¨¢l lugar. No importaba tanto la situaci¨®n del profesor o de la profesora, como la pertinencia de exportar nuestra lengua y nuestra cultura a pa¨ªses o a regiones emergentes, y por consiguiente susceptibles de establecerse potenciales relaciones comerciales entre ambos. No en vano, los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea quedaban (quedan) fuera de esta convocatoria porque, de hecho, el programa de lectorados se circunscrib¨ªa al ¨¢mbito de acci¨®n de la Agencia de Cooperaci¨®n Internacional, no con un sentido altruista, sino como forma de inversi¨®n. ?Qu¨¦ ha pasado desde ese 2010/2011, ¨²ltimo a?o del gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero? De todo.
En 2012, primer a?o de gobierno de Mariano Rajoy, se suprimieron el 70% de los convenios con las universidades de destino. De 211 docentes, se eliminaron 154. Y lo que es m¨¢s grave, muchos de ellos con contrato renovado y en vigor, por lo que se quedaron de la noche a la ma?ana (y a mitad de curso en algunos casos) sin trabajo y sin amparo legal.
En 2013 y en 2014, no es que la AECI haya recuperado los convenios de colaboraci¨®n perdidos, al contrario: ha consumado una verdadera masacre salarial. Justo esta semana ha lanzado la convocatoria de lectorados para el curso 2014/2015, y el panorama es desolador. En 2014, quien se vaya a Hong Kong lo har¨¢ por 1.200 euros al mes (un 30% menos con respecto a 2010) y con una ayuda de viaje de 340 euros (un 80% menos). Pero quien se vaya a Namibia, a Bosnia, a Azerbaiy¨¢n o Bielorrusia lo har¨¢ por 600 euros al mes (entre un 60% y un 70% menos), con una ayuda de entre 100 y 340 euros de viaje (entre un 60 y un 90% menos). Y quedar¨¢ a expensas de lo que la universidad pueda aportar: en algunos casos una mera ayuda al alojamiento, en otros un complemento salarial de un m¨¢ximo de 600 euros, lo que hace un total de 1.200 (sueldo m¨¢ximo desde 2013).
Demasiadas cifras que nos han ido cercenando entre BOE y BOE, con una primera conclusi¨®n: en tres a?os los lectores de espa?ol hemos asistido a una operaci¨®n de precarizaci¨®n tan salvaje y tan sistematizada como inexplicable, y ya ni hablo de aquel objetivo del programa en tanto que inversi¨®n en pa¨ªses emergentes; habiendo suprimido el 70% de los lectorados, da risa.
El mazazo a las condiciones de trabajo han sido brutales y me temo que irrecuperables. Perder un 30% o un 60% de sueldo se ha consumado con total normalidad en tres a?os (y con una vergonzosa arbitrariedad) sin que nadie ni nada haya puesto resistencia.
Naturalmente en primer lugar deber¨ªamos haberla puesto los propios profesores, aun siendo conscientes de que la del lector es una figura en la que uno puede permanecer un a?o, dos o como mucho cuatro, es decir, pasajera. Pero no ha habido ninguna respuesta. El silencio. El vac¨ªo. La nada. Quiz¨¢s a¨²n estemos a tiempo para futuras convocatorias, de modo que atajemos de alguna manera la subasta de empleo que el Gobierno espa?ol est¨¢ llevando a cabo.
Pero en segundo lugar, es la Uni¨®n Europea quien debe regular esta figura docente de la que no solo Espa?a, sino tambi¨¦n Francia, o Alemania, o Portugal y otros muchos pa¨ªses se han aprovechado. M¨¢s all¨¢ de la AECI, cada Gobierno, cada universidad o cada instituto (incluidos el Instituto Etxepare para el euskera, el Institut Ramon Llull para el catal¨¢n o la Secretar¨ªa Xeral de Pol¨ªtica Ling¨¹¨ªstica de la Xunta para el gallego) mantiene unos contratos diferentes entre s¨ª en cuanto a horas de trabajo, sueldo, forma de pago, labores de representaci¨®n y colaboraci¨®n con las embajadas, pero todos con una norma general: la precarizaci¨®n m¨¢s absoluta.
La falta de regulaci¨®n de esta figura (insisto, tanto docente como de representaci¨®n) facilita la masacre anual del BOE, puesto que es una figura docente definida en las estrategias europeas de educaci¨®n como una figura todav¨ªa en etapa de formaci¨®n una vez acabada la licenciatura o el grado (lo cual es mentira, puesto que las exigencias expl¨ªcitas en las convocatorias de lectorado son de m¨¢ster e incluso de doctorado). La Uni¨®n Europea est¨¢ aprovech¨¢ndose tambi¨¦n de esta desregulaci¨®n para exportar talento a muy bajo coste, lo cual atenta contra todo esp¨ªritu europeo y todo documento econ¨®mico, social o educativo de la Uni¨®n, y para ensayar con una universidad de servicios externalizados.
Si hemos aceptado sueldos de 600 euros en Namibia, en Sud¨¢frica, en Tailandia o en Uzbekist¨¢n, ?cu¨¢nto m¨¢s podemos rebajar las condiciones de trabajo de los lectores en el extranjero? ?Hasta d¨®nde podemos aguantar? ?Hasta d¨®nde alcanzar¨¢ el nombre de Europa, con todo su prestigio secular, para esconder el trasfondo vergonzoso de sus trabajadores que todav¨ªa cuidan de su imagen por todo el mundo? All¨¢ donde estemos cada uno y cada una, m¨¢s cerca o m¨¢s lejos, estamos esperando a que nuestro pa¨ªs se comporte como lo que decimos que es.
Jos¨¦ Mart¨ªnez Rubio es doctor en Literatura Espa?ola y lector de intercambio en la Universidad de Bolonia
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